La histórica inundación no solo arrasó con muchas propiedades y estructuras, sino que también destruyó cientos de metros de tuberías de agua, la única fuente de agua potable para los habitantes de la aldea de Mac, comuna de Tuong Duong.
La falta de agua potable dificultaba cocinar, lavar y bañarse; muchas familias se vieron obligadas a usar agua de arroyos o a pedirla a los pueblos vecinos. La vida tranquila se vio repentinamente interrumpida, y todas las actividades quedaron paralizadas.

Ante esta situación, los aldeanos se reunieron y acordaron que cada familia enviaría a un trabajador para participar en la reparación. El gobierno comunal financió todas las nuevas tuberías de agua, mientras que los aldeanos se encargaron del transporte y la instalación. A la mañana siguiente, el sonido de martillazos, taladros y risas resonó por toda la ladera que conducía al arroyo.
El Sr. Luong Van Ngoan, jefe de la aldea de Mac, declaró: «El agua potable es una necesidad esencial; si no se resuelve de inmediato, la vida de las personas se verá afectada a largo plazo. Tan pronto como bajó el nivel del agua, nos organizamos y asignamos a cada grupo la responsabilidad de cada tramo de tubería. Los más fuertes se encargaron de cargar y descargar; los más hábiles, de ensamblar y conectar las tuberías. Gracias al espíritu de solidaridad, todo se resolvió más rápido de lo previsto. Si la situación no cambia, a más tardar, la gente tendrá agua potable mañana».

A lo largo del camino que lleva al origen del gasoducto, grupos de personas se turnan para transportar rollos de tubería de plástico, cruzando pequeños arroyos, siguiendo las laderas de las montañas y, en algunos tramos, escalando pendientes pronunciadas. En el punto donde el río Lam se cruza con el gasoducto, se han utilizado ingeniosamente cables de acero para fijar las tuberías a lo ancho del río, una solución segura y que ahorra tiempo.
El señor Vi Van Hoang, vecino que participó en la reparación, se secó el sudor y comentó: «Tras varios días sin agua, me di cuenta de lo valiosa que es cada gota. Aunque la instalación de las tuberías fue complicada, todos estábamos contentos porque sabíamos que, una vez terminada la obra, volveríamos a tener agua. El tramo que cruza el río fue el más difícil, pero cuando lo terminamos, todos estábamos entusiasmados».

La historia de los habitantes de la aldea de Mac reparando la tubería de agua es una clara demostración del espíritu de autosuficiencia y solidaridad de los montañeses. El gobierno aporta los materiales, la gente contribuye con su esfuerzo y, unidos, pueden superar cualquier dificultad.
En tiempos de adversidad y desastres naturales, la cohesión comunitaria es el “agua fresca” que nutre la fe, ayudando a que la vida vuelva pronto a la paz.
Fuente: https://baonghean.vn/nguoi-dan-vung-cao-nghe-an-chung-tay-khac-phuc-duong-ong-nuoc-bi-lu-cuon-troi-10304131.html






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