Compromiso para la estabilidad política alemana
A finales de abril, el SPD adoptó una importante decisión: unirse a la coalición gobernante con el bloque CDU/CSU. Con más del 80% de los miembros del SPD votando a favor, el camino para la formación de un nuevo gobierno bajo el liderazgo de Friedrich Merz estaba abierto. Aunque las negociaciones entre los partidos no fueron fáciles, los propios partidos evitaron grandes escándalos y evitaron que la situación política cayera en una crisis.
La decisión no fue fácil ni para la CDU/CSU ni para el SPD, ya que ambos partidos se enfrentan a un cambio en el panorama político alemán. Aunque las diferencias entre estos partidos siguen siendo considerables, reconocen que sólo la cooperación puede evitar el retorno al caos multipartidista y detener el ascenso del partido de extrema derecha AfD.
La coalición entre la CDU/CSU y el SPD ha sido llamada “gran coalición” en la historia política alemana, pero bajo la actual distribución de escaños parlamentarios , el término ya no es apropiado. Con una mayoría relativamente pequeña, la combinación ya no transmite la sensación de poder absoluto que alguna vez tuvo. En cambio, la coalición ahora se convierte en una “mini-coalición”, lo que obliga a los partidos participantes a buscar consenso sobre cuestiones importantes.
La formación de esta coalición no es sólo una solución política temporal para mantener la estabilidad, sino también una respuesta al ascenso de la AfD. Con esta fuerza de extrema derecha atrayendo cada vez más el apoyo de una gran parte del electorado, especialmente en zonas que son "territorio" de los partidos tradicionales, la alianza CDU/CSU - SPD se convierte en una opción viable para evitar la polarización política y proteger la democracia.
Sin embargo, esta combinación de partidos con opiniones políticas opuestas seguirá creando desafíos no menores. Cuestiones como la reforma fiscal, la seguridad social o la política exterior requerirán ajustes constantes, especialmente a medida que los partidos de oposición, como AfD y Die Linke, ganen influencia en el Parlamento. Sin embargo, en el contexto actual, este nuevo gobierno todavía es visto como la única solución para mantener la estabilidad y evitar la agitación política en el país.
Las negociaciones para un acuerdo de coalición entre la CDU/CSU y el SPD, aunque no estuvieron exentas de importantes debates, aún reflejan un consenso significativo entre los dos principales partidos de Alemania. Los términos del acuerdo no son vinculantes, pero demuestran una convergencia en muchas cuestiones políticas y sociales y revelan importantes puntos en común entre las opiniones de la coalición gobernante.
De hecho, las posiciones de ambos partidos se superponen en la mayoría de las cuestiones importantes, desde las políticas económicas hasta las cuestiones sociales. Tanto la CDU/CSU como el SPD son muy conscientes de los desafíos que afronta Alemania, como la necesidad de reformar el sistema fiscal, mantener las políticas de seguridad social y responder a problemas globales como el cambio climático y la seguridad internacional.
La política exterior alemana bajo Friedrich Merz: de la confrontación al pragmatismo
Uno de los puntos destacables del nuevo acuerdo de coalición entre la CDU/CSU y el SPD es el cambio en la política exterior de Alemania, que refleja un claro alejamiento de las políticas tradicionales de cada partido. En los acuerdos de coalición anteriores, es fácil ver la impronta de cada partido, especialmente el SPD y los Verdes, en la configuración de la política exterior. Sin embargo, esta vez, esa distinción prácticamente ha desaparecido, lo que demuestra cierta armonía entre los principales partidos sobre la estrategia de política exterior en el contexto actual.
Anteriormente, el SPD tenía una clara política “oriental”, iniciada por el canciller Willy Brandt con la política “Ostpolitik” (Política Oriental), destinada a mejorar las relaciones con los países de Europa del Este, especialmente la Unión Soviética. Sin embargo, tras abandonar esta política, el SPD aún tiene que encontrar la manera de recrear una política similar en el nuevo contexto, cuando las relaciones internacionales y la distribución global del poder han cambiado dramáticamente. La ausencia de una estrategia “oriental” clara muestra que el SPD, al igual que la CDU/CSU, busca una política exterior más pragmática y flexible, en consonancia con el mundo multipolar actual.
Esto es evidente en el acuerdo de ambas partes de centrarse en las relaciones transatlánticas, especialmente con Estados Unidos y sus socios europeos. En la diplomacia alemana ya no existe ninguna relación especial más allá de ésta. Tanto la CDU/CSU como el SPD son conscientes de que las relaciones con Estados Unidos y los aliados de la OTAN son una piedra angular importante de la política exterior alemana, mientras que las relaciones con Rusia y los países de Europa del Este se han vuelto mucho más complicadas tras el conflicto en Ucrania y los cambios en el entorno político mundial.
