Inicie un negocio con una planta que crece en una cerca.

Mientras buscaba plantas para decorar su cafetería, Tran Bao Huy vio a gente recogiendo cactus oreja de conejo para saltearlos con carne, y se le ocurrió la idea de iniciar un negocio.

El hombre, nacido en 1989, llamó inmediatamente a su esposa y le dijo: "Cierra la cafetería, he encontrado una nueva forma de emprender un negocio".

Era 2021. Tran Bao Huy acababa de dejar su trabajo como administrador de un alojamiento familiar en Da Lat para regresar a Khanh Hoa y abrir una cafetería. Al enterarse por unos amigos de que el cactus oreja de conejo era una hermosa planta ornamental, fue a comprar uno.

"El vendedor señaló un cactus que crecía en la cerca frente a la puerta y preguntó si esa era la variedad correcta, luego convenientemente escogió uno para cocinarlo para la cena", dijo Huy.

No esperaba que esta planta espinosa fuera comestible y se entusiasmó aún más cuando le hablaron de sus otros usos, como el tratamiento de problemas óseos y articulares y la diabetes.

Tran Bao Huy junto a un jardín de cactus orejas de conejo de 15 años de antigüedad, propiedad de un residente de Phu Yen . Foto: Cortesía.

Cuando trabajaba como ingeniero mecánico para una empresa japonesa en Ciudad Ho Chi Minh y luego como propietario de un alojamiento rural en Da Lat, Huy quería emprender un negocio agrícola. Tras viajar por la región central y presenciar la desertificación de muchas zonas donde ninguna planta podía sobrevivir, Huy pensó que el cactus oreja de conejo sería la salvación de esas tierras. Al investigar más, descubrió que esta planta se había cultivado a modo de prueba en Ninh Thuan como forraje, pero el proyecto fracasó por falta de producción.

«Si los ingredientes frescos no dan la talla, hay que procesarlos para convertirlos en comida», le dijo Huy a su esposa. Tras ver vídeos de gente en México que preparaba jugo, encurtidos y pasteles de nopal, decidió intentarlo.

Huy encargó 3.000 árboles a Phu Yen y los plantó temporalmente en la propiedad de sus padres. Al ver a su hijo, que antes trabajaba para una empresa extranjera y ganaba miles de dólares, renunciar a su empleo para buscar la manera de cultivar cactus —una planta que solo se usaba como seto—, la señora Tran Thi Que se preocupó, temiendo que su hijo menor estuviera perdiendo la cabeza.

Huy y su esposa fueron a Da Lat a alquilar 3.000 metros cuadrados de terreno para cultivar cactus y preparar ingredientes para elaborar algunos platos, como encurtidos y jugos. «Pero los cactus encurtidos tenían una capa blanca y eran viscosos, y el jugo era imbebible», recordó Huy sobre el primer lote experimental.

Sabía que necesitaba aprender sobre tecnología alimentaria, así que compró libros para investigar y vio videos extranjeros sobre cómo procesar el cactus. Pero después de un año de experimentación, el producto de Huy fue un fracaso tras otro.

Tran Bao Huy y su esposa cosechan cactus oreja de conejo en el distrito de Bac Ai, Ninh Thuan, en noviembre de 2022. Foto: Proporcionada por el personaje

Mientras tanto, el jardín de cactus de Da Lat se estaba muriendo porque los caracoles se lo estaban comiendo. Huy intentó de todo para evitarlo, desde esparcir cal en polvo hasta cáscaras de huevo, pero después de unos días de fuertes lluvias, todos sus esfuerzos fueron en vano.

Al ver cómo miles de cactus se iban marchitando poco a poco, la pareja dejó Da Lat y se dirigió a Ninh Thuan para construir un nuevo jardín.

El terreno elegido fue Bac Ai, un distrito montañoso de la provincia de Ninh Thuan con un clima semidesértico y suelo árido, ideal para el cultivo de cactus. Alquilaron una parcela de 3 hectáreas y plantaron 5000 ejemplares. Cuatro meses después, los cactus dieron su primera cosecha.

