En un informe publicado recientemente, los analistas de VIS Rating afirmaron que la regulación mencionada anteriormente sobre el endurecimiento de los ratios de apalancamiento ayuda a que el marco legal para las empresas no públicas sea coherente con el de las empresas públicas en virtud de la Ley de Valores de 2024, sin obstaculizar las actividades de emisión de bonos corporativos.
“Creemos que la nueva regulación tendrá un impacto mínimo en las actividades de emisión de bonos privados. Nuestros datos sobre todas las empresas no cotizadas en Vietnam en los últimos tres años muestran que solo alrededor del 25% de las empresas tienen un ratio superior a 5 veces o un patrimonio neto negativo”, señala el informe.
Si bien la reducción del ratio de apalancamiento no tiene un gran impacto en el mercado, VIS Rating también cree que un alto apalancamiento no es la causa del lento reembolso de los bonos y recomienda que los inversores no consideren este el factor más importante a la hora de invertir en bonos.
Los datos de VIS Rating muestran que la razón por la que 182 empresas han tardado en pagar sus bonos recientemente no se debe a un alto apalancamiento, sino principalmente a un flujo de caja débil y una mala gestión de la liquidez.
En concreto, menos de una cuarta parte de las 182 empresas mencionadas anteriormente tienen un ratio de apalancamiento superior a 5 veces o un patrimonio neto negativo. El ratio de apalancamiento de las tres cuartas partes restantes de las empresas con retrasos en los pagos de bonos es de tan solo 2,8 veces, aproximadamente igual al nivel medio de otros emisores que no presentan retrasos en dichos pagos.
Según las estadísticas de la compañía, a pesar de un apalancamiento moderado, el 90% de los emisores de bonos morosos no generan suficiente flujo de caja operativo para pagar los intereses periódicos ni tienen la liquidez necesaria para amortizar el principal a su vencimiento. Casi el 40% de los bonos morosos tienen vencimientos muy cortos, de entre uno y tres años, y suelen utilizarse para proyectos a largo plazo que no generan flujo de caja de forma oportuna. Sin un flujo de caja estable, los emisores se ven obligados a recurrir en gran medida a la refinanciación, es decir, a utilizar nueva deuda para pagar la antigua. En consecuencia, el 85% de los impagos se producen durante los tres primeros años posteriores a la emisión.
Además, cerca del 40% de los bonos morosos están garantizados por activos difíciles de valorar o liquidar, como cuentas por cobrar relacionadas con proyectos inmobiliarios, contratos de cooperación empresarial y derechos de renta de proyectos futuros. La falta de mecanismos eficaces de reestructuración de deuda y la escasa aplicación de recursos legales incrementan aún más la tasa de morosidad.
Por lo tanto, aunque el apalancamiento se considera uno de los riesgos a tener en cuenta, los expertos de VIS Rating recomiendan que los inversores consideren muchos factores, especialmente la capacidad de generar flujo de caja, en lugar de fijarse únicamente en el apalancamiento financiero al comprar bonos corporativos.
Fuente: https://baodautu.vn/siet-ty-le-don-bay-tu-17-khong-can-tro-hoat-dong-phat-hanh-trai-phieu-cua-doanh-nghiep-d315424.html






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