El "fenómeno de Internet" se convierte en el centro de la polémica
Cada primavera, a finales de los años 70, los algodoneros florecen a lo largo de los diques del Norte como una llama roja que ilumina los recuerdos. El árbol del algodón no es sólo una imagen, sino un símbolo de la vida, del campo, de las cosas sencillas pero profundas.
El árbol de arroz de Ha Nam, que una vez se alzaba tranquilo en los campos, de repente se convirtió en un "fenómeno de Internet". Las fotos del check-in se volvieron virales. La gente acudió en masa. Ese árbol de repente se convirtió en un "destino de millones de visitas" con solo un clic.
Pero entonces, como una bofetada en la cara de todos los soñadores... la hilera de árboles de algodón de color rojo brillante fue talada no por desastres naturales, sino por culpa de... la gente y la incompetencia de la gestión local.
Algunos individuos han levantado barricadas arbitrariamente y han atacado a los visitantes. Cuando se les opone, “manipulan” brutalmente el paisaje como si la belleza fuera propiedad privada, y si no genera ganancias, lo… destruyen.
En las redes sociales han circulado imágenes de un árbol de ceiba en el grupo residencial Nguyen Doai, al que se le habrían cortado las ramas. Captura de pantalla |
Las redes sociales pueden hacer maravillas, convirtiendo un árbol anónimo en un "destino nacional". Pero también son las redes sociales, cuando no están guiadas ni gestionadas, las que pueden convertir la belleza en un punto de controversia.
La gente se arrepiente. La gente está enojada. La gente escribe estados de duelo. Pero nadie podía responder a una pregunta sencilla: ¿A quién pertenece ese árbol de ceiba?
Si se trata de propiedad privada, las personas tienen derecho a controlar su espacio vital. Pero ¿es razonable cobrar esa tarifa? ¿Existe transparencia financiera? ¿Existe alguna base legal para regularlos, orientarlos o protegerlos? ¿O fue simplemente una reacción espontánea e improvisada al potencial económico inesperado cuando el árbol de repente se convirtió en un "destino de millones de visitas"?
Si es propiedad pública, ¿qué organismo es responsable de coordinarlo? ¿Quién es responsable de planificar el destino, mantener el orden, guiar a los visitantes y, lo más importante, compartir los beneficios de manera justa con la comunidad anfitriona?
No hay respuesta. O mejor dicho, nadie se atrevió a responder. Debido a la ambigüedad de la propiedad, la opacidad de la gobernanza y la indiferencia de las partes interesadas, una raíz de arroz se ha convertido en un símbolo de un fracaso sistémico: fracaso en la protección de la belleza, fracaso en la distinción de intereses y fracaso en el manejo del patrimonio vivo.
De las raíces del arroz a las lagunas en la planificación cultural
El incidente no se detuvo en "un árbol de algodón talado debido a una discusión sobre las tarifas de las fotografías". Pero la pregunta candente es cómo tratamos los activos culturales y naturales en la era digital.
Hoy es un árbol de ceiba. Mañana podría ser una antigua playa de piedra, un campo en terrazas, un camino cubierto de flores, un pozo de pueblo, un dique cubierto de juncos… Todo puede “ponerse de moda” con un clic del ratón y también puede olvidarse o destruirse tras una discusión.
Cuando la fama llega demasiado rápido y la gestión tarda en actualizarse, en lugar de crear un modelo de desarrollo turístico sostenible, genera contradicciones, abusos y, en definitiva, conflictos sociales.
Los turistas toman fotografías en el camino del algodón en marzo. Foto: Thuy Ja |
Cada vez que una bella escena "se pone de moda", es sólo cuestión de seguir la tendencia sin ningún tipo de planificación. Ninguna organización. No hay reparto de beneficios. Sin representante legal. No hay un proceso de coordinación tripartito: Gobierno – población – turistas.
En esa ausencia, el gobierno local, que debería haber permanecido en el medio como pilar de la armonía y la protección de la propiedad comunitaria, se mantuvo al margen o solo reaccionó tardíamente después de que todo había sucedido.
¿Por qué no aprovechar proactivamente las “tendencias de las redes sociales” para convertir las sorpresas en oportunidades para el desarrollo sostenible?
No podemos seguir considerando el paisaje de nuestra patria como un “producto de consumo de corto plazo”, al que venir a tomar fotografías, a presumir, para luego irnos, dejando tras de sí polémica y agitación comunitaria.
La preservación cultural no puede detenerse en grandes festivales o bellos lemas, sino que debe comenzar con la preservación de cada árbol, cada dique, cada tejado antiguo como diarios vivos de la memoria comunitaria.
Un árbol de ceiba cortado no solo pierde su sombra sino que también pierde la oportunidad de aprender a comportarnos cívicamente con la belleza, ser amables con los recuerdos y ser responsables con el patrimonio.
No esperes hasta que el ícono se rompa para encontrar al culpable. Lo que necesitamos es un ecosistema cultural donde la belleza se planifique, los recuerdos se preserven, las comunidades sean escuchadas y los gobiernos no puedan quedarse al margen.
Ser famoso no significa que estarás protegido. Hacerse viral no es suficiente para perdurar.
Sólo el consenso entre la ley, la comunidad y la conciencia conservacionista puede ayudar a que un ícono viva más que el ciclo de vida de una tendencia.
Anteriormente, en muchos foros de redes sociales, circulaba información sobre los turistas que llegaban al barrio de Tien Noi, ciudad de Duy Tien (provincia de Ha Nam) para tomarse fotos con el árbol de kapok y tenían que pagar una tarifa, lo que atraía la atención de la comunidad. Luego, en la mañana del 11 de abril, la noticia de que a los árboles de kapok de esa zona les habían cortado las ramas debido a una disputa por el cobro por tomar fotografías hizo enfadar a mucha gente. |
Fuente: https://congthuong.vn/cay-gao-o-ha-nam-bi-chat-va-lo-hong-quan-ly-van-hoa-382645.html
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