¿El universo realmente tiene olor o es solo una ilusión? - Foto: AI
Aunque el espacio exterior es un vacío, sin aire que transmita olores, los astronautas han descrito repetidamente olores distintivos después de las caminatas espaciales.
La ciencia también demuestra que el "olor" del universo contiene pistas importantes sobre la composición química y la historia de la formación de planetas, estrellas y galaxias.
Cuando los astronautas "huelen el espacio"
Después de las caminatas espaciales, muchos astronautas de la NASA informaron sentir olor a carne quemada, metal caliente o humos de soldadura cuando se quitan los cascos en la Estación Espacial Internacional.
El astronauta estadounidense Don Pettit lo describió una vez como un "agradable olor a humo de soldadura" que le recordaba sus días trabajando con soldadores de arco. Otros lo asocian con petardos encendidos o pólvora en explosión.
Durante las misiones Apolo, el polvo lunar adherido a la cápsula desprendía un olor similar a la pólvora, que el astronauta del Apolo 17 Harrison "Jack" Schmitt dijo que fue su experiencia más memorable.
Los científicos creen que la causa puede deberse a que los átomos de oxígeno se adhieren a la superficie del traje espacial y, al regresar a un ambiente aéreo, reaccionan para crear un olor metálico.
Con el polvo lunar, los enlaces químicos rotos por los impactos de meteoritos podrían haber reaccionado con el oxígeno en la cabina y producido un olor parecido a la pólvora.
Planetas, cometas y el "aroma" del universo
No solo los relatos de los astronautas, las sondas también ayudan a los humanos a "oler" el universo mediante el análisis de moléculas. La misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea registró en una ocasión que el cometa 67P tenía una desagradable "mezcla de olores": huevos podridos (sulfuro de hidrógeno), estiércol de caballo (amoníaco), formaldehído sofocante, almendras amargas (cianuro de hidrógeno), con un poco de metanol y vinagre (dióxido de azufre).
Se dice que Marte tiene un penetrante olor sulfuroso, similar a huevos podridos, con un toque de dulzor calcáreo, debido a que su suelo contiene una gran cantidad de azufre, hierro, magnesio y cloro. Sin embargo, la concentración de este gas en la atmósfera es muy baja, por lo que el olor es solo hipotético.
La luna Titán de Saturno, con su atmósfera y lagos llenos de metano y etano, puede tener un olor a petróleo similar al del petróleo en la Tierra.
En la nube molecular Sagitario B2, en el centro de la Vía Láctea, los astrónomos han detectado docenas de moléculas orgánicas, incluyendo el formiato de etilo, el compuesto responsable de los aromas a frambuesa y ron. Pero es solo una molécula en una compleja mezcla química que también incluye etilenglicol (anticongelante), etanol (alcohol), acetona (quitaesmalte) y sulfuro de hidrógeno (olor a huevo podrido).
Lo que esto significa es que, si bien puede sonar romántico que "el centro de la Vía Láctea huela a frambuesas y ron", la mezcla química está tan diluida que apenas es detectable y sería bastante desagradable si la experimentaran los humanos.
¿Por qué es importante estudiar el “olor del universo”?
Analizar los olores de las moléculas orgánicas en las nubes interestelares también abre la puerta a la astroquímica, el campo que estudia la formación de estrellas, planetas y compuestos orgánicos complejos en el universo - Foto: AI
Cada aroma se asocia con una molécula o grupo de moléculas específico. Al detectar estas moléculas, los científicos obtienen datos valiosos que les permiten comprender la composición química de un planeta, una luna o una nube de gas en el espacio exterior. Esta es la base para comprender cómo se forman, evolucionan e incluso cambian los cuerpos celestes con el tiempo.
La presencia de compuestos de azufre, por ejemplo, suele sugerir actividad volcánica u otros procesos geológicos intensos. Por otro lado, los hidrocarburos, moléculas compuestas únicamente de hidrógeno y carbono, son particularmente interesantes porque podrían servir como elementos básicos de la vida.
El estudio de los olores también puede ayudar a predecir las condiciones de la superficie, las reacciones químicas en la atmósfera o ciclos físicos como la evaporación, la condensación, la lluvia y la nieve en mundos distantes que los humanos aún no han visitado.
Además, analizar los olores de las moléculas orgánicas en las nubes interestelares también abre las puertas a la astroquímica, un campo que estudia la formación de estrellas, planetas y compuestos orgánicos complejos en el universo. Cada señal de olor, cada molécula identificada, es como un fragmento de la historia cósmica, que ayuda a los científicos a remontarse a los inicios del Sistema Solar.
En otras palabras, el estudio del "olor cósmico" no es solo una cuestión de curiosidad humana, sino también una poderosa herramienta científica. Ayuda a descifrar el pasado de los cuerpos celestes, proporciona pistas sobre la posibilidad de vida extraterrestre y arroja luz sobre cómo se formaron y se desarrollaron hasta nuestros días los planetas, las estrellas y nuestra propia Tierra.
Fuente: https://tuoitre.vn/he-lo-mui-cua-vu-tru-mo-duong-cho-con-nguoi-tim-su-song-ngoai-trai-dat-20250915204517184.htm
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