Un miembro de la fuerzade mantenimiento de la paz rusa junto a un tanque en la región de Nagorno-Karabaj en noviembre de 2020.
El enfrentamiento se produce mientras los dos países rivales de la región del Cáucaso Sur han intensificado las negociaciones y los esfuerzos diplomáticos para evitar que las tensiones se conviertan en un conflicto en toda regla por la disputada región de Nagorno-Karabaj.
El enclave está reconocido internacionalmente como territorio azerbaiyano, pero es predominantemente étnico armenio y ha estado durante mucho tiempo en el centro de una disputa de décadas entre los dos países.
El mes pasado, Bakú instaló un puesto de control al comienzo del Corredor Lachin, la única ruta terrestre que conecta a Armenia con la región de Karabaj, que se encuentra íntegramente dentro de las fronteras de Azerbaiyán. Ereván dijo que la medida era una "flagrante violación" de un acuerdo de alto el fuego que los dos países firmaron en 2020 con Rusia como mediador.
En el enfrentamiento del 11 de mayo, el último de una serie de tiroteos fronterizos, ambos bandos dijeron que actuaron en defensa propia y acusaron al otro lado de abrir fuego primero, según Reuters.
Azerbaiyán afirmó que las fuerzas armenias realizaron una “provocación deliberada” y mataron a un soldado azerbaiyano. Mientras tanto, el Ministerio de Defensa de Armenia anunció que cuatro de sus soldados resultaron heridos después de que Azerbaiyán bombardeara sus posiciones cerca de la aldea de Sotk, en la frontera compartida entre los dos países.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, dijo que el incidente fue un intento de Azerbaiyán de sabotear las conversaciones de paz en curso.
Los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países se reunieron en Washington DC (EE.UU.) durante cuatro días a principios de mayo, pero no lograron ningún avance. Está previsto que el Sr. Pashinyan se reúna con el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, en Bruselas (Bélgica) el 14 de mayo para participar en conversaciones mediadas por la UE para aliviar las tensiones.
Los últimos enfrentamientos también se consideran una prueba de la capacidad de Rusia para influir en la situación en el Cáucaso Sur.
Rusia es un aliado oficial de Armenia a través de un tratado de defensa mutua, pero también se esfuerza por mantener relaciones amistosas con Azerbaiyán. Moscú afirma que el acuerdo de 2020 que negoció para poner fin a un conflicto de seis semanas que mató a miles de personas en Karabaj es la única base para una solución duradera.
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