Ese día, temprano por la mañana, el sol aún se escondía tras el bambú. Me detuve en el borde del campo y vi una pequeña planta de arroz inclinada. Todo el campo estaba verde y recto, excepto aquella planta de arroz, que se inclinaba hacia un lado como si intentara esquivar un fuerte viento.

Me pregunté: "¿Qué tiene de raro? La misma tierra, la misma agua, ¿por qué esos tipos están erguidos mientras él está inclinado?"
En ese momento, un granjero pasó por allí, me miró y, al verme allí, observándolo, sonrió con dulzura: "No se inclina por debilidad. Se inclina porque la tierra es más blanda y el agua está un poco más fría. Los árboles viven según la naturaleza. Parece que es así".
El dicho suena a chiste, pero lo entiendo. Resulta que en esta vida, a veces simplemente intentamos mantenernos firmes según las reglas de alguien, olvidando que cada hora tiene su propio ángulo. La naturaleza nunca habla en voz alta, pero cuando estamos dispuestos a escuchar, nos escuchará naturalmente.
La naturaleza, la "maestra" que no critica a los estudiantes torpes
Aprende humildad de la flor de arroz que se inclina
Cuando el arroz empieza a espigar y luego se inclina, no es arrogante. El arroz conoce su lugar, su sitio, y sabe que cuando pesa, debe inclinarse. Cuanto más firme es el grano, más se inclina. Cuanto más valioso es, más tolerante es. Cuanto más experimentado es, más sabe escuchar a los demás y aprender más. Ningún libro enseña eso.
Aprendemos mirando las flores de arroz en cada estación.
Aprende a perseverar en los altibajos
Los ríos del Oeste no tienen prisa. El agua sube y baja, sube y baja, día tras día es diferente, pero al final, encuentra su camino de vuelta al mar. La naturaleza nos enseña la lección de ir despacio pero seguro. No siempre se llega a destino yendo en línea recta. A veces hay que dar la vuelta, a veces sientes que retrocedes, pero en realidad, estás reuniendo fuerzas para continuar.

Aprende a florecer en temporada
El loto no florece por los elogios, ni cierra su capullo por las críticas. Lo mismo ocurre con los nenúfares en el campo. Con suficiente sol y viento, se abren solos sin necesidad de que se les recuerde. A veces, las personas se precipitan, temen perder ante los demás, temen ser lentas.
La naturaleza habla suavemente como el viento: Cada uno tiene su propia época de floración, no compares. Florecer tarde, pero florecer hermosamente, está bien.
La naturaleza refleja el corazón humano
Los árboles saben cómo inclinarse para evitar el viento, las personas también deberían saber cómo evitar las cosas malas.
No siempre es bueno ser fuerte. A veces tenemos que evitar un escándalo, una palabra dura, una emoción que nos rompe el corazón.
Las plántulas de arroz evitan el viento para sobrevivir. La gente evita las cosas malas para mantenerse a salvo.
No todos los árboles del bosque son iguales.
En el bosque, los árboles grandes dan sombra, los árboles bajos sostienen la tierra y las plantas trepadoras crean enredaderas. Nadie pregunta cuál es el árbol más importante. Cada árbol cumple bien su función, y el bosque está en paz.
La vida es igual. Quien se mantiene fiel a su naturaleza, quien vive fiel a sí mismo, ya ha contribuido a que esta vida sea más llevadera.
La naturaleza nos enseña a vivir en armonía, no a competir.
Los ríos tienen agua, musgo, algas, peces, manglares y manglares... todo depende de los demás para sobrevivir. Ninguna especie puede vivir sola.
Lo mismo ocurre con las personas. Nadie puede separarse de su comunidad, su barrio ni su lugar de nacimiento. La unidad es vida, la división es debilidad. Esa es la ley eterna.
La naturaleza dijo suavemente: "Nadie es fuerte para siempre. La fuerza depende de cada uno para sobrevivir".
Conclusión: Vive como parte del cielo y la tierra.
La naturaleza no tiene podio, ni pizarra, ni examen. Pero las lecciones siempre están ahí, esparcidas por los campos, ríos y jardines.
Por la mañana vi caer una hoja, aprendí a soltarla.
Al mediodía, cuando el sol está justo encima, aprendo a parar.
Por la tarde, al ver la marea baja, aprendí a aceptar.
Al escuchar el viento soplar por la noche, me siento ligero de corazón.
Los occidentales estamos acostumbrados a vivir en plena naturaleza, así que entendemos estas cosas muy bien. Si alguien lo olvida, intente pararse junto a una planta de arroz inclinada al viento...
Quién sabe, en ese momento, la naturaleza podría estar esperando para recordarte con dulzura: baja un poco el ritmo, sé más amable. Entonces te sentirás tan pleno como una espiga de arroz dorado.
LE MINH HOAN
Fuente: https://baodongthap.vn/thien-nhien-ong-thay-mat-long-cua-ba-con-mien-song-nuoc-a233491.html






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