Anteriormente, se había inyectado silicona líquida, un tipo de relleno que está prohibido, con la esperanza de levantar su nariz, rellenar sus mejillas hundidas y las líneas de expresión según el feng shui.
| Fotografía ilustrativa. |
Sin embargo, tras la cirugía estética, su cuerpo comenzó a reaccionar de forma anormal a los olores de cosméticos, perfumes, pasta de dientes, detergentes e incluso a los olores corporales de otras personas en ascensores o supermercados.
Según la Dra. Hoang Thi Lam, profesora asociada y jefa del Departamento de Inmunología Clínica del Hospital General Tam Anh de Ciudad Ho Chi Minh, el silicio es un compuesto polimérico no degradable. Al inyectarse en el cuerpo, el sistema inmunitario lo reconoce como un cuerpo extraño. El silicio no se disuelve, sino que se extiende y se acumula bajo la piel, provocando una reacción inflamatoria prolongada que causa una pérdida del control inmunitario y una hipersensibilidad a numerosas sustancias.
El caso del Sr. H es un ejemplo típico de alergia crónica debida a complicaciones posteriores a la inyección de silicona, con síntomas que no solo se limitan a la piel sino que se extienden a reacciones sistémicas graves como el choque anafiláctico.
A lo largo de los años, el Sr. H. tuvo que usar regularmente medicamentos antialérgicos que contenían corticosteroides. Sin embargo, el uso prolongado sin la prescripción adecuada le provocó el síndrome de Cushing, insuficiencia suprarrenal y diabetes.
Según el Dr. Lam, los corticosteroides pueden salvar vidas en reacciones alérgicas agudas, pero si se abusa de ellos o se usan arbitrariamente durante mucho tiempo, provocarán una serie de trastornos endocrinos peligrosos.
Tras una consulta con especialistas, los médicos determinaron que la mejor opción de tratamiento era la extracción quirúrgica de los nódulos de silicona. Sin embargo, debido a que esta sustancia ha permanecido en el cuerpo durante demasiado tiempo, causando una inflamación crónica compleja, sumado a enfermedades subyacentes como la insuficiencia suprarrenal y la diabetes, la cirugía supondría un gran riesgo para la vida.
El señor H. rechazó la cirugía, por lo que los médicos optaron por el tratamiento médico, centrándose en controlar las alergias y estabilizar las enfermedades subyacentes para prevenir complicaciones.
Debido a que el cuerpo reacciona a muchos medicamentos comunes, los médicos se ven obligados a elegir fármacos menos eficaces, que son de larga duración, costosos y tienen muchos efectos secundarios potenciales.
Finalmente, el tratamiento de elección fue un fármaco biológico que contenía omalizumab, un anticuerpo monoclonal que trata las reacciones alérgicas graves. El tratamiento consiste en seis a ocho inyecciones, administradas una vez al mes, para controlar los síntomas sin afectar a las glándulas suprarrenales, ya debilitadas.
Tras cuatro inyecciones y un estricto cumplimiento del tratamiento, la alergia del Sr. H mejoró significativamente, disminuyendo en un 70%. Pudo tomar algunos antibióticos y su sensibilidad a los olores también disminuyó considerablemente. Si bien aún presentaba urticaria y sensibilidad a los productos químicos, la gravedad era menor y ya no representaba un riesgo para su vida como antes.
La Dra. Hoang Thi Lam, profesora asociada, recomienda que ante síntomas de alergias prolongadas como urticaria, picazón, secreción nasal, párpados hinchados y dificultad para respirar, no se debe recurrir a la automedicación de forma arbitraria. Esto podría ser una manifestación de trastornos inmunitarios o alergias crónicas a diversos alérgenos como el polen, los alimentos, los medicamentos, los productos químicos, el polvo doméstico o las condiciones climáticas.
Una visita al inmunólogo clínico, la realización de una prueba de alergia y una prueba cuantitativa de IgE ayudarán a diagnosticar la causa exacta y a establecer un régimen de tratamiento adecuado, evitando que la enfermedad progrese a una forma grave y potencialmente mortal.
El caso del Sr. H es una advertencia sobre las consecuencias a largo plazo e impredecibles de embellecerse con rellenos de origen desconocido en instalaciones cosméticas no cualificadas.
Los tratamientos de belleza deben realizarse en centros médicos y salones de belleza de prestigio, con médicos altamente especializados y productos homologados. Es fundamental informarse bien sobre los riesgos antes de cualquier intervención estética para evitar consecuencias a largo plazo como la del caso descrito.
Fuente: https://baodautu.vn/di-ung-nang-sau-9-nam-tiem-silicon-nang-mui-d370359.html






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