Huy continuó investigando la elaboración de encurtidos en jugo con ingredientes frescos. Tras tres meses, el producto resultó un éxito. En ese momento, quiso abrir una pequeña fábrica con un proceso cerrado y moderno.

Pero en una tierra con más del 95% de personas de las etnias Raglai y Cham, después de buscar durante un mes sin poder alquilar un taller adecuado, la Sra. Minh se desanimó y aconsejó a su esposo que se diera por vencido y regresara a la ciudad.

"Dame dos años más, si no lo logro te haré caso", le prometió Huy a su esposa, y luego escribió él mismo un compromiso.

Unas semanas después, encontraron una casa de nueva construcción, a más de un kilómetro del jardín, para usarla como taller. Huy compró maquinaria adicional para procesar, prensas, cortadoras de material y esterilizadores para elaborar cactus encurtidos y luego venderlos experimentalmente en su página personal.

El producto apenas se había dado a conocer en el mercado cuando Huy quiso ampliar la fábrica; el propietario exigió que le devolvieran la casa. El dueño del jardín también quiso recuperar el terreno. El esfuerzo de casi un año de la pareja se había desperdiciado una vez más.

La joven pareja apretó los dientes y desenterró miles de raíces de cactus para transportarlas de vuelta a su ciudad natal en Phu Yen. "Las espinas de los cactus les pinchaban las manos, la cara y el cuerpo, pero nadie se atrevió a quejarse, por miedo a una explosión emocional", recordó Huy.

Tras una semana limpiando el jardín, la pareja estaba bronceada por el sol. Hubo días en que les costaba respirar y no podían ni tragar el arroz. Por suerte, el clima era propicio para sus plantas, que crecieron bien y tuvieron suficiente materia prima para seguir investigando cómo hacer zumo.

En julio de 2023 se produjeron con éxito las primeras botellas de jugo de cactus, que pudieron conservarse durante un año en el medio ambiente natural.

"Estaba tan feliz que lloré", recordó Huy. "Nos costó más de dos años de sudor, lágrimas y sangre conseguir el producto final".

Tras haber tenido éxito con el jugo de cactus y los encurtidos, este hombre continuó investigando la elaboración de bolsitas de té y almidón para ayudar a tratar la diabetes.

A principios de 2024, tras recibir el certificado de seguridad alimentaria, Huy montó una fábrica y lanzó el producto al mercado. Adquirió materias primas de varias provincias costeras y convenció a otras 20 familias de Phu Yen para que cultivaran cactus oreja de conejo y así abastecer a la empresa.

A mediados de 2024, los productos de Huy elaborados con cactus oreja de conejo llegaron a la ronda final de la décima edición del concurso nacional Green Startup - Sustainable Development.

Junto con la promoción de boca en boca, el jugo, las bolsitas de té y el polvo de cactus se están volviendo más populares en grandes ciudades como Ciudad Ho Chi Minh y Hanoi.

Rincón del jardín de cactus orejas de conejo de Tran Bao Huy, de un año de antigüedad, en Phu Yen. Foto: Proporcionada por el personaje

Al presenciar la trayectoria emprendedora de Huy, el Sr. Nguyen Xuan Duy, profesor de la Facultad de Tecnología de Alimentos de la Universidad de Nha Trang y director del Club de Empresas Emergentes de la provincia de Phu Yen, comentó que este hombre tiene una determinación y una perseverancia que pocas personas poseen.

"Huy es la primera persona en desarrollar alimentos a partir del cactus oreja de conejo no solo en Phu Yen sino también en todo el país", dijo Duy, convencido de que el proyecto de Huy tiene un gran potencial para convertirse en un modelo de producción comercial en tierras áridas donde es difícil cultivar otras plantas.

Ahora que su hijo aparece en los medios de comunicación promocionando productos hechos de cactus oreja de conejo, la señora Que ya no pregunta cuándo irá su hijo menor a la ciudad a trabajar.

Cada vez que Huy llamaba para preguntar, su madre se reía: "Parece un loco, pero aun así consigue que las cosas sucedan".

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