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| El rey Carlos III recibe al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. (Fuente: Getty Images) |
En la monarquía constitucional británica, el rey Carlos III es el jefe de Estado y ostenta el poder simbólico, mientras que el poder ejecutivo reside en el primer ministro y los ministros del gabinete, que dirigen el país en nombre de la Corona.
Sin embargo, las recientes medidas del Rey Carlos III muestran el enorme poder blando de la Familia Real, proyectando la imagen de un diplomático británico sofisticado en un mundo turbulento.
Invitación especial
El 27 de febrero, el primer ministro británico Keir Starmer entregó personalmente al dueño de la Casa Blanca en la Oficina Oval una carta del rey Carlos III con una invitación al presidente estadounidense Donald Trump para una segunda visita de Estado.
Me complace mucho traer una carta de Su Majestad el Rey. En esta ocasión, Su Majestad le envía sus mejores deseos y me ha pedido que la entregue personalmente al Presidente. Esto es realmente especial, sin precedentes. Es un acontecimiento histórico», enfatizó el Primer Ministro Starmer al entregar la carta firmada por el Rey Carlos III al Presidente Donald Trump.
En 2019, durante su primer mandato, el presidente estadounidense Donald Trump realizó una visita de Estado al Reino Unido por invitación de la reina Isabel II. Nunca antes se había registrado un precedente de que un presidente estadounidense realizara dos visitas de Estado al Reino Unido.
Por lo tanto, los observadores políticos creen que la invitación del rey Carlos III es un movimiento calculado por parte de Londres, cuyo objetivo es consolidar y aumentar el apoyo del líder estadounidense en el contexto en que Europa y el Reino Unido enfrentan muchos desafíos, incluidos aranceles y problemas de seguridad regional relacionados con el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Según la historiadora y comentarista real Carolyn Harris, incluso sin intervención política, el rey Carlos III todavía fue capaz de ejercer poder blando a través de la diplomacia, actuando como un puente para acercar a las partes.
«El rey tiene la capacidad de hacer invitaciones que pocos rechazan», enfatizó Carolyn Harris. «El gobierno británico confía especialmente en la eficacia de esto con el Sr. Trump, quien es un gran admirador de la monarquía».
Se puede ver que el amor de la familia real británica y la atracción de la monarquía están siendo fuertemente explotados por el rey Carlos III en un esfuerzo por facilitar la relación angloamericana en un momento en que Washington se está comportando de manera impredecible hacia sus antiguos aliados.
Bienvenidos invitados
El 2 de marzo, el rey Carlos III recibió calurosamente al presidente ucraniano Volodímir Zelenski en la finca de Sandringham, en Norfolk. La reunión tuvo lugar poco después de que Zelenski asistiera a una cumbre especial de la Unión Europea (UE) en Londres y, antes de eso, mantuviera un tenso debate con el presidente estadounidense Donald Trump en la Casa Blanca (28 de febrero).
También en Sandringham Estate, el famoso complejo turístico real británico, tan solo un día después (3 de marzo), el rey Carlos III recibió al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en el contexto de la renovada propuesta del presidente Trump de anexar Canadá a Estados Unidos. Tras la reunión, el primer ministro Trudeau publicó en redes sociales que ambas partes trataron temas importantes para los canadienses, sobre todo el futuro independiente y soberano de Canadá.
Las reuniones plantean un dilema para el rey Carlos III, ya que Gran Bretaña, Ucrania y Canadá tienen diferentes prioridades en este momento, según la historiadora Carolyn Harris. Mientras el presidente Zelenski y el primer ministro Trudeau se centran en la amenaza a la soberanía, el primer ministro Starmer intenta mantener relaciones comerciales armoniosas con Estados Unidos.
No mucho después, observadores astutos notaron que el rey Carlos III llevaba varias insignias militares canadienses en su pecho durante una visita a un portaaviones de la Marina Real.
Carolyn Harris afirmó que algunas fuentes revelaron que el rey Carlos III estaba particularmente interesado en la situación en Canadá. Que el rey llevara la insignia militar canadiense era una forma sutil de mostrar apoyo sin hacer una declaración oficial, evitando así avergonzar al