La Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2025™ está atrayendo un interés considerable entre los aficionados. |
Rodeada de escepticismo y críticas desde el anuncio de la idea de ampliar la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2025™ a un torneo de 32 equipos, la Federación Mundial de Fútbol (FIFA) se ha enfrentado a una presión considerable, desde expertos y la prensa hasta jugadores y entrenadores. Existe la preocupación de que esta sea una versión barata del Mundial, una apuesta comercial arriesgada, un torneo forzado a convertirse en un festival, pero esencialmente vacío.
Pero luego, cuando la pelota empezó a rodar y las gradas se llenaron, pareció que fue la multitud –no la FIFA– la que ofreció la refutación más contundente.
Desde los dos primeros partidos, las cifras hablan por sí solas, ayudando a la FIFA a recuperar la ventaja en la batalla por la opinión pública. El partido inaugural entre el Inter Miami y el Al Ahly atrajo a 60.927 espectadores, a solo unos miles de asientos del aforo máximo del Hard Rock Stadium (64.764).
Mientras tanto, el choque entre el PSG y el Atlético de Madrid en el Rose Bowl, un estadio emblemático del fútbol estadounidense, contó con un lleno total de 80.619 personas. No solo es una cifra impresionante, sino un récord en la historia del torneo, incluso en comparación con ediciones anteriores con solo siete equipos.
Inmediatamente después, la FIFA aprovechó la oportunidad para lanzar campañas mediáticas con un marcado tono de "ya os lo dije": carteles de agradecimiento, tuits orgullosos y comunicados de prensa afirmando que éste era "un comienzo fantástico para un Mundial de Clubes histórico".
Tienen razón. Porque en una época donde el atractivo del deporte depende cada vez más de las imágenes, las redes sociales y las estadísticas, un estadio lleno es tan importante como un gol.
Los partidos del torneo atraen grandes multitudes al estadio. |
Este éxito inicial no fue fruto de la casualidad. La FIFA eligió la sede, el equipo y el momento adecuados. Organizar el partido inaugural con Lionel Messi (Inter Miami) fue una forma inteligente de generar expectación. Traer al PSG y al Atlético de Madrid —dos equipos repletos de estrellas y con estilo— al famoso estadio de Los Ángeles fue una forma de demostrar cuánto le importa realmente el fútbol a Estados Unidos. Y la respuesta, al menos por ahora, es positiva.
Sin embargo, estas preocupaciones no han desaparecido por completo. La goleada por 10-0 del Bayern Múnich al Auckland City ha suscitado inquietud sobre la calidad de la liga.
La disparidad en los niveles de habilidad sigue siendo un tema delicado, y no todos los espectadores quieren presenciar partidos desiguales y agotadores. Pero quizás la FIFA lo acepte como parte del "costo de la globalización". Creen que si logran crear una atmósfera lo suficientemente cautivadora, esas pequeñas deficiencias quedarán eclipsadas por la oleada de apoyo y los eventos deportivos y culturales a gran escala.
Sobre todo, la FIFA tiene muy claro que el torneo de este año no necesita convertirse de inmediato en una segunda Champions League. Solo necesita sobrevivir con éxito, causar una buena impresión y abrir puertas a nuevos mercados, como Estados Unidos, Oriente Medio o Asia Oriental. Si el público de las grandes ciudades sigue llenando los estadios, si las estrellas siguen jugando y dándolo todo, el torneo tiene todas las razones para existir y prosperar.
Dos partidos no lo cuentan todo, pero bastan para cambiar un poco la opinión pública. Y si hay una lección que aprender de ese comienzo, es esta: el fútbol siempre es impredecible, no solo en el campo, sino también en la mente del público. Lo que antes se ridiculizaba como "la quimera de Infantino" ahora se está convirtiendo poco a poco en una vívida realidad en las gradas.
La FIFA aún no ha ganado del todo. Pero tras los dos primeros partidos, está claro que no ha perdido.
Fuente: https://znews.vn/fifa-da-dung-post1561358.html






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