El vehículo de dos ruedas creado por el inventor alemán Karl von Drais causó revuelo en muchos países europeos a principios del siglo XIX.
Réplica del carruaje de dos ruedas de Karl von Drais. Foto: Amusing Planet
En abril de 1815, el monte Tambora, en la isla de Sumbawa (actualmente Indonesia), entró en erupción con una fuerza sin precedentes. Una enorme cantidad de fragmentos de roca, con un peso estimado de 10 mil millones de toneladas, fue lanzada a la atmósfera. Estos fragmentos, junto con la ceniza, ascendieron a la estratosfera y se extendieron, cubriendo el cielo y bloqueando la luz solar durante meses. La erupción también liberó grandes cantidades de dióxido de azufre a la atmósfera, lo que provocó la formación de aerosoles de sulfato, que causaron un enfriamiento significativo de la superficie terrestre. Las bajas temperaturas y la alteración de los patrones climáticos provocaron malas cosechas y hambruna en muchas partes del mundo .
La escasez de recursos tuvo un profundo impacto en la vida cotidiana, haciendo imposible para muchas personas mantener animales de transporte tradicionales como caballos y mulas. En estas difíciles circunstancias, Karl von Drais, un joven inventor alemán, encontró la motivación para crear una nueva forma de transporte que no dependiera de la fuerza animal. Esto condujo a la creación del primer vehículo de dos ruedas del mundo.
La Laufmaschine de Von Drais consistía en dos ruedas alineadas, similares a las bicicletas y motocicletas modernas. El vehículo era de madera, con una barra horizontal que unía las dos ruedas de madera con radios. En el centro de la barra se ubicaba un pequeño asiento de cuero para el ciclista. Un eje vertical con una serie de varillas de control conectadas a la rueda delantera servía de dirección. El vehículo se propulsaba exclusivamente con la fuerza física del ciclista. Este se sentaba en el asiento de cuero, presionaba los pies contra el suelo y se balanceaba hacia adelante y hacia atrás para ganar impulso. Cada pedalada impulsaba el vehículo más lejos de lo que una persona podría caminar.
El 12 de junio de 1817, Von Drais partió de Mannheim en su Laufmaschine, recorriendo las carreteras más pintorescas hacia Baden. En dirección suroeste, viajó casi 7 kilómetros antes de llegar a una posada de carretera llamada Schwetzinger Relaishaus. Si bien no está claro si Von Drais se detuvo en la posada para descansar, los registros históricos confirman que su viaje de ida y vuelta duró poco más de una hora, menos de la mitad del tiempo que le habría llevado recorrer a pie la misma ruta desde Mannheim hasta la posada y regresar.
Seis meses después, Von Drais solicitó una patente en Francia e introdujo el término «vélocípedo» para describir su invento. La solicitud de patente fue aprobada y el vehículo pronto captó la atención de la sociedad francesa. Von Drais exhibió el innovador vehículo en varias capitales europeas, atrayendo a un gran público con su novedoso diseño y funcionalidad, y generando numerosos pedidos del vehículo de propulsión humana. Debido a que Von Drais fabricaba cada componente él mismo, los plazos de entrega eran largos, y el furor inicial por el vehículo se desvaneció en Europa a finales de ese año. Sin embargo, ante la creciente demanda, muchos fabricantes en Francia e Inglaterra buscaron capitalizar la popularidad del vélocípedo lanzando sus propias versiones. De estas, la versión creada por el fabricante de sillas londinense Denis Johnson fue considerada la más útil.
Denis Johnson introdujo varias mejoras en el vehículo de dos ruedas que comercializaba en Londres. La más notable fue la inclinación hacia abajo del travesaño central, que permitía el uso de ruedas más grandes y, por consiguiente, mejoraba la comodidad de marcha. Además, el mecanismo de dirección de hierro proporcionaba al conductor un mayor control, y la incorporación de bandas de hierro en los bordes exteriores de las ruedas aumentaba considerablemente su durabilidad. La versión de Johnson se popularizó rápidamente a principios de 1819.
Sin embargo, la moda de desplazarse en este vehículo pronto se topó con numerosos obstáculos, como caminos en mal estado y el frecuente paso de rickshaws, lo que dificultaba mantener el equilibrio. Algunos temerarios incluso circulaban por la acera, poniendo en peligro a los peatones. Conscientes del peligro que suponía esta tendencia, las autoridades de Alemania, Inglaterra, Estados Unidos e incluso Calcuta restringieron o prohibieron por completo el uso de bicicletas. A finales de 1819, la fiebre por este vehículo prácticamente había desaparecido. Von Drais continuó creando muchos otros inventos, como la primera máquina de escribir.
An Khang (Según Amusing Planet )
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