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| El maestro y doctor Vo Tuan Vu cree que la tecnología no puede reemplazar a los docentes. (Foto cortesía de NVCC) |
Estas son las palabras que compartió el MSc. PhD. Vo Tuan Vu, profesor de tiempo completo en Lingüística de la Facultad de Literatura y Lingüística de la Universidad de Ciencias Sociales y Humanidades (VNU-HCM) con The Gioi y Viet Nam Newspaper con motivo del Día del Maestro Vietnamita (20 de noviembre).
Según el Maestro Vo Tuan Vu, en el contexto de la transformación digital que se está produciendo con fuerza en todos los ámbitos, el papel fundamental del profesorado cambiará. Si antes se consideraba a los profesores "custodios del conocimiento", ahora el conocimiento está en todas partes: en los teléfonos, en Google, en las publicaciones de redes sociales o en los cursos abiertos. Esto obliga al profesorado a pasar de ser "profesores" a ser "creadores y guías de experiencias de aprendizaje".
“A menudo bromeo con mis alumnos diciéndoles que ya no soy una Wikipedia parlante, sino un Google que conoce las emociones”, afirma el Maestro Vu.
Hoy en día, la tecnología hace que la enseñanza y el aprendizaje sean más flexibles y enriquecedores, y los estudiantes son más proactivos en la búsqueda y la asimilación del conocimiento. Sin embargo, esto no significa que el valor del profesorado disminuya. Al contrario, impone exigencias más altas: los docentes deben saber diseñar experiencias de aprendizaje, conectar con las emociones e inspirar el aprendizaje permanente en los estudiantes. Este cambio no se limita a las herramientas y los medios para apoyar la enseñanza y el aprendizaje, sino que implica un cambio en la filosofía de la profesión docente.
Nada puede reemplazar a un maestro
Cuando la tecnología puede reemplazar muchas funciones de transmisión de conocimiento, ¿qué hace que los “maestros” sigan siendo irremplazables en el aprendizaje y el camino de crecimiento de los estudiantes?
En mi opinión, los estudiantes no solo necesitan conocimiento, sino también un ejemplo vivo, una fuente de motivación y sueños. Por lo tanto, un profesor con sólidos conocimientos y un corazón apasionado no será reemplazado por la tecnología. En una ocasión impartí un curso introductorio de vietnamita a estudiantes de primer año.
Casualmente, el día de la ceremonia de graduación, una estudiante con su toga de licenciatura y su madre me llamaron para darme las gracias. Me dijo: «Maestra, no recuerdo todas sus clases, pero sí recuerdo cómo nos animaba, cómo transmitía con pasión la importancia del vietnamita y las sonrisas de toda la clase cuando contaba anécdotas divertidas. Le agradezco que haya sido quien inició mi camino universitario de cuatro años. También decidí ser profesora de inglés para aprender con la misma motivación que usted». Ese agradecimiento me hizo reflexionar para siempre.
Una IA puede enseñar gramática, guiar habilidades e incluso calificar exámenes, pero solo los humanos pueden inspirar, infundir confianza y conmover a los estudiantes. Los estudiantes crecen gracias al estímulo, no a los archivos de datos. En el camino de crecimiento de cada persona, los maestros siempre son una "marca roja en la memoria", a veces solo una mirada de confianza, pero suficiente para que los estudiantes caminen con firmeza.
Gracias a las redes sociales y los repositorios de conocimiento abierto, los estudiantes de hoy pueden acceder a innumerables fuentes de información. En su opinión, ¿cómo deberían reorientar sus roles los docentes para evitar verse "ahogados" en la avalancha de datos?
Creo que, en la era de los datos, los docentes deberían convertirse en "guías académicas", no en "repositorios de conocimiento". No deberían competir con Google ni con ChatGPT, sino ayudar a los estudiantes a aprender a hacer preguntas, pensar críticamente y evaluar las fuentes de información.
