Esta política no solo es un paso concreto en la reforma del trabajo en materia de personal, sino también una clara demostración del control del poder según un mecanismo diseñado, donde el poder no se "abusa libremente" sino que debe operar dentro de un marco de mecanismo prediseñado, para prevenir el riesgo de abuso de poder, amiguismo o intereses de grupo.
De este modo, se contribuye a que el poder recupere su verdadera naturaleza como herramienta al servicio de la patria y del pueblo.

En el sistema político , el poder siempre conlleva responsabilidad. Si no se controla, puede fácilmente distorsionarse y transformarse en beneficio de intereses personales o locales. Por lo tanto, el control del poder no es solo tarea de los organismos de inspección y control, sino también de la institución fundamental que protege la integridad del Partido y del Estado.
La designación de un líder no local constituye un importante "bloqueo", ya que previene el amiguismo, el favoritismo y el "respeto hacia las personas del mismo lugar de origen y con relaciones similares", que son barreras para la equidad y la transparencia en el liderazgo y la gestión.
La realidad en muchas localidades en los últimos tiempos demuestra que cuando los líderes tienen fuertes conexiones en la zona, la gestión del personal, la planificación, el uso del suelo o la asignación de recursos se ven influenciadas a veces por las relaciones sociales, familiares y de amistad. En consecuencia, es fácil que se formen grupos de interés cerrados, lo que debilita la disciplina y distorsiona el poder.
Por lo tanto, la institucionalización del control del poder mediante la organización de cuadros, separando el ámbito laboral del personal, contribuirá a fortalecer la objetividad y la imparcialidad en la gestión y el funcionamiento. Esto no es solo una cuestión de personal, sino también de instituciones y cultura del poder, fundamento de un sistema político transparente y eficaz.
Esta política demuestra claramente el punto de vista coherente de la construcción del Partido: no solo reforzar la disciplina y el orden, sino también crear un sistema de autocontrol a través de mecanismos y procesos.
Una institución sólida debe basarse en una estructura de poder transparente, una clara delegación de autoridad y una supervisión estricta. Cuando el proceso funciona correctamente, el líder, independientemente de dónde se encuentre, no puede ni se atreve a sobrepasar los límites asignados.

Enmarcar el poder dentro de una estructura definida es una manifestación de la nueva cultura política: nadie está por encima de la organización, nadie es inmune a la supervisión. Cuando el líder no es una persona local, la visión es más amplia, el enfoque de los problemas es más objetivo y se minimizan las áreas oscuras de la gestión que pueden surgir de las relaciones de confianza.
Esto también representa una oportunidad para que las localidades acepten nuevas formas de hacer las cosas y nuevas perspectivas, promoviendo así el pensamiento innovador, la reforma administrativa y un desarrollo socioeconómico más dinámico y transparente.
Ampliar la designación de personas no locales para otros puestos clave, como la presidencia del Comité Popular, la presidencia del Comité de Inspección y la Dirección General de Inspección, es una medida simultánea para garantizar la plena implementación del mecanismo de control del poder. Si este se limita al cargo de Secretario del Partido, mientras que los demás puestos siguen estando ocupados por personas locales, el sistema de control aún presentará deficiencias.
El control del poder debe institucionalizarse de forma sincrónica; desde la planificación, el nombramiento y la supervisión hasta la disciplina, todo debe llevarse a cabo públicamente, de forma transparente, con la participación y supervisión colectiva del pueblo.
Junto con esta política, nuestro Partido afirma claramente el principio de «evaluar y utilizar a los cuadros en función de los resultados de su desempeño laboral». Esto supone un avance desde la evaluación basada en registros y procedimientos hacia la evaluación basada en la eficacia real: un hito institucional que complementa a la perfección la política de «no personal local».
La reforma solo tendrá éxito cuando la gente perciba claramente que el nuevo liderazgo aporta eficiencia, transparencia y confianza, y no solo una decisión de personal.
En el contexto de la preparación de todo el Partido para el XIV Congreso Nacional del Partido, la formulación de la política antes mencionada tiene una importancia estratégica: el control del poder es un requisito previo para la integridad y el desarrollo sostenible.
Cuando el poder se sitúa dentro de un marco institucional, cuando cada puesto de liderazgo está supervisado y cuando el pueblo tiene derecho a controlar y criticar, se sientan las bases para construir un Partido limpio y un Estado de derecho sólido.
Fuente: https://www.sggp.org.vn/khi-quyen-luc-duoc-kiem-soat-bang-co-che-thiet-ke-post816505.html






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