El amanecer toca suavemente a LAMORI, los visitantes se inclinan suavemente para comenzar el viaje del despertar.
En medio de esa escena, hay personas que comienzan el día tranquilamente con un ritual apacible: una sesión de yoga junto al lago, donde cuerpo y mente encuentran su equilibrio más profundo. Sin música ni luces. La naturaleza es la suave música de fondo y también la guía sutil de cada movimiento, de cada respiración. Simplemente extender suavemente una esterilla sobre el césped verde o el suelo de madera junto al lago, abriendo el corazón a la tierra y al cielo, es suficiente para conectar.
Melodías innovadoras en trajes tradicionales.
LAMORI no te enseña yoga como técnica, sino que te abre al yoga como estilo de vida. Aquí, el yoga no se trata de esfuerzo, sino del arte de soltar. No se trata de lograr la forma corporal ideal, sino de escucharte a ti mismo, a tu respiración, a tus latidos y a los susurros de tu interior.
El lugar donde se escriben brillantes líneas de juventud.
En el silencio desgarrador, cada postura es como un susurro al pasado. En la postura del "guerrero", regresas al espíritu de los héroes de Lam Son; en la postura del "árbol", eres la encarnación de los pinos centenarios de la tierra ancestral. Desde el interior del cuerpo, se extiende una corriente de energía que conecta el pasado con el presente, conectándote con el cielo y la tierra.
La suave luz del sol matutino ilumina la superficie del lago. Pequeños peces sorben el agua, los pétalos de loto se estiran para captar la luz del sol. En la hierba de la orilla, cada movimiento lento y ágil es como una antigua canción zen, a la vez elegante y solemne. Ya no hay distancia entre el pasado y el presente, ya no hay límite entre el movimiento y la quietud. Solo existe el instante completo de la existencia.
Después de la práctica, puedes disfrutar de una taza de té caliente con unas finas rodajas de jengibre, apoyado en la barandilla de madera del porche del bungalow, contemplando el lago como un espejo que refleja tu alma purificada. El despertar no es ruidoso, sino suave como la niebla: ese es el regalo invisible que LAMORI ofrece a quienes se detienen a escuchar.
Lo especial de LAMORI es que todo está diseñado para no obstruir el flujo de la naturaleza. Los bungalows no están abarrotados, sino esparcidos como perlas, preservando la privacidad de cada visitante. Junto al lago, no hay música alta, solo silencio respetado hasta el final.
Tranquilidad entre el cielo y la tierra LAMORI – Sólo una alfombra, un corazón abierto, es suficiente para emprender el viaje de regreso a ti mismo.
El yoga en LAMORI no es simplemente una actividad física, sino una práctica de apertura interior, donde el cuerpo y la mente alcanzan un maravilloso despertar. Una profundidad que has olvidado en el bullicio de la ciudad. Aquí, todas las preocupaciones se calman como la superficie de un lago al amanecer. Todas las dudas se transforman en aliento. La fatiga se disuelve en la naturaleza.
Deja que una sesión de yoga en Lamori se convierta en un viaje a las profundidades de tu ser interior, donde ya no eres el yo apresurado de ayer, sino una nueva encarnación, una versión más profunda, llena de atención plena y amor.
Minh Ngoc (Países Bajos)
Fuente: https://baothanhhoa.vn/yoga-lamori-mon-qua-danh-cho-rieng-ban-257156.htm
Kommentar (0)