Si la política es la bandera que guía, la economía es la palanca para crear poder material, y la cultura es el fundamento espiritual: el fuerte hilo que une a la comunidad, da forma a la identidad nacional, fomenta la creatividad y mantiene el equilibrio social en el período de integración global.
Por lo tanto, pronosticar e identificar los factores clave en el desarrollo cultural y social no solo es una necesidad urgente, sino también una estrategia a largo plazo para garantizar la longevidad de la nación.

Lecciones culturales de la historia
El libro de Nguyen Xuan Tuan, El camino hacia el futuro , ofrece profundas reflexiones basadas en la experiencia práctica y la investigación histórica. Los análisis y predicciones que contiene no solo revisten importancia académica, sino que también resultan esclarecedores, sobre todo en el contexto de la globalización, la Industria 4.0 y el auge actual de las tecnologías de la información.
Ninguna dinastía ni país puede prosperar si descuida la cultura y el conocimiento. La historia china ofrece numerosos ejemplos claros: la dinastía Qin, con su política de «quemar libros y enterrar el confucianismo», colapsó rápidamente; a principios de la dinastía Han, solo cuando el emperador escuchó el consejo de sus asesores de emplear tanto el gobierno civil como el militar, la dinastía pudo consolidarse. Esta lección se acentúa también en la época moderna, cuando la «Revolución Cultural» en China causó pérdidas incalculables para los intelectuales y la cultura nacional.
Para Vietnam, la experiencia de la dinastía Ly constituye una valiosa prueba. Esta dinastía no solo impulsó el estado de derecho, sino que también armonizó hábilmente las Tres Religiones (confucianismo, budismo y taoísmo), sentando las bases de una gobernanza humanista y virtuosa. Gracias a ello, la sociedad alcanzó la armonía y la estabilidad, y la población se sintió segura en su producción y creatividad. La historia de Ly Thuong Kiet, un general talentoso que no solo sabía dirigir tropas, sino también ganarse el favor del pueblo para apaciguarlo, demostró el poder de la cultura de la gobernanza moral en la gestión nacional.
A partir de los ejemplos anteriores, Nguyen Xuan Tuan afirmó: «Los intelectuales construyen una nación próspera y sostenible». El conocimiento no es solo capital personal, sino que, al ser reunido, cultivado y promovido, se convierte en una fortaleza colectiva, creando el motor que impulsa el progreso del país.
Una de las advertencias del autor es el riesgo de desviación cultural en el contexto de la integración. Debemos apreciar la esencia de la cultura mundial , asimilar valores progresistas, pero a la vez estar alerta ante la hibridación y la copia distorsionada de elementos extranjeros. Si solo seguimos tendencias pasajeras y nos alejamos de la identidad nacional, la cultura se erosionará y la sociedad perderá su equilibrio interno.
Otro desafío es el fuerte auge del individualismo en el mecanismo del libre mercado. El autor considera objetivamente que el individualismo puede fomentar la iniciativa, la creatividad, el dinamismo y la igualdad. Sin embargo, si no se regula, puede convertirse fácilmente en un caldo de cultivo para la corrupción, los intereses particulares y la degradación moral. Por lo tanto, además de promover el desarrollo de la libertad, la sociedad necesita un sistema de valores comunes suficientemente sólido que la guíe, proteja los intereses de la comunidad y mantenga la identidad nacional.
...y la palanca para una prosperidad sostenible
En la era de la Cuarta Revolución Industrial, el papel del conocimiento y la tecnología se reafirma cada vez más. Internet, la inteligencia artificial y el big data han abierto oportunidades de desarrollo sin precedentes, pero también han planteado grandes desafíos. Todo país que valore a sus intelectuales y cree mecanismos adecuados para promover la inteligencia colectiva gozará de una ventaja decisiva. Por el contrario, la inacción y el desprecio por los recursos del conocimiento lo llevarán fácilmente a rezagarse y aislarse.
Según el autor Nguyen Xuan Tuan, para construir una cultura nacional sostenible para siempre, es necesario centrarse en tres orientaciones principales:
En primer lugar, la cultura se considera un pilar del desarrollo, junto con la política y la economía. Todas las políticas y estrategias nacionales deben tomar la cultura como base y criterio para regular el comportamiento y moldear los valores.
En segundo lugar, invierta en educación y conocimiento. El conocimiento es el motor de la creatividad y la base de todo éxito. Cuando el conocimiento se respeta y se promueve, el país contará con recursos sostenibles para la integración y la competitividad.
En tercer lugar, es fundamental preservar y promover la identidad nacional en el proceso de integración. La identidad cultural es el «gen» de una nación, que contribuye a afirmar su posición y a generar resistencia frente a las influencias extranjeras.
En particular, es necesario prestar atención a la generación joven, la fuerza que decidirá el futuro del país. La visión del mundo, la perspectiva de la vida, el estilo de vida y el sistema de valores de la juventud deben orientarse de manera sana, basándose en la cultura tradicional y los valores progresistas de la humanidad.
El camino hacia el futuro no es solo una obra teórica, sino también un profundo recordatorio: toda prosperidad tiene su origen en la cultura. Un país puede enriquecerse mediante los recursos y la tecnología, pero solo cuando construye una cultura sólida, ese país perdurará verdaderamente.
En el contexto actual, cuando el país atraviesa un período de integración integral, prever, identificar y promover los factores de influencia cultural y social se ha convertido en una necesidad urgente. La cultura no solo es el alma, sino también la palanca que permite a Vietnam consolidar su posición en el ámbito internacional, encaminada hacia un futuro próspero y sostenible.
Fuente: https://baovanhoa.vn/van-hoa/van-hoa-dan-toc-truoc-thach-thuc-toan-cau-hoa-167682.html






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