
Además, el mercado también está preocupado de que el próximo informe de inflación de EE. UU. pueda provocar otro episodio de volatilidad.
En consecuencia, el yen se situó en 160,45 yenes por dólar en los mercados asiáticos el jueves, justo por debajo del mínimo de 38 años de 160,87 yenes por dólar registrado el 26 de junio.
La atención del mercado se centra ahora en Tokio, después de que el viceministro de Finanzas, Masato Kanda, dijera a principios de esta semana que las autoridades estaban siguiendo de cerca los acontecimientos en el mercado cambiario y estaban listas para intervenir.
El ministro de Finanzas japonés, Shunichi Suzuki, expresó el 27 de junio su preocupación por el impacto de un yen más débil en la economía. Los funcionarios japoneses están analizando rápidamente la situación y tomarán medidas si es necesario.
El secretario jefe del Gabinete, Yoshimasa Hayashi, también declaró en una conferencia de prensa ese mismo día que Tokio tomaría medidas "apropiadas" contra las fluctuaciones excesivas en el mercado cambiario. Se negó a comentar sobre el valor del yen y si el gobierno intervendría.
Los analistas afirman que los operadores podrían seguir tanteando el terreno para ver cuándo actuará el gobierno japonés. Algunos prevén que la moneda podría caer a 165 yenes por dólar, mientras que otros advierten que podría caer a 170 yenes por dólar.
La última caída de la moneda japonesa se produce en medio de la incertidumbre sobre el momento del recorte de tipos de interés de la Reserva Federal de EE. UU. y la cautela del Banco de Japón (BoJ) en el endurecimiento de la política monetaria. La Fed sigue preocupada por la inflación descontrolada y las autoridades japonesas intentan evitar perjudicar la frágil economía.
El índice de gasto de consumo personal (PCE) de EE. UU., el indicador de inflación preferido por la Fed, se publicará este viernes (28 de junio, hora local). Unas cifras mejores de lo esperado podrían aplazar las expectativas de un recorte de tipos por parte de la Fed y aumentar la presión alcista sobre el dólar.
Las autoridades japonesas podrían estar empezando a preocuparse no sólo por el ritmo sino también por la magnitud de la caída del yen, dijo Masafumi Yamamoto, estratega cambiario de Mizuho Securities.
Pero los analistas dudan de que los ajustes e incluso la intervención puedan revertir la tendencia al debilitamiento del yen, ya que el principal factor de ello es la incertidumbre sobre cuándo empezará la Fed a recortar las tasas de interés.
Mientras tanto, la reunión del Banco de Japón (BoJ) del 30 y 31 de julio será seguida de cerca. El banco decepcionó a los inversores en junio al retrasar el final de su programa de compra de bonos, utilizado para reducir los costes de financiación.
El Banco de Japón ha minimizado las señales de un aumento inminente de las tasas, aunque cualquier incremento aún dejaría los costos de endeudamiento de Japón muy bajos.
Robert Brown, analista de la firma de servicios financieros MAS Markets, afirmó que el yen podría fortalecerse en el próximo período, ya que el Banco de Japón considera reducir la compra de bonos y subir los tipos de interés. Sin embargo, el diferencial cambiario con otras divisas importantes podría seguir presionando al yen mientras tanto.
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