Hay un proverbio que dice: «La palabra es plata, el silencio es oro». Esto implica que, en la vida, todos debemos saber elegir el silencio para evitar conflictos innecesarios que compliquen la situación. Sin embargo, esto no siempre es cierto. En la prevención y el combate de la violencia doméstica, el silencio no siempre es oro.
Foto ilustrativa.
Según los resultados de la última encuesta publicada por el Ministerio de Trabajo, Inválidos de Guerra y Asuntos Sociales en 2021, hasta el 90,4 % de las víctimas de violencia doméstica no denunciaron ni compartieron sus experiencias, ni buscaron consejo ni ayuda. Según numerosos expertos en el ámbito familiar, si la parte abusada hubiera protestado, muchos casos de violencia doméstica habrían encontrado solución; al menos, el gobierno local, las organizaciones y las autoridades habrían tomado las medidas de intervención adecuadas.
Se sabe que en muchas localidades se han establecido líneas telefónicas de emergencia para recibir llamadas relacionadas con la violencia de género y centros de apoyo temporal para víctimas de violencia doméstica, pero pocas víctimas lo ven como una forma de escapar de la situación de violencia. Abundan los casos de mujeres, y en ocasiones hombres, que sufren abusos, pero no se atreven a superar su complejo de inferioridad y los prejuicios sociales para alzar la voz y proponer intervención y apoyo. Algunas personas incluso son alentadas por las autoridades locales y organizaciones de masas a denunciar las violaciones, pero aun así lo ocultan deliberadamente. Creen que soportar su dolor en silencio entre las cuatro paredes de su hogar es más cómodo que dejar que lo vean los demás, afectando así el honor de toda la familia. Ese silencio resignado parece una forma de sacrificarse, pero en realidad es un factor que obstaculiza el desarrollo de la sociedad, así como la popularidad y difusión de la ley, empujando a muchas familias a la tragedia.
Las leyes de familia se revisan, modifican y mejoran cada vez más para adaptarlas a la realidad familiar, contribuyendo así a la protección de las mujeres y las personas vulnerables en el ámbito familiar. La más reciente es la Ley de Prevención y Control de la Violencia Doméstica de 2022, que entrará en vigor el 1 de julio de 2023. Esta ley incluye numerosas novedades que facultan a las autoridades locales para intervenir y gestionar las violaciones en la zona. Esto significa que, si existe información sobre violencia doméstica, las autoridades locales pueden intervenir de inmediato, previniendo las violaciones a tiempo. Sin embargo, obtener información sobre la violencia en cada familia no es fácil, ya que pocas personas se atreven a superar los prejuicios y denunciar las violaciones.
Recuerden, para ayudar a prevenir y combatir la violencia doméstica, la voz de las personas involucradas es fundamental. Si seguimos en silencio y resignados, por mucho que cambie la ley, será difícil cambiar vidas.
Felicidad
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