En mi opinión, en lugar de ponerse de pie y dar una conferencia sobre las lecciones disponibles o las conclusiones y evaluaciones del libro de texto, "enseñar cómo aprender, cómo seleccionar, cómo pensar" es el método de enseñanza que demuestra el papel de la persona que sostiene la tiza.
Adaptarse y desarrollarse con la tecnología
Por lo tanto, se puede afirmar que las competencias digitales se están convirtiendo en un requisito obligatorio para el profesorado moderno. Pero ¿dónde está el límite entre la aplicación eficaz de la tecnología y la dependencia de la misma en la enseñanza?
A menudo les digo a mis estudiantes y colegas: «La tecnología es una herramienta, no un fin en sí misma». Usar la tecnología eficazmente significa saber qué elegir para que las clases y presentaciones sean más dinámicas, no para convertir el aula en un teatro. A veces, un buen video o un juego que use tecnología puede despertar el interés y la motivación de los estudiantes. Pero a veces, una simple historia puede hacer que escuchen en silencio y se conmuevan.
Recuerdo una vez, dando clases en línea durante la pandemia. Los estudiantes estaban bastante cansados después de un tiempo de estudio. Si hubieran tenido un video o una canción para relajarse, probablemente lo habrían hecho durante el distanciamiento social. Les pregunté qué querían escuchar; algunos dijeron que querían saber sobre su universidad, el lugar donde deberían estar estudiando ahora. Les conté historias. Les conté cómo ha cambiado la universidad desde que empecé a estudiar, si la puerta principal está orientada al este o al oeste, la comida que probarán durante sus cuatro años en este entorno y las historias que encontrarán al entrar en el ambiente universitario.
Al final de la clase, un estudiante me envió un mensaje: «Profe, hoy mis compañeros y yo nos sentimos como si estuviéramos viendo un documental. Espero volver pronto a la escuela para vivir las escenas que me contó». En ese momento, comprendí que la tecnología puede ayudar, pero las emociones son las que hacen que los estudiantes se queden.
Existe la opinión de que «un buen docente hoy en día no es solo un docente, sino también un aprendiz permanente». Entonces, ¿cómo formar un equipo docente con espíritu de aprendizaje continuo, adaptándose a la innovación tecnológica y metodológica, Maestro?
Estoy totalmente de acuerdo. Un profesor que quiere enseñar debe aprender primero. Tuve un profesor de Literatura que me enseñó a hablar despacio para que los alumnos tuvieran tiempo de pensar. Ahora, cuando enseño, sigo usando ese secreto. En mi opinión, el aprendizaje de un profesor no solo reside en la materia, sino también en observar, escuchar y renovarse cada día.
Si queremos que nuestros docentes aprendan para toda la vida, la escuela debe crear un entorno donde puedan experimentar, compartir e inspirarse. En la Facultad, los profesores siempre recibimos conocimientos, compartimos experiencias o organizamos actividades científicas con profesores experimentados para que podamos intercambiar y escuchar los métodos de los demás. Cuando los docentes saben aprender, los estudiantes verán en ellos un ejemplo de espíritu de aprendizaje y creatividad.
Mirando más allá, ¿cómo imagina el retrato del “maestro del futuro”: un experto en tecnología, un guía emocional o una mezcla de ambos?
Creo que debe ser una combinación. El futuro docente debe ser experto en tecnología y humano. Un docente que sepa usar la inteligencia artificial para crear lecciones atractivas, pero que también sepa apoyar al alumno cuando fracasa o alegrarse cuando triunfa. Un docente que pueda gestionar el aula mediante software, pero que también sepa leer las emociones en los ojos del alumno.
Prefiero la imagen de un maestro guía emocional a la de un experto en tecnología. Al fin y al cabo, la educación sigue siendo un viaje para abrir el futuro. La tecnología es el puente, pero el corazón es la fuente de energía. Creo que, sin importar la época, un maestro sigue siendo una pequeña luz que ilumina el camino del conocimiento para que el alumno entre en la vida.
Fuente: https://baoquocte.vn/ngay-nha-giao-viet-nam-2011-nguoi-thay-thich-nghi-de-dan-duong-334677.html







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