Si nota que el pene de su hijo se ve inusualmente corto, es difícil de exponer o tiene un prepucio que no se retrae durante la limpieza, preocúpese. Esto podría ser un signo de pene enterrado con fimosis, dos afecciones comunes en niños, especialmente en varones con sobrepeso.
Estos problemas no sólo provocan dificultades en la limpieza, sino que también pueden provocar complicaciones graves si no se tratan a tiempo.
Afortunadamente, la cirugía moderna puede corregir de forma segura ambas afecciones, con técnicas avanzadas que preservan la piel, asegurando la estética y la función.

¿Qué es el pene enterrado y la fimosis?
El pene enterrado es una afección en la que el pene se hunde en el tejido graso del pubis o el escroto, lo que hace que parezca más corto o casi invisible al estar de pie o acostado. Esta afección es común en bebés, niños obesos y, a veces, en adultos con acumulación de tejido graso.
La fimosis se produce cuando el prepucio está demasiado apretado como para retraerlo y exponer el glande, lo que dificulta su limpieza y lo hace propenso a infecciones. Cuando un niño presenta ambos problemas, el riesgo de infecciones del tracto urinario, dolor al orinar o efectos psicológicos (como baja autoestima) aumenta significativamente.
Los padres deben prestar atención, si su hijo tiene un pene anormalmente corto, un prepucio intratable o enrojecimiento frecuente, hinchazón o dificultad para orinar, lleve a su hijo a un urólogo - andrólogo inmediatamente.
Cirugía: Solución segura con técnicas que preservan la piel.
La cirugía para niños con pene enterrado y fimosis requiere meticulosidad para resolver ambos problemas, garantizando al mismo tiempo la ausencia de pérdida de piel tras la cirugía, lo que permite obtener resultados estéticos y funcionales óptimos. Los médicos suelen realizar la cirugía en una o dos etapas, según la condición específica del niño.

Paso 1: Libera el pene, recupera su forma natural
Para tratar el pene enterrado, el médico liberará el exceso de grasa o piel del pene en la zona púbica. En niños obesos, el exceso de grasa puede eliminarse mediante escisión directa o liposucción suave. Posteriormente, el pene se fija en su posición natural mediante tejido conectivo, como el ligamento suspensorio del pene, para evitar que se "entierre".
La clave es preservar la piel del pubis o del escroto para la reconstrucción. Se utilizan técnicas plásticas avanzadas, como la plastia en Z o la plastia en Y, para estirar y redistribuir la piel localmente, asegurando la cobertura del pene sin causar tensión. Estos métodos reducen el riesgo de cicatrices antiestéticas, dándole al niño una apariencia natural.
Paso 2: Corta el prepucio con habilidad
Tras liberar el pene, el médico tratará la fimosis extirpando la piel estrecha. En lugar de extirpar todo el prepucio, se prefiere una técnica mínimamente invasiva para conservar la mayor cantidad de piel posible. Instrumentos como la pinza Plastibell (común en niños) o la pinza Gomco ayudan a controlar la cantidad exacta de piel extirpada, evitando así la extracción excesiva y la consiguiente deficiencia.
Las suturas cosméticas son un factor importante. El médico utiliza suturas absorbibles y técnicas de sutura continua para facilitar la cicatrización y minimizar la contractura de la cicatriz.
En casos raros donde no hay suficiente piel, el médico puede considerar usar piel del área escrotal o una membrana biológica como el colágeno para ayudar en la regeneración, pero esto a menudo no es necesario gracias a las técnicas modernas de preservación de la piel.
Al tratar ambas afecciones, los médicos generalmente tratan primero el pene enterrado para evaluar la cantidad de piel disponible y luego realizan la circuncisión.
Antes de la cirugía, se marca cuidadosamente la piel para determinar qué conservar y qué quitar, garantizando que no se corte demasiada piel.
Esta técnica requiere de un médico experimentado para planificar con precisión, evitando deficiencias en la piel que produzcan tirantez o cicatrices antiestéticas.
¿Cómo evitar la caída de la piel?
Para garantizar un buen resultado quirúrgico, el médico aplica las siguientes medidas:
Evaluación preoperatoria minuciosa: Determine la elasticidad y la cantidad de piel en la zona genital del niño. En niños pequeños, el médico considera la edad y el grado de enterramiento del pene para decidir si la cirugía se realizará en una o dos etapas.
Técnicas de conservación de piel: Priorice métodos como la plastia en Z o la circuncisión mínima para conservar la mayor cantidad posible de piel intacta. Evite eliminar demasiada grasa púbica, ya que esta es una fuente importante de piel.
Cuidados postoperatorios: Use un vendaje compresivo ligero para reducir la inflamación y aplique antibióticos o cremas para favorecer la cicatrización. Los padres deben asegurarse de que su hijo evite actividades intensas durante las primeras 4 a 6 semanas para prevenir el estiramiento de la piel.
Aunque esta cirugía suele ser segura, pueden presentarse complicaciones como pérdida de piel, contractura cicatricial, infección o reenterramiento del pene. Para minimizar estos riesgos, el cirujano utilizará técnicas de sutura precisas, controlará el sangrado con electrocauterio y podría recetar antibióticos profilácticos.
En el caso de los niños obesos, los padres deben alentarlos a perder peso para evitar que el tejido graso se acumule nuevamente, reduciendo así el riesgo de recaída.
Dr. Pham Duc Manh (Departamento de Andrología, Hospital Militar Central 108)
Fuente: https://khoahocdoisong.vn/bien-chung-nghiem-trong-do-vui-duong-vat-hep-bao-quy-dau-post1553034.html
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