Esta tendencia se refleja en los elevados aranceles que Estados Unidos mantiene sobre los productos chinos, así como en la promulgación de leyes como la CHIPS y la Ley de Ciencia , cuyo objetivo declarado es la reindustrialización y el control de tecnologías clave. La Unión Europea (UE) no es ajena a esta tendencia, con su política de autonomía estratégica basada en el Pacto Verde Europeo y las medidas para proteger su mercado interior. India también ha impuesto aranceles a los paneles solares importados desde 2018 para impedir la entrada masiva de productos similares procedentes de China.
Las medidas no arancelarias, o barreras técnicas, como las sanitarias y fitosanitarias, son cada vez más comunes. Para 2022, más del 70 % del comercio mundial estará sujeto a barreras técnicas. Al imponer regulaciones específicas sobre la naturaleza del producto o el método de producción, estas medidas crean barreras de facto a la importación de productos que no cumplen con las nuevas normas. La UE ha aplicado enérgicamente esta política para proteger su sector agrícola nacional, con un 90 % del comercio agrícola sujeto a estas condiciones. Las medidas restrictivas constituyen una excepción al principio de nación más favorecida y son contrarias al multilateralismo que promueve la Organización Mundial del Comercio (OMC).
China se ha visto particularmente afectada por el auge del proteccionismo. Su ingreso en la OMC en 2001 fue sinónimo de crecimiento de las exportaciones, ya que se benefició de aranceles significativamente reducidos (en virtud de la cláusula de nación más favorecida). Sin embargo, desde la crisis financiera de 2008, la potencia asiática se ha convertido en un objetivo principal para los miembros de la OMC. En 2019, el 45 % de las importaciones mundiales se vieron afectadas por medidas proteccionistas temporales relacionadas con China, frente al 14 % en 2001. Esta proporción ha seguido aumentando debido a las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, que se han intensificado desde el primer mandato del presidente estadounidense Donald Trump (2017-2021).
La última década también ha marcado un cambio en el uso de la política comercial. Los argumentos clásicos para proteger la industria nacional han sido reemplazados por argumentos políticos y, en un sentido más amplio, geopolíticos. El primer mandato del Sr. Trump como presidente es un claro ejemplo, que ilustra la estrecha relación entre la política comercial y la plataforma electoral. Construyó una campaña mediática basada en el lema «Estados Unidos Primero» para ganar la carrera hacia la Casa Blanca (2017-2021), y continuó siendo reelegido en las recientes elecciones presidenciales estadounidenses con el lema «Hacer a Estados Unidos Grande Otra Vez».
Finalmente, se observa que los países recurren cada vez más a instrumentos no tradicionales que, a primera vista, no parecen proteccionistas, pero que tienen un impacto proteccionista muy significativo. Por ejemplo, la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), aprobada por el gobierno estadounidense en julio de 2022, permite que los hogares y las empresas de EE. UU. se beneficien de subsidios para el consumo y la producción de vehículos eléctricos. Sin embargo, bajo el pretexto de promover la industria del automóvil ecológico, la ley otorga subsidios públicos con disposiciones preferenciales nacionales. De manera similar, la UE también se ha dotado de nuevos instrumentos comerciales que le permiten adoptar medidas para reforzar las políticas proteccionistas internas en respuesta a presiones externas.
Oportunidades y desafíos se entrelazan
Las políticas proteccionistas han provocado una reestructuración completa de la cadena de suministro global. Las empresas están pasando de la optimización de costes a la garantía de seguridad. Tres grandes tendencias se están dando en el mundo: trasladar la producción a socios de confianza (friendshoring), acercar la producción al mercado de consumo (nearshoring) y repatriar las líneas de producción (re-shoring).
Esta reconfiguración deliberada del comercio con fines de seguridad impone cada vez más una lógica de proximidad, tanto geográfica como en términos de valor, lo que da sustancia a los conceptos de nearshoring o friendshoring. De hecho, Estados Unidos busca estrechar lazos y construir cadenas de valor en su territorio continental en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). En Asia, en consonancia con la idea de globalización entre aliados, Estados Unidos prioriza el comercio con sus aliados —Japón, Corea del Sur y Taiwán (China)—, especialmente en el intercambio de tecnologías clave como la última generación de chips.
