Lo llamo "Papá", cariñosamente como llamo a mi padre biológico. El primer día de matrimonio, era la nuera más pequeña de una familia de diez hijos. Llena de ansiedad, dudaba ante nuevas relaciones, temerosa de no ser lo suficientemente capaz de integrarme en esa gran familia. Mi suegra falleció joven, la casa carecía de la mano de una madre. Pero entonces, fue mi padre, el suegro tranquilo y tolerante, quien se convirtió en el hilo conductor, el cálido apoyo espiritual, para que yo me integrara gradualmente y me familiarizara con la familia.
Mi padre me tenía un cariño especial, quizá porque era la nuera más pequeña que llegaba a casa sin mi madre. Mi padre era padre, madre y compañero. Me lo contaba todo: alegrías, penas o sus propias preocupaciones. A partir de pequeñas conversaciones, la distancia entre nuera y suegro se fue desvaneciendo poco a poco. A veces, los de fuera pensaban que era la hija menor de mi padre.
Mi padre nunca fue estricto conmigo, a pesar de que era un poco torpe en la cocina. Al principio, los platos que cocinaba no eran de mi agrado, pero mi padre los comía todos y los elogiaba por su exquisitez, como si me animara en silencio. Con cada comida, aprendí qué pescado y sopa le gustaban a mi padre, y luego aprendí y cociné mejor cada día.
Mi padre me llama "Niña", un nombre que solo él usa. Cada vez que salgo de viaje de negocios, mi padre suele preguntarle a mi esposo: "Niña, ¿cuántos días faltan para que vuelvas?". Llegue temprano o tarde, mi padre me espera antes de comer. Una vez, llegué casi dos horas tarde, y al entrar, vi a mi padre sentado a la mesa, sonriendo amablemente. Esa comida era solo para nosotros dos, pero fue muy cálida, como el día que mi hija se casó y volvió a casa a comer con sus padres.
Con el paso del tiempo, papá se hizo cada vez mayor, y su edad lo fue confundiendo poco a poco. Cuando cumplió 82 años, contrajo la enfermedad de Parkinson. Se le olvidaba cuándo había comido y dónde había guardado el dinero. Aprendí a cuidar de papá, a amar a un anciano que se debilitaba poco a poco. Una vez, un vecino llamó y dijo que papá estaba barriendo el jardín con una escoba hasta la entrada del pueblo en un caluroso mediodía de verano. En otra ocasión, papá encendió la estufa de gas para cocinar arroz, solo porque tenía miedo de que Bé tuviera hambre al volver del trabajo. Esa frase me emocionó. Papá no decía palabras de amor, pero amaba en silencio a su hija con los gestos más pequeños.
Poco después, papá ya no podía caminar solo y tenía que hacer todas sus actividades en el mismo sitio. Y yo siempre estaba a su lado. Lo alimentaba, le contaba cuentos para hacerlo reír, lo bañaba y le limpiaba el cuerpo con toda mi dulzura y gratitud. Papá seguía llamándome "Niña", como antes.
Un día de invierno, mi padre falleció tras una plácida siesta. Su rostro estaba sonrosado y sereno, como si nunca hubiera padecido enfermedad alguna. Para mí, mi padre ya no está presente, pero su amor, protección y dulce sonrisa vivirán para siempre en cada comida, en los recuerdos de infancia de sus hijos y nietos, y en lo más profundo del corazón de la nuera más pequeña, que tuvo la suerte de tener un suegro tan maravilloso.
Hola amor, temporada 4, tema "Padre" se lanzó oficialmente a partir del 27 de diciembre de 2024 en cuatro tipos de prensa e infraestructura digital de Radio - Televisión y Periódico Binh Phuoc (BPTV), prometiendo llevar al público los maravillosos valores del sagrado y noble amor paternal. |
Fuente: https://baobinhphuoc.com.vn/news/19/172526/nguoi-cha-thu-hai-cua-toi
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