Según la última actualización de la Base de Datos de Deuda Global, la carga de la deuda mundial ha disminuido por segundo año consecutivo, aunque se mantiene por encima de los máximos prepandemia. La deuda total se situó en el 238% del PIB mundial el año pasado, 9 puntos porcentuales más que en 2019.
A pesar de una recuperación del crecimiento económico desde 2020 y una inflación mucho mayor de lo esperado, la deuda pública sigue siendo elevada.
Si bien la deuda pública y privada mundial ha disminuido, se mantiene por encima de los máximos previos a la pandemia. |
Los déficits fiscales han contribuido al aumento de la deuda pública, ya que muchos gobiernos gastan más para impulsar el crecimiento y hacer frente al aumento de los precios de los alimentos y la energía, incluso mientras reducen el apoyo financiero relacionado con la pandemia de Covid-19.
Como resultado, la deuda pública ha disminuido tan solo 8 puntos porcentuales del PIB mundial en los últimos dos años, compensando solo aproximadamente la mitad del aumento provocado por la pandemia. Mientras tanto, la deuda privada, incluyendo la deuda de los hogares y la deuda de las empresas no financieras, ha disminuido a un ritmo más rápido, equivalente a 12 puntos porcentuales del PIB mundial.
Antes de la pandemia de COVID-19, la relación deuda/PIB mundial llevaba décadas aumentando. La deuda pública mundial se había triplicado desde mediados de la década de 1970, alcanzando el 92 % del PIB (más de 91 billones de dólares) a finales de 2022.
La deuda privada también se triplicó hasta alcanzar el 146% del PIB (o casi 144 billones de dólares), pero en un período más largo, de 1960 a 2022.
La deuda en los países en desarrollo de bajos ingresos también ha aumentado significativamente en las últimas dos décadas, si bien partía de niveles iniciales más bajos. Si bien sus niveles de deuda, en particular la privada, se mantienen relativamente bajos en promedio en comparación con las economías avanzadas y emergentes, el ritmo de aumento desde la crisis financiera mundial ha generado desafíos.
Más de la mitad de los países en desarrollo de bajos ingresos corren un alto riesgo de sufrir dificultades de endeudamiento y alrededor de una quinta parte de los mercados emergentes tienen bonos gubernamentales que se negocian a niveles de deuda en dificultades.
Es crucial que la reducción de la carga de la deuda genere margen fiscal y permita nuevas inversiones, lo que contribuirá a impulsar el crecimiento económico en los próximos años. Las reformas en los mercados laborales y de productos que aumenten la producción potencial a nivel nacional contribuirán a este objetivo, según el informe.
La cooperación internacional en materia de impuestos, incluidos los impuestos al carbono, podría aliviar la presión sobre las finanzas públicas.
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