En la nueva coalición gobernante, el SPD ya no está interesado en el puesto de Ministro de Asuntos Exteriores, un cargo que solía ser simbólico en la política alemana. De este modo, por primera vez en muchos años, tanto la Cancillería como el Ministerio de Asuntos Exteriores quedaron en manos de la CDU, con Friedrich Merz como Canciller y Johann Wadephul asumiendo el papel de Ministro de Asuntos Exteriores.
A diferencia del mandato anterior, en el que los desacuerdos entre Olaf Scholz y Annalena Baerbock dificultaron repetidamente la política exterior alemana, el dúo Friedrich Merz - Johann Wadephul mostró consenso y coherencia. Esta combinación promete aportar una dirección más clara y estable al papel global de Alemania, mientras que el SPD se centra más en políticas internas como la economía y el bienestar social.
El SPD decidió no competir por el Ministerio de Asuntos Exteriores, manteniendo en su lugar el Ministerio de Defensa y obteniendo el control del Ministerio de Finanzas. Según la explicación del SPD, en el contexto de la militarización del país y la inestabilidad global, el control de estos dos ministerios es suficiente para dominar el flujo de caja del país y guiar la estrategia interna. El ministro de Defensa, Boris Pistorius, se ve obligado a mantener una fuerte imagen mediática, mientras que asumir el Ministerio de Finanzas ayuda al SPD a asegurar el control financiero de sus prioridades. Entre las ambiciones de política exterior y los intereses políticos prácticos, el SPD optó por estos últimos.
Por el lado de la CDU, el canciller Friedrich Merz se enfrentará a dos grandes problemas de política exterior: reestructurar las relaciones con EE.UU. y reorientar la postura hacia Rusia. El primer encuentro entre Merz y el presidente estadounidense Donald Trump generó mucha expectativa. Gracias a su amplia experiencia en los negocios, se espera que la nueva canciller alemana encuentre fácilmente puntos en común con un presidente que tiene un estilo de negociación similar. Sin embargo, carece de conexiones personales con el círculo íntimo de la administración Trump, que se ha mantenido distanciado de los políticos alemanes, la mayoría de los cuales están más familiarizados con el Partido Demócrata de Estados Unidos. Por lo tanto, reconstruir la confianza en las relaciones germano-estadounidenses será costoso y difícil.
En las relaciones con Rusia, es poco probable que el nuevo gobierno consiga un avance, pero es probable que suavice el tono de confrontación. Aunque en la clase política alemana predomina una postura dura hacia Moscú, la presión de las empresas y la sociedad civil nacionales está creciendo. Los daños causados por la pérdida de energía barata y el cansancio del prolongado conflicto obligaron a Berlín a considerar una vía de compromiso.
El nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Johann Wadephul, es una figura experimentada e influyente. Aunque es conocido por su postura dura hacia Rusia y su apoyo a la ayuda militar a Ucrania, también se ha pronunciado en defensa del diálogo con Moscú a través de foros como el Diálogo de Petersburgo y la Conferencia de Potsdam. Johann Wadephul admitió que la política alemana había subestimado la reacción de Rusia a la expansión de la OTAN, una señal de que era capaz de ajustar su postura si fuera necesario.
Al igual que el nuevo canciller Friedrich Merz, Johann Wadephul era un atlantista acérrimo que creía en un papel de liderazgo para Occidente. Sin embargo, ninguno de ellos está atado a una posición fija: son capaces de cambiar de táctica, incluso a favor de normalizar las relaciones con Moscú.
Una normalización parcial de las relaciones con Rusia sólo puede tener lugar si se dan condiciones favorables, incluido un cambio en las actitudes occidentales, las presiones económicas internas y las necesidades políticas internas. Aunque el anterior gobierno alemán utilizó el conflicto de Ucrania para lidiar con problemas internos, esa estrategia hasta ahora ha demostrado ser ineficaz. Si la crisis comenzó con la ruptura ruso-alemana, el camino hacia la recuperación también puede comenzar con la reanudación del diálogo constructivo. Como economista y político pragmático, Friedrich Merz podría haber sido el hombre con el sentido común necesario para aprovechar esa oportunidad.
Hung Anh (colaborador)
Fuente: https://baothanhhoa.vn/chinh-phu-moi-cua-duc-thoa-hiep-noi-bo-thach-thuc-doi-ngoai-247676.htm
Kommentar (0)