Alemania se enfrenta a un importante dilema político: ¿Cómo reducir realmente las emisiones del transporte en un contexto de finanzas apretadas, una industria automovilística en dificultades y una infraestructura de transporte deteriorada?
Mientras Alemania se prepara para las elecciones anticipadas de febrero de 2025, la transición hacia una movilidad respetuosa con el clima se encuentra en un momento crucial. Los informes sobre posibles despidos y cierres de plantas de Volkswagen (VW), así como la caída de los beneficios de algunas de las mayores automotrices alemanas, han generado preocupación sobre la sostenibilidad a largo plazo de la industria automotriz más famosa del mundo.
Al mismo tiempo, la red ferroviaria alemana se ha visto plagada de retrasos y cancelaciones, mientras que sus sistemas de carreteras y puentes están cada vez más deteriorados.
Los expertos advierten que más retrasos solo aumentarán los costes. «Cuanto mayor sea el retraso, más difícil y costoso será su implementación», afirmó Christian Hochfeld, director de la organización de investigación de transporte Agora Verkehrswende.

La transición a los vehículos eléctricos es fundamental para reducir las emisiones del transporte. Sin embargo, el plan del gobierno anterior para tener 15 millones de coches eléctricos en circulación para 2030 se ha topado con serias dificultades, especialmente tras la abrupta finalización del programa de subvenciones, que provocó un fuerte descenso de las ventas.
Los fabricantes alemanes también se enfrentan a una dura competencia por parte de Tesla y fabricantes chinos como BYD, mientras que las tecnologías de conducción autónoma, infoentretenimiento e inteligencia artificial requieren nuevos conocimientos a los que muchas empresas alemanas aún no se han adaptado.
Las tensiones en el sector del transporte alemán se producen en un contexto de creciente preocupación por la economía general del país. Alemania está siendo denominada ahora como el "enfermo de Europa" debido a la caída de la actividad manufacturera, la debilidad del mercado laboral y los elevados precios de la energía, mientras el conflicto entre Ucrania y Rusia se intensifica.
Trump se ha comprometido a imponer aranceles a los principales socios comerciales, incluidos Alemania y la UE, lo que aumentará la presión sobre una economía ya debilitada. Esto también podría reducir la financiación de las ambiciosas políticas de transporte que deberá afrontar la próxima administración.

A pesar de las dificultades, no todas las señales son negativas. Según la Asociación Alemana de la Industria Automotriz (VDA), la cuota de vehículos eléctricos en la producción total de vehículos alcanzó un récord del 38 % en octubre de 2024. Las exportaciones alemanas de vehículos eléctricos también aumentaron un 60 % el año pasado, lo que sugiere que la industria aún puede aprovechar las oportunidades de la transición ecológica.
Sin embargo, los expertos advierten que Alemania necesita mejorar rápidamente su marco normativo para apoyar a la industria automotriz en esta transición. Hildegard Müller, presidenta de la VDA, subrayó que las condiciones marco son clave para mantener la competitividad internacional de la industria alemana.
El próximo gobierno alemán se enfrentará a una tarea extremadamente difícil: garantizar la estabilidad económica y financiera, cumplir con los compromisos climáticos y asegurar la equidad social en las políticas de movilidad.
Las elecciones de 2025 decidirán si Alemania logra transformar con éxito su sector del transporte o si continúa rezagada. En este contexto, será crucial que las políticas de transporte se conviertan en un tema político . Si Alemania no resuelve sus problemas actuales, su posición como líder mundial en la lucha contra el cambio climático seguirá estando en entredicho.
Según Clean Energy Wire
Fuente: https://vietnamnet.vn/muc-tieu-15-trieu-o-to-dien-cua-nguoi-om-o-chau-au-gap-kho-2355555.html






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