1. Palacio de Schönbrunn
El Palacio de Schönbrunn con su espléndida y magnífica belleza (Fuente de la foto: Collected)
En la Viena moderna, el Palacio de Schönbrunn parece un cuento de hadas inacabado. Con su esplendor y magnificencia, este lugar fue en su día la residencia de verano de la dinastía de los Habsburgo, un símbolo de poder y lujo que perduró durante siglos.
Al recorrer los salones dorados y las paredes elaboradamente talladas, los visitantes parecen transportarse a la época de la emperatriz María Teresa y el emperador Francisco José. El mobiliario se conserva desde el siglo XVIII, lo que hace que cada paso se sienta sagrado, como si se caminara sobre las huellas del tiempo.
En particular, el vasto jardín barroco que rodea el palacio es un paraíso para los amantes de la naturaleza y el arte. Los senderos arbolados, las fuentes, los laberintos verdes... crean una imagen lírica y encantadora. Con su profundidad histórica y belleza atemporal, Schönbrunn merece ser un destino turístico imprescindible en Viena en su viaje de descubrimiento.
2. Iglesia de San Esteban
La Iglesia de San Esteban se alza como una torre de fe y arte (Fuente de la foto: Collected)
En el corazón de Viena, la Catedral de San Esteban (Stephansdom) se alza como una torre de fe y arte. Construida en el siglo XII y terminada muchos siglos después, esta estructura es una joya de la arquitectura gótica europea.
La colorida cúpula es como un gigantesco tapiz bordado que refleja la luz del sol cada amanecer, iluminando toda la plaza. Al entrar, los visitantes se encontrarán con un espacio misterioso, con una luz tenue que se filtra a través de las vidrieras, creando la sensación de estar en eterna oración.
El famoso órgano y los conciertos de música clásica que se celebran aquí hacen de la Catedral de San Esteban no solo un lugar de culto, sino también un punto de encuentro entre la religión y la música . En el corazón de la Viena moderna, la Catedral de San Esteban sigue siendo un destino turístico que conserva su identidad más antigua, donde cada piedra puede contar una historia a las almas de los viajeros en busca de paz.
3. Ópera Estatal de Viena
La Ópera Estatal de Viena es un símbolo del espíritu artístico austriaco (Fuente de la foto: Collected)
Si hay un lugar en Viena que puede hacerte latir el corazón incluso antes de que suene una sola nota musical, es la Ópera Estatal de Viena (Wiener Staatsoper). Desde el siglo XIX, ha sido un símbolo del espíritu artístico austriaco, las representaciones históricas y el orgullo nacional.
La arquitectura renacentista del teatro evoca los edificios clásicos italianos, con cada detalle meticulosamente decorado y noble. Pero es el espacio interior, donde se alza el telón de terciopelo rojo y comienza a resonar la sinfonía, el verdadero alma del teatro. Óperas de Mozart, Beethoven, Strauss… aún se interpretan con el máximo respeto por el patrimonio musical de la humanidad.
Al visitar el teatro, los visitantes no solo se sumergen en la atmósfera del arte clásico, sino que también aprenden más sobre la historia de la música austriaca, donde cada nota puede evocar un pasado glorioso. Para los amantes de la música, la cultura y la belleza, este es un destino turístico imprescindible en Viena.
4. Palacio Belvedere
El Palacio Belvedere fue en su día el lugar de descanso del Príncipe Eugenio de Saboya (Fuente de la foto: Collected)
El Palacio Belvedere no es solo una maravilla arquitectónica, sino también el corazón del arte austriaco. Construido a principios del siglo XVIII, este complejo barroco fue la residencia del príncipe Eugenio de Saboya y ahora es uno de los principales museos de arte de Europa.
El interior del Belvedere alberga obras maestras de Gustav Klimt, Egon Schiele y Oskar Kokoschka, los nombres que dieron fama al arte expresionista austriaco. Entre ellas, el cuadro de Klimt «El beso», con su brillante color amarillo y su apasionada emoción, se ha convertido en un símbolo eterno del amor y la sublimación.
En el exterior del palacio, los jardines simétricos con lagos de cristalina azul y árboles cuidadosamente podados crean una escena poética única. La luz del atardecer que cae sobre el Belvedere es como un velo de ensueño, cubriendo el espacio de misterio y romance. Esto es lo que convierte al Belvedere en uno de los destinos turísticos favoritos de Viena para los amantes del arte y la belleza.
5. Prater y la noria gigante
El parque Prater le da a Viena un aire fresco y moderno (Fuente de la foto: Collected)
En contraste con el aspecto clásico y tranquilo de los edificios históricos, el Prater aporta un aire fresco y moderno a Viena. Con su amplia zona, frondosos árboles y vibrantes espacios abiertos, el Prater es un lugar ideal para que los vieneses se relajen los fines de semana y una experiencia interesante para los visitantes internacionales.
El punto culminante del Prater es la gigantesca noria Wiener Riesenrad, un símbolo asociado con películas románticas e interminables historias de amor. Desde una altura de casi 65 metros, los visitantes pueden disfrutar de una vista panorámica de Viena, desde los brillantes tejados rojos hasta los palacios a lo lejos. Con la fresca brisa y la brillante luz del atardecer, cada cuadro de la noria parece estar cubierto de una capa de suaves emociones.
Además, la moderna zona de ocio del Prater con diversos juegos, desde los clásicos hasta los de aventura, también convierte a este lugar en uno de los destinos turísticos de Viena aptos para todas las edades, desde las almas viajeros hasta los corazones jóvenes.
A través de los 5 destinos turísticos de Viena que se listan en este artículo, su viaje no se limitará a caminar, sino también a la sublimación del alma. Deje que Viena le susurre en cada aliento del casco antiguo, cada sonido del piano y cada sonrisa apacible en la soleada plaza. Porque Viena no es solo para visitar, sino para amar, para recordar y para soñar...
Fuente : https://www.vietravel.com/vn/am-thuc-kham-pha/dia-diem-du-lich-vienna-v17298.aspx
Kommentar (0)