Al este del río Tigris, en el corazón de Bagdad, Irak, numerosas librerías abren cada mañana. Algunas llevan décadas funcionando, a pesar de la guerra, los conflictos sectarios y la inseguridad.
Según Xinhua, Al-Assriyah es una de las librerías más antiguas de la calle Al-Mutanabbi. Fue fundada en 1914. Su propietario, Ayad al-Qamousi, de 60 años, afirmó que el fundador de la librería fue el poeta Mahmoud Helmi.
“Mi padre le compró la librería al fundador en 1964, cuando este se hizo mayor”, dijo al-Qamousi. La librería al-Assriyah tiene muchos libros antiguos, algunos del siglo XIX. También tiene muchos libros raros.
Mientras tanto, el Taller de Encuadernación Al-Assri, fundado en 1920, es otro negocio con una larga trayectoria en el mercado de libros de la calle al-Mutanabbi. También vende libros. Abboud Mohammed al-Falluji, de 80 años, heredó el negocio de su padre y ha decidido cederlo a sus hijos y nietos. Al pasar por el cercano mercado de al-Saray, la gente suele detenerse en una pequeña librería llena de recuerdos e historia de Bagdad.
Akram al-Filfily, de unos sesenta años, propietario de la librería Al-Filfily, escucha a los clientes preguntarle sobre los libros más antiguos y las referencias históricas poco comunes. La librería Al-Filfily, fundada en 1930, es la única que ha sobrevivido en el mercado de Al-Saray desde su fundación.
El conflicto sectario y la violencia en Irak han tenido un impacto significativo en el mercado editorial del país. El 5 de marzo de 2007, un terrorista suicida atacó la librería Al-Mutanabbi, matando al menos a 26 personas, hiriendo a más de 50 e incendiando varias librerías. El incidente obligó a algunos libreros a renunciar a sus trabajos, mientras que otros se dedicaron a la papelería tras sufrir daños en sus propiedades.
Las antiguas librerías proporcionaron valiosos libros y documentos históricos a los intelectuales, escritores y pensadores iraquíes. Muchas familias del país prefieren tener sus propias bibliotecas en casa porque la colección de libros refleja el nivel educativo de la familia, afirmó Jamal al-Bazzaz, profesor jubilado de la Universidad de Bagdad.
Abboud Mohammed al-Falluji, de 80 años, heredó el negocio de su padre y ha decidido ceder el taller de encuadernación a sus hijos y nietos. Al pasar por el cercano mercado de al-Saray, la gente suele detenerse en una pequeña librería llena de recuerdos e historia de Bagdad.
Akram al-Filfily, de unos sesenta años, propietario de la librería Al-Filfily, escucha a los clientes preguntarle sobre los libros más antiguos y las referencias históricas poco comunes. La librería Al-Filfily, fundada en 1930, es la única que ha sobrevivido en el mercado de Al-Saray desde su fundación.
El conflicto sectario y la violencia en curso en Irak han tenido un impacto significativo en el mercado editorial del país. El 5 de marzo de 2007, un terrorista suicida atacó el mercado de libros de la calle Al-Mutanabbi, matando al menos a 26 personas, hiriendo a más de 50 e incendiando varias librerías. El incidente obligó a algunos libreros a renunciar a sus trabajos, mientras que otros se dedicaron a la papelería tras sufrir daños en sus propiedades.
Las antiguas librerías proporcionaron valiosos libros y documentos históricos a los intelectuales, escritores y pensadores iraquíes. Muchas familias del país prefieren tener sus propias bibliotecas en casa porque la colección de libros refleja el nivel educativo de la familia, afirmó Jamal al-Bazzaz, profesor jubilado de la Universidad de Bagdad.
JUEVES
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