España sigue luchando contra una sequía prolongada que ha reducido la producción agrícola , incluyendo el sector clave del aceite de oliva, que representa casi la mitad de la producción mundial. El clima cálido y seco conlleva peligros adicionales, y estudios demuestran que el cambio climático ha aumentado el riesgo de incendios forestales.
En toda la España peninsular, excluyendo las Islas Baleares y Canarias, las temperaturas medias del 1 de marzo al 1 de junio alcanzaron los 14,2 grados Celsius, según el Ministerio de Medio Ambiente. Esta temperatura fue 1,8 grados Celsius superior a la media entre 1991 y 2020 y 0,3 grados Celsius superior al récord anterior, establecido en 1997.
La temperatura en la sureña provincia de Córdoba alcanzó un nuevo récord en abril, con 38,8 grados Celsius, según el ministerio. Tres de las últimas cuatro estaciones —verano y otoño de 2022 y primavera de 2023— fueron las más calurosas registradas, y esta primavera también fue la segunda más seca, prácticamente sin lluvia hasta mediados de mayo, según Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Aunque la posibilidad de una sequía prolongada se ha visto mitigada por las fuertes lluvias de la segunda quincena de mayo, el problema aún no está resuelto, añadió.
Existe una alta probabilidad de que España vuelva a experimentar un verano más caluroso de lo habitual este año, especialmente en la mitad oriental del país y en las islas, según la meteoróloga de AEMET, Estrella Gutiérrez. La AEMET pronostica entre un 50 % y un 70 % de probabilidad de que este verano sea uno de los cinco más calurosos de las últimas tres décadas, aunque también existe entre un 40 % y un 50 % de probabilidad de que tenga precipitaciones superiores a la media, añadió.
Los embalses de España están a una media del 47,4% de su capacidad, pero han bajado a alrededor del 25% en el sur de Andalucía y el noreste de Cataluña.
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