Abandonar el método de aprendizaje que explota la memoria y estimular en cambio el pensamiento creativo: eso es reforma educativa. En la era en la que hacemos clic con el ratón y encontramos muchísima información, deja que tus neuronas trabajen para encontrar cosas nuevas.
Para lograrlo, desde que están todavía en la escuela, los estudiantes deben ser educados y entrenados para pensar independientemente y practicar la creatividad, en lugar de aprender de memoria, imitando, recordando bien y luego repitiendo correctamente y siendo considerados buenos.
Esta forma de aprender es buena para imitar y repetir como un loro, pero no tiene la inteligencia necesaria para la exploración y la invención. No animemos a nuestros hijos a seguir el método de memorización, de lo contrario, en el mejor de los casos se convertirán en profesores que sólo se especializan en "recitar y citar".
En lugar de llamar a los estudiantes a la pizarra para repasar lecciones antiguas, concéntrese en otras formas de aprendizaje e inspiración, como presentaciones, prácticas, experimentos y productos de aprendizaje. Desde estudiante, saber plantear una presentación y exponer de forma coherente tus ideas y opiniones es un método de enseñanza que ayuda al alumno no sólo a acumular sino también a buscar conocimiento con una actitud proactiva.
Entonces, es correcto dejar de revisar lecciones antiguas, pero el siguiente paso es reducir las tareas. Reducir la carga de los estudiantes debe empezar con cosas concretas como ésta.
La mayoría de los estudiantes tienen que estudiar dos sesiones, tomar clases adicionales y luego tener una pila de tareas para terminar todos los días. Esto es anticientífico y antieducativo.
Todas las lecciones y ejercicios nuevos deben completarse durante la clase. Los estudiantes vuelven a casa a descansar y divertirse, no a enterrar la cabeza en las tareas hasta altas horas de la noche, lo que les deja sin energía para ir a clase al día siguiente. Estudiar así es una tortura, no ves ninguna mejora, es como si le quitaran el látex a un árbol de caucho cuando aún es joven.
Hay asignaturas que no requieren tarea, y las que sí la requieren están limitadas, cuanto menos mejor, para que el alumno pueda realizar sus tareas pero no verse presionado hasta el punto de la “depresión” o miedo a estudiar.
Reducir la carga de los estudiantes también reduce la presión sobre los profesores, es decir la reforma educativa.
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