La tendencia hacia la desglobalización plantea tanto oportunidades como desafíos. Entre los aspectos positivos, contribuye a fortalecer la seguridad de las cadenas de suministro, impulsar el desarrollo industrial nacional y reducir la dependencia de un único proveedor. Sin embargo, no podemos negar los impactos negativos: el aumento de los costes de producción, una mayor inflación y una menor eficiencia económica debido a la pérdida de especialización y escala.
Según Isabelle Job-Bazille, directora de Investigación Económica de Crédit Agricole en Francia, si bien los acontecimientos recientes han evidenciado una mayor tendencia proteccionista, la implementación de medidas proteccionistas también parece haberse vuelto más difícil e incierta para los gobiernos, dada la interconexión de las cadenas de valor internacionales. Por lo tanto, resulta difícil saber si la economía que adopta políticas proteccionistas terminará asumiendo mayores costos adicionales que las economías inicialmente afectadas.
Por ejemplo, un estudio reciente de los economistas estadounidenses Mary Amiti, Stephen Redding y David Weinstein reveló que, en 2018, durante las medidas proteccionistas de la administración Trump, los márgenes de beneficio de las empresas exportadoras a Estados Unidos se mantuvieron sin cambios, ya que el aumento total de los aranceles aduaneros se trasladó al precio de venta. En consecuencia, fueron los consumidores y las empresas estadounidenses que importaban bienes necesarios para su producción quienes pagaron los aranceles proteccionistas, estimados en hasta 4000 millones de dólares mensuales.
Así pues, las medidas proteccionistas en forma de aranceles implementadas durante la presidencia de Trump han incrementado los precios de los productos procedentes de China en Estados Unidos, y quienes pagan este precio son los consumidores estadounidenses y las empresas importadoras, no las empresas ni los países exportadores. Esto pone de manifiesto la posible incompatibilidad entre los objetivos de los gobiernos y los de las empresas. La geopolítica compete a los gobiernos, pero su traducción en relaciones económicas depende del comportamiento de las empresas, a menudo multinacionales.
De cara al futuro, se prevé que la tendencia proteccionista continúe y se agudice en los próximos años. El período 2024-2025 será testigo de la continuidad de las políticas proteccionistas y la reestructuración de las cadenas de suministro. Para el período 2026-2030, se observará la clara formación de un orden comercial multipolar, con cadenas de suministro regionales y un nuevo equilibrio en las relaciones económicas internacionales. En este contexto, los países deberán desarrollar estrategias industriales nacionales adecuadas, diversificar sus relaciones comerciales e invertir considerablemente en tecnología y recursos humanos.
La clave reside en encontrar un equilibrio entre proteccionismo y apertura, entre seguridad y eficiencia. Para las empresas, este es un momento crucial para ajustar sus estrategias. Es necesario diversificar las cadenas de suministro, impulsar la digitalización y la automatización, y desarrollar el mercado interno como línea de defensa frente a las fluctuaciones externas.
La tendencia a la desglobalización y al proteccionismo comercial no implica el fin de la cooperación internacional. Por el contrario, el mundo está presenciando una transición hacia un nuevo modelo que equilibra la integración y la autonomía, la eficiencia y la seguridad. El reto para la comunidad internacional reside en cómo gestionar eficazmente esta transición, evitar conflictos innecesarios y garantizar un orden económico mundial justo y sostenible para todas las partes.
Artículo final: Afirmando la posición de Vietnam en el mercado global
Fuente: https://doanhnghiepvn.vn/kinh-te/trien-vong-tang-truong-tu-mot-the-gioi-bien-dong-bai-4-xu-huong-len-ngi-cua-chu-nghia-bao-ho-va-phi-toan-cau-hoa/20241206102115459






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