Un terremoto de magnitud 7,8 sacudió el centro de Turquía y el noroeste de Siria la tarde del 6 de febrero, causando la muerte de unas 4.300 personas, heridas a casi 14.500 y destruyendo 5.600 viviendas. Se considera el terremoto más fuerte que ha azotado Turquía en más de una década y es una de las razones de la fuerte caída de la lira.

Los expertos temen que el terremoto tenga un impacto significativo en la población y la economía del país. Aunque aún no se han cuantificado los daños económicos , el Servicio Geológico de Estados Unidos estima que la economía turca podría perder alrededor del 2 % de su Producto Interno Bruto (PIB).

Las monedas de los mercados emergentes cayeron frente al dólar estadounidense el 3 de febrero después de que Estados Unidos publicara un sólido informe de empleo, lo que sugiere que la Reserva Federal estadounidense (FED) podría seguir aumentando las tasas de interés.

La lira turca alcanzó por última vez un mínimo histórico de 18,84 liras por dólar el 26 de diciembre de 2022. La moneda se ha debilitado casi un 1% desde principios de 2023.

Además, la inflación también contribuye a la depreciación de la moneda nacional. En Turquía, la inflación ha aumentado de forma constante desde mayo de 2021. Los hogares turcos han perdido gradualmente poder adquisitivo a pesar de las medidas gubernamentales, como los aumentos salariales.

Turquía atraviesa su peor crisis financiera en décadas, con la lira cayendo constantemente desde la pandemia de COVID-19. El conflicto entre Rusia y Ucrania también ha agravado la situación, disparando los precios de la energía a nuevos máximos. Las tensiones geopolíticas han vuelto a aumentar recientemente, ya que Washington ha advertido que Ankara está aumentando sus exportaciones a Rusia, lo que, según Washington, está ayudando a Moscú a prolongar el conflicto en Ucrania.

H.Ha (Reuters, US News)