Esto ha afectado significativamente la vida de las personas y las campañas de ayuda internacional.
Violencia en Sudán. Foto: AFP.
Según fuentes, se han producido ataques aéreos y con misiles antiaéreos desde la noche del 23 de junio en dos de las tres ciudades de Omdurmán y Jartum, en Sudán. Además, en los últimos días, los enfrentamientos entre ambos bandos se han extendido a ciudades al oeste de la capital, en las regiones de Darfur y Kordofán.
Los continuos combates han dificultado aún más la vida del pueblo sudanés. Muchas familias han quedado atrapadas en el fuego cruzado, los combates y los bombardeos durante meses. Se encuentran refugiadas en sus hogares y los suministros esenciales se han agotado con el calor del verano. Distritos enteros de Jartum se encuentran sin agua corriente y quienes permanecen en la ciudad han estado sin electricidad desde el 22 de junio. Lo que más necesita el pueblo sudanés ahora es el retorno ala paz y la estabilidad.
Ambas partes del conflicto deben sentarse a negociar. La lucha y el estancamiento deben terminar. Cualquier guerra debe terminar y no debe continuar así.
Mientras tanto, las labores internacionales de socorro se han estancado tras más de dos meses de conflicto. Naciones Unidas declaró ayer que 25 millones de personas, más de la mitad de la población de Sudán, necesitan urgentemente ayuda y protección. La ayuda ha llegado al menos a 2,8 millones de personas, pero la preocupación por la seguridad ha impedido nuevas entregas.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunió ayer para tratar la situación en Sudán y pidió el fin del conflicto y la protección de los civiles.
En declaraciones a la prensa tras la reunión, la representante permanente de los Emiratos Árabes Unidos, Lana Zaki Nusseibeh, subrayó: «Los Estados miembros del Consejo de Seguridad piden que se respete el derecho internacional humanitario y se incremente la asistencia humanitaria a Sudán. Los combates deben cesar y los civiles deben ser protegidos».
Según las estadísticas, los combates que estallaron en Sudán desde mediados de abril han matado a más de 2.000 personas, obligado a 2,5 millones de personas a abandonar sus hogares y provocado una grave crisis humanitaria en el país.
Hong Nhung/VOV1
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