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| Una mujer de la etnia Dao en la comuna de Yen Thinh recoge hábilmente porciones de banh troi recién cocinados. |
En la pequeña cocina de la señora Hoang Thi Dien, en la comuna de Phuc Loc, el fuego arde con fuerza, irradiando calor por toda la casa. Sobre la mesa de madera, asoman una a una suaves bolas de arroz blanco, redondas y puras como las sencillas alegrías del pueblo Tay.
Con manos ágiles recogiendo los pasteles, la señora Dien sonrió feliz al recordar su infancia. Desde pequeña, esperaba con ansias la cosecha de arroz, pues entonces comenzaban a brotar las tiernas hojas de mostaza y su madre preparaba empanadillas rellenas de carne. En aquel entonces eran pobres, así que a veces no llevaban carne; el relleno consistía simplemente en hojas de mostaza picadas, moldeadas en bolas, hervidas y comidas en lugar de arroz.
Hoy en día, la vida es diferente. La casa es sólida, la cocina sigue siendo un hervidero, y los ingredientes para hacer pasteles son más completos: carne picada, cebolletas, verduras frescas y tiernas. El arroz glutinoso se mezcla con un poco de arroz normal, se remoja bien, se muele y se amasa hasta obtener una masa suave. El relleno se sazona al gusto, se forman bolitas y se envuelve en una capa de masa blanca y suave. Al echarlas en una olla con agua hirviendo, los pasteles flotan poco a poco, con una corteza transparente y brillante. Cuando están cocidos, se sacan con una cuchara, se ponen en un tazón de sopa salada y se pueden disfrutar.
El banh troi relleno de carne del pueblo Tay tiene una textura ligeramente masticable y un sabor suave, con un sutil aroma a mostaza tierna. Al probarlo, la dulzura del arroz, la grasa de la carne y el aroma de las cebolletas se combinan para crear un sabor único, ligero y rústico.
Desde Ba Be, fui a la comuna de Yen Thinh, donde el pueblo Dao aún mantiene la costumbre de preparar banh troi rellenos de carne el noveno día del noveno mes lunar de cada año, durante el Festival del Doble Nueve.
La señora Hoang Thi Dang, de más de 60 años y perteneciente a la etnia Dao en Ban Thi, compartió: «Tengo que hacerlo todos los años; si no lo hago, siento que me falta algo. Lo hago para recordar mi infancia, para que mis hijos y nietos puedan reunirse conmigo y no olvidar mi identidad étnica».
Según la tradición, el Festival del Doble Nueve es la ocasión para que el pueblo Dao agradezca al Dios del Trueno, la deidad que trajo la lluvia a los campos durante la temporada de cosecha. También es el día para despedir al Dios del Trueno, rogando por una buena temporada seca y una aldea próspera. En esa ocasión, todos desean regresar a casa, preparar dulces con sus familiares, quemar incienso en honor a sus ancestros y reunirse para una comida familiar.
A diferencia de los pasteles del pueblo Tay, el banh troi del pueblo Dao tiene un relleno especial hecho con carne picada, flores de plátano rojas y cebollino. Las flores de plátano se pican, se saltean con la carne y el cebollino y luego se utilizan como relleno. Al hornearse, el aroma del arroz glutinoso y las flores de plátano crea un sabor untuoso muy particular. Generalmente, se come con caldo de pollo cocinado con jengibre y cúrcuma; un plato reconfortante y con un rico sabor a montaña y bosque.
La señora Dang contó que en aquellos tiempos, los niños estaban muy emocionados. Los adultos preparaban los pasteles y los niños se reunían alrededor de la cocina esperando para comerlos. Algunas familias envolvían varias docenas de pasteles en hojas de plátano para que quienes trabajaban lejos pudieran llevárselos. El banh troi no era solo comida, sino también un vínculo que unía al pueblo Dao cada otoño.
A través del relato, me pareció vislumbrar la imagen de una cocina llena de humo, bulliciosa y llena de risas. La familia de la señora Dang se reunía alrededor del fuego, mientras las bolas de arroz blanco flotaban lentamente en la superficie del agua. El aroma a arroz glutinoso, carne y flores de plátano se mezclaba y se extendía por toda la casa. Las bolas de arroz rellenas de carne, un pastel rústico para los montañeses, se convertían en un regalo de recuerdos, de cariño, de gratitud. Les recordaba a los hijos y nietos la tierra y el cielo, a sus padres, a las estaciones de buen tiempo y de lluvia...
Fuente: https://baothainguyen.vn/van-hoa/202511/thuc-banh-am-giua-troi-cuoi-thu-8320bcd/







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