Un gran número de aficionados coreanos dieron la bienvenida al Barcelona a la gira. |
Después de los tumultuosos días en Kobe y Seúl, el equipo de Hansi Flick continuó recibiendo una cálida bienvenida cuando llegó a Daegu, Corea del Sur, la última parada de este viaje.
Laporta - "estrella" fuera del campo
En cuanto el coche con la directiva del Barça se detuvo frente al Hotel Marriott, sede del equipo en Daegu, el ambiente era tan animado como el de un festival. Unos 200 aficionados, en su mayoría coreanos con los colores blaugrana, llevaban desde temprano esperando ver a sus ídolos.
El primero en salir no fue un jugador, sino el presidente Joan Laporta. Parecía que lo coreaban más que a las estrellas del campo. "¡Laporta, te quiero!", resonaba el lema desde muchos rincones, entre vítores y banderas de colores.
Sin guardar distancia, el presidente del Barça se mostró amable, caminando a ambos lados de la valla de aficionados, estrechando manos, firmando autógrafos y tomándose fotos con ellos. Algunos incluso trajeron camisetas de cada jugador, y Laporta las firmó con gusto, sin parar.
El momento no sólo mostró el carisma personal de Laporta, sino que también reflejó claramente la influencia global del Barcelona, un equipo que es a la vez catalán en su identidad y un ícono del fútbol más allá de las fronteras.
Lamine Yamal atrae la atención de los fanáticos. |
Minutos después, llegó el autobús del equipo y, como de costumbre, la emoción estaba en su punto álgido. Desde Dani Olmo hasta Raphinha, desde Lamine Yamal hasta Robert Lewandowski, cada nombre coreado desató una oleada de entusiasmo entre la multitud. A pesar de sus apretadas agendas, los jugadores no olvidaron dar las gracias con sonrisas y saludos amistosos.
Raphinha, en particular, fue el nombre que recibió más ovaciones, en parte por su impresionante actuación en el partido anterior y en parte por la cercanía que mostró durante toda la gira.
Lamine Yamal, un joven talento en ascenso, también atrajo la atención. Llevaba gafas de sol y una gorra de béisbol, luciendo discreto, pero sin poder ocultar su aura de estrella.
Descanso antes del partido final
Tras una ruidosa bienvenida, el equipo se instaló rápidamente en el Hotel Marriott para descansar y comer. Este sería un breve descanso antes de disputar el último partido amistoso contra el Daegu FC, el equipo con un magnífico estadio: el Estadio Daegu, con capacidad para más de 60.000 personas. Este también fue el lugar donde se albergó el partido por el tercer puesto del Mundial de 2002.
El programa en Daegu está bien organizado: la distancia del hotel al estadio es de tan solo 4 km, por lo que el autobús del equipo puede ir más rápido de lo habitual. Tras el partido, el equipo azulgrana viajará directamente al aeropuerto de Incheon (Seúl) por carretera (una distancia de más de 3 horas) para tomar el vuelo de regreso a Barcelona.
El Barcelona sigue siendo el club amado por los aficionados asiáticos. |
A pesar de un comienzo complicado del viaje debido a retrasos y problemas logísticos, el Barça finalmente ha completado una gira que ha traído muchos aspectos positivos. Desde probar a la plantilla, consolidar su rendimiento, generar confianza con la afición, hasta la repercusión mediática y los ingresos comerciales, todo ha dado señales positivas.
Pero lo más importante es que el Barça reitera al mundo una cosa: no es sólo un equipo de fútbol, sino un icono cultural global, estrechamente vinculado a Cataluña pero también perteneciente a millones de corazones amantes del fútbol en todos los continentes.
¿Qué sigue? El último partido en Daegu será su despedida de Asia. Pero para el Barcelona, cada viaje como este es un paso hacia una nueva temporada, una en la que no solo recuperarán su gloria, sino que también reafirmarán su estatus como un imperio del fútbol.
Fuente: https://znews.vn/barca-gay-bao-tai-han-quoc-post1574080.html
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