El 2 de abril de cada año es elegido por las Naciones Unidas como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo con el objetivo de hacer un llamamiento a la comunidad para aumentar la atención y la comprensión de este trastorno, ayudando a que los niños autistas sean detectados a tiempo, tratados, amados más e integrados más fácilmente a la vida.
El 2 de abril de cada año es elegido por las Naciones Unidas como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. |
En 2024, el Departamento de Psiquiatría del Hospital Nacional de Niños recibió a más de 45.000 niños para exámenes generales de salud mental, de los cuales aproximadamente el 20% de los casos fueron examinados con algunos signos de sospecha de autismo.
En promedio, se diagnostican unos 10.000 niños con autismo en el Hospital Nacional Infantil cada año. Según importantes estudios a nivel mundial, la tasa de niños con autismo representa aproximadamente el 1% de la población. En Vietnam, se prevé que esta cifra sea similar.
El MSc. Nguyen Mai Huong, subdirector del Departamento de Psiquiatría del Hospital Nacional de Niños, dijo que en 2018, el Hospital Nacional de Niños se coordinó con la Universidad de Salud Pública para realizar un estudio nacional para evaluar a niños menores de 6 años en siete ubicaciones que representan regiones de Vietnam.
Los resultados mostraron que la tasa de niños con autismo menores de 6 años es de aproximadamente el 0,7 %. "Si ampliamos el estudio a niños mayores de 6 años, creemos que esta cifra será aún mayor", afirmó la Dra. Mai Huong.
Recientemente, en el Hospital Nacional de Niños, la tasa de padres que llevan a sus hijos a revisiones tempranas, antes de los 2 años, ha ido en aumento. Esto demuestra que, cuando solo hay indicios vagos, los padres se preocupan y llevan a sus hijos a revisiones tempranas para determinar la causa de su lento desarrollo.
En el informe de fin de año de 2024, el Departamento de Psiquiatría recibió más de 45.000 visitas al Departamento de Salud Mental General, de las cuales aproximadamente el 20% fueron por sospecha de autismo. Por lo tanto, cada año se examinaba a aproximadamente 10.000 niños para detectar autismo.
Recientemente, la historia de una joven de 17 años en Hai Phong nos ha desgarrado el corazón. TLD, una joven ingenua, se encontraba en un puente, preparándose para saltar y quitarse la vida.
No fue la primera en contemplar el suicidio, y quizá no sea la última. Pero lo importante es que se salvó a tiempo, del abismo de la desesperación. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿Cuántos otros niños, en sus momentos más débiles, caen en situaciones similares sin que nadie lo sepa?
Los niños y adolescentes, en su proceso de crecimiento, se enfrentan a fuertes cambios psicológicos y fisiológicos. Ante las presiones del estudio, las relaciones familiares, los amigos o incluso los cambios físicos, muchos no encuentran salida a sus emociones negativas.
Estos niños no solo sufren dolor físico, sino también confusión mental. Según la Sra. Nguyen Mai Huong, a menudo no saben cómo manejar las emociones negativas ni cómo buscar apoyo.
Cuando no encuentran una salida, caen fácilmente en pensamientos negativos y se llevan al borde de la muerte. Esto nos desgarra aún más al pensar en los niños que sufren solos en la oscuridad.
Es innegable que una de las principales razones que hace que los adolescentes caigan en un estado de desesperación es la falta de cuidados y apoyo por parte de sus familiares, amigos y entorno circundante.
Los niños a menudo no saben cómo expresar sus sentimientos, y a veces la sensación de ser olvidados e incomprendidos los lleva a caer en la depresión, lo que los lleva a tomar decisiones negativas. Estos niños, aunque no lo digan directamente, en su corazón, la soledad y el cansancio han erosionado sus almas, haciéndoles perder la razón para seguir viviendo.
