Características estructurales y composicionales ampliadas del "cemento vivo" - Foto: CRPS
Recientemente, un grupo de científicos de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y la Universidad de Chongqing Jiaotong (China) lograron incorporar con éxito la bacteria Shewanella oneidensis en cemento duro, creando un "material híbrido entre bacterias y cemento".
Este "cemento vivo" no solo ayuda a sostener los edificios, sino que también actúa como un sistema de almacenamiento de energía "recargable".
Este avance abre un futuro en el que los materiales de construcción de las ciudades puedan proporcionar energía a los seres humanos, según IFLScience (15 de septiembre).
El cemento vivo se elabora añadiendo sulfato de sodio en polvo (un electrolito que favorece el crecimiento bacteriano) al cemento, seguido de la adición de bacterias diluidas en agua desionizada estéril. La mezcla de cemento se vierte en un molde y se deja reposar a temperatura ambiente durante 24 horas.
Shewanella oneidensis es una bacteria electroactiva, capaz de crear una red de partículas cargadas eléctricamente para almacenar y liberar energía.
Este cemento vivo tiene una densidad energética de 178,7 Wh/kg. Para ponerlo en perspectiva, una bombilla LED típica consume entre 4 y 18 W. Por lo tanto, un kilogramo de cemento vivo puede alimentar hasta 44 LED: una enorme cantidad de energía generada por bacterias microscópicas.
Tras 10.000 ciclos energéticos, el cemento aún conservaba el 85% de su capacidad, lo que demuestra su potencial de uso a largo plazo.
Sin embargo, al tratarse de un material vivo, existe la posibilidad de que las bacterias mueran. Por ello, el equipo de investigación utilizó pequeños canales dentro del cemento para proporcionarles nutrientes y logró restaurarlas al 80 % de su capacidad original.
Suponen un gran avance con respecto a las baterías convencionales, ya que son recargables y no contienen metales pesados tóxicos, lo que las hace más respetuosas con el medio ambiente.
Además, el cemento crudo todavía puede proporcionar energía cuando la temperatura baja a 0 grados Celsius y a temperatura ambiente (20 - 33 grados Celsius).
Según el equipo, esta tecnología podría integrarse en estructuras de edificios como muros, cimientos o puentes, y también podría ayudar a proporcionar parte de la misma energía que los paneles solares.
Aunque la idea es interesante, el cemento vivo aún no está listo para su uso en la construcción. La alcalinidad natural del cemento dificulta la supervivencia bacteriana, y el rendimiento de los microorganismos electroactivos depende en gran medida del entorno.
El equipo se está centrando en posibles soluciones, como la creación de cepas bacterianas más resistentes y el ajuste de la porosidad del cemento para proporcionar una mejor nutrición.
El estudio fue publicado en la revista Cell Reports Physical Science .
ANH JUE
Fuente: https://tuoitre.vn/tao-ra-loai-xi-mang-moi-vua-xay-nha-vua-co-the-thap-sang-hang-chuc-bong-den-20250916113738163.htm






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