Las discrepancias entre los miembros sobre los problemas políticos mundiales actuales y sobre la agenda general de todo el foro para el futuro ciertamente dificultarán mucho que Brasil, como actual presidente rotatorio del G20, tenga éxito en esta responsabilidad.
Reunión de ministros de Relaciones Exteriores de los países del G20 en Brasil el 22 de febrero
En apariencia, las principales discrepancias entre los grupos miembros giran en torno al conflicto en Ucrania, la posición y el papel de Rusia en el G20, y la relación entre el G20 y cada uno de sus miembros con Rusia. Además, el conflicto entre Hamás e Israel también genera controversia. Este conflicto cobró especial relevancia en la política mundial y las relaciones internacionales después de que Sudáfrica llevara a Israel ante la Corte Internacional de Justicia. En aquel entonces, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien también presidía el G20, afirmó que la actuación de Israel en la Franja de Gaza era similar al genocidio nazi contra los judíos en Europa a principios del siglo XX.
En los últimos dos años, durante la presidencia rotatoria de Indonesia e India del G20, los miembros occidentales y prooccidentales intentaron convertirlo en un foro antirruso. Ahora, este grupo busca que Luiz Inácio Lula da Silva no se centre tanto en la guerra de Gaza y preste menos atención al conflicto en Ucrania. Por lo tanto, al G20 le resulta difícil alcanzar un consenso interno para fortalecer y promover su papel en la política mundial. Sin embargo, Luiz Inácio Lula da Silva sigue gozando de gran prestigio por su influencia y el papel que desempeña entre los miembros del bloque del Sur Global dentro del G20.
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