En muchos casos, los niños se enfrentan a un sentimiento de culpa y a una enorme presión por sus estudios. Las altas expectativas de la familia y la sociedad, sumada a la incapacidad de completar estas tareas, los hacen sentir fracasados.
Estos dolores se acumulan gradualmente y generan depresión, lo que provoca que los niños se retraigan y no quieran compartir con nadie. Esto no solo los impulsa a pensamientos negativos, sino que también aumenta el riesgo de suicidio. Los niños se sienten inútiles, indignos de vivir, y en un momento de debilidad, la decisión de renunciar a la vida parece ser la única forma de escapar del dolor.
Sin embargo, si somos más observadores y prestamos más atención a los cambios en el comportamiento y las emociones de los niños, es posible identificar y prevenir el riesgo de suicidio.
Las señales de advertencia de suicidio en niños suelen ser difíciles de reconocer, ya que no suelen expresar pensamientos negativos directamente. Sin embargo, sí podemos identificar cambios en el comportamiento, el estado de ánimo o los hábitos diarios.
Pueden volverse más pasivos, interactuar menos con la gente, perder interés en actividades que antes disfrutaban o incluso parecer deprimidos y desesperados.
A veces, frases como "No merezco vivir", "Todo es insignificante" o "La vida es un fracaso" son claras señales de desesperación. Si su hijo empieza a expresar estos pensamientos, es hora de que la familia y quienes lo rodean actúen a tiempo para brindarle la ayuda que necesita.
Es imposible quedarse de brazos cruzados cuando un niño sufre solo. La familia es el primer y más importante lugar para que un niño se sienta amado y comprendido.
Los padres necesitan escuchar a sus hijos sin juzgarlos. A veces, una simple pregunta como "¿Estás bien?" o un abrazo cariñoso pueden ayudarles a sentirse bien.
Los padres necesitan crear un espacio seguro para que sus hijos se sientan cómodos compartiendo sus sentimientos sin temor a ser criticados o juzgados. En particular, al notar señales negativas, los padres deben buscar proactivamente maneras de ayudar a sus hijos, quizás llevándolos a psicólogos o apoyándolos directamente para superar las dificultades que enfrentan.
Además de la familia, la escuela también desempeña un papel fundamental en la detección y prevención del riesgo de suicidio infantil. La escuela no solo es un espacio para transmitir conocimientos, sino también un entorno que ayuda a los niños a formar su personalidad y sus emociones.
Los docentes deben prestar atención a la salud mental de los estudiantes, no solo en el aula, sino también en las actividades extracurriculares. Los programas de orientación escolar ayudan a los estudiantes a comprender que no tienen que afrontar sus problemas solos. Los niños necesitan sentir que la escuela es un lugar donde pueden expresar sus preocupaciones y miedos sin temor a ser estigmatizados o rechazados.
La comunidad también debe asumir la responsabilidad de crear un entorno amigable para ayudar a los niños con dificultades psicológicas. No podemos quedarnos de brazos cruzados cuando vemos que los niños enfrentan problemas insolubles.
Las organizaciones sociales y comunitarias deben ser más activas a la hora de proporcionar información y apoyo psicológico a los niños, fomentando al mismo tiempo la eliminación del estigma contra los problemas de salud mental.
En última instancia, nada es más importante que asegurarnos de que nuestros hijos nunca tengan que sufrir solos.
Todo niño merece una vida feliz, y nosotros, los adultos, debemos ser quienes les ayudemos a encontrar esperanza y fe en la vida. No dejes que encuentren su propia salida en la desesperación. No dejes que caigan en la oscuridad sin que nadie lo sepa.
El autismo es un trastorno del desarrollo neurológico que afecta las habilidades de comunicación, el habla y la interacción social.
Fuente: https://baodautu.vn/ngay-the-gioi-nhan-thuc-ve-tu-ky-chung-tay-hanh-dong-de-giam-ty-le-tu-ky-o-tre-em-viet-nam-d261448.html
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