(NLDO) - Científicos australianos descubrieron que los grandes bloques de oro en la naturaleza tienen una historia feroz.
El oro se forma de manera natural en el cuarzo —el segundo mineral más abundante en la corteza terrestre— y, a veces, entre las vetas de cuarzo, los mineros encuentran grandes trozos intactos de oro en lugar de fragmentos dispersos.
Eso es casi científicamente absurdo.
Un gran bloque de oro formado naturalmente en una veta de cuarzo - Foto: UNIVERSIDAD DE MONASH
Según Live Science, un equipo de investigación dirigido por el geólogo Chris Voisey de la Universidad de Monash (Australia) buscó el origen de los bloques de oro inusualmente grandes.
Antes de que los humanos lo descubrieran, el oro tuvo un largo viaje bajo tierra.
Desde las profundidades de la corteza del planeta, los fluidos hidrotermales transportan átomos de oro hacia arriba y los empujan a través de vetas de cuarzo.
En teoría, esto significa que las partículas de oro se dispersarán uniformemente a lo largo de estas vetas de cuarzo.
Sin embargo, alrededor del 75% del oro que extraen los humanos aparece en forma de grumos, y a veces se encuentran bloques de oro gigantes.
Según un artículo publicado en la revista científica Nature Geoscience, la formación de estas pepitas de oro se debió a un terremoto.
El doctor Voisey dijo que había dos pistas distintas que les ayudaron a resolver el misterio de los lingotes de oro.
En primer lugar, las mayores masas de oro se encuentran en depósitos de oro orogénico, que son depósitos formados durante eventos de formación de montañas, incluyendo una serie de terremotos.
En segundo lugar, el cuarzo es un mineral piezoeléctrico, lo que significa que genera su propia carga eléctrica en respuesta a tensiones geológicas, como las creadas por terremotos.
Se ha recreado todo el proceso: los terremotos fracturan las rocas y empujan fluidos hidrotermales por las vetas de cuarzo, llenándolas de oro disuelto.
En respuesta a la presión del terremoto, las vetas de cuarzo crean simultáneamente una carga eléctrica que reacciona con el oro, provocando que este se precipite y se solidifique en puntos específicos donde hay un "cebo" de partículas de oro predepositadas.
Este descubrimiento demuestra una vez más que la mayoría de las joyas preciosas que utilizamos —desde el oro hasta los diamantes y las piedras preciosas— tienen un origen más violento de lo que pensamos.
Fuente: https://nld.com.vn/phat-hien-chan-dong-ve-su-ra-doi-cua-khoi-vang-khong-lo-196240904110912902.htm






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