Al final de su vida, este hombre se dio cuenta de que amar demasiado a sus hijos no siempre es bueno.
La historia compartida en el sitio de redes sociales de China, Toutiao, recibió una profunda simpatía de todos.
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El Sr. Tran (72 años) fue un empresario exitoso y lleva muchos años jubilado. Anteriormente, fue director ejecutivo de una importante empresa de medios de comunicación durante muchos años.
Su exitosa carrera, su arduo trabajo y su esfuerzo constante le han ayudado a acumular una considerable fortuna. Durante su juventud, dedicada al trabajo, debido a su apretada agenda, el Sr. Tran se sentía culpable por su pequeña familia.
Por eso, siempre intenta encontrar tiempo para compensarlo con su familia. El Sr. Tran considera a sus hijos el regalo más preciado y la familia siempre es su máxima prioridad.
Le dedica a su hijo una atención meticulosa hasta en el más mínimo detalle, siempre deseando que tenga la mejor vida. Y también cree que su hijo es el apoyo espiritual más sólido en su vejez.
Tras muchos años ahorrando, el Sr. Tran cuenta con ahorros de hasta 600.000 NDT (más de 2.100 millones de VND). Con la idea de amar a sus hijos y compartir la carga de la vida para que puedan vivir mejor, planeó dividir sus bienes anticipadamente.
Además, también pensó que estaba en edad de jubilación y no necesitaba guardar mucho dinero, por lo que rápidamente llevó a cabo su plan.
El Sr. Tran tiene dos hijos, una niña y un niño. Cuando decidió dividir la herencia, pensó que su hijo tendría que asumir una mayor carga familiar y luego cuidar de él y de toda la familia, así que dividió 400.000 NDT (más de 1.400 millones de VND) para su hijo y 200.000 NDT (unos 700 millones de VND) para su hija.
Sin embargo, esta diferencia provocó un conflicto familiar, lo que lo llevó a una dolorosa y solitaria tragedia en su vejez. Su hija no estaba conforme con la separación paterna y se opuso firmemente, considerando que su padre era injusto y favorecía a los hombres sobre las mujeres.
Aunque el Sr. Tran intentó explicar repetidamente el motivo de la división de bienes, su hija seguía sintiéndose injusta y resentida. Creía que su padre la había tratado injustamente, lo que le generó insatisfacción e ira.
Estos conflictos ocultos, sin resolverse a fondo, fueron distanciando las relaciones familiares. Las comidas, que antes estaban llenas de risas, ahora se volvían pesadas y frías.
La decisión de dividir la propiedad anticipadamente con la esperanza de traer felicidad a sus hijos, accidentalmente, sumió al Sr. Tran en la soledad y la tristeza de la vejez. Vivía solo en su vieja casa; a veces, cuando tenía tiempo libre, salía a caminar, charlaba con sus amigos y vecinos o jugaba al ajedrez para que el día pasara más rápido.
Sin embargo, el Sr. Tran seguía descorazonado por los cambios en sus hijos y nietos. Su hija rara vez lo visitaba, y su hijo también, y su atención fue disminuyendo poco a poco.
Antes, los niños llevaban a sus nietos a visitar a su abuelo una vez a la semana y la hija llamaba a su padre todos los días para preguntar por él y comprarle cosas y artículos de primera necesidad.
Ahora, el hijo del Sr. Tran rara vez viene de visita porque está ocupado con el trabajo, y su hija rara vez pregunta por él. Las llamadas ocasionales de su hija son solo saludos apresurados, que terminan con excusas sobre estar ocupado.
El Sr. Tran alguna vez pensó que dividir los bienes anticipadamente ayudaría a sus hijos a estabilizar sus vidas y a unir más a la familia, pero ahora se enfrenta a la indiferencia de sus seres queridos. La casa que antes estaba llena de risas ahora está llena del vacío, la tristeza y la soledad que cubrieron los últimos años de su vida.
El Sr. Tran se sentía triste, amargado e impotente. Sabía que sus hijos, las personas que más amaba y apreciaba en el mundo, lo habían abandonado.
Acostado en la cama del hospital, el Sr. Tran soportaba dolor físico y mental. Lamentaba su decisión equivocada de dividir la propiedad antes de tiempo, lo que rompió la alegría familiar, y se sintió solo y miserable en los últimos años de su vida.
A través de la historia del Sr. Tran, podemos extraer lecciones profundas para reducir el sufrimiento en la vejez y vivir felices con la familia y los hijos.
1. Conservar activos para garantizar la seguridad en la vejez
Los padres deben comprender que los bienes no son sólo riqueza material, sino también un medio para mantener una vida independiente y segura en la vejez.
En lugar de dividir todos sus bienes entre sus hijos demasiado pronto, guarde una parte para usted como reserva, para protegerse ante riesgos imprevistos.
Esto demuestra una preparación cuidadosa para el futuro, para que no tengas que depender de otros y vivas feliz y alegremente cada día.
2. Educar a los niños para que sean independientes y aprecien los valores familiares.
En lugar de amar demasiado a sus hijos y apoyarlos constantemente económicamente, los padres deberían enseñarles a vivir independientemente, a apreciar el trabajo duro y a comprender el valor del afecto familiar.
Cuando los niños crecen plenamente equipados con un sentido de responsabilidad y gratitud, las relaciones familiares serán fuertes y cercanas, no afectadas por los valores materiales.
Esto también ayuda a que la familia sea feliz, los hijos se convierten en un fuerte apoyo espiritual para los padres en la vejez.
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Fuente: https://giadinh.suckhoedoisong.vn/cu-ong-u80-chia-hon-2-ty-dong-tien-tiet-kiem-cho-cac-con-roi-an-han-bat-khoc-neu-hieu-dieu-nay-som-thi-cuoi-doi-da-khong-kho-172241203085227444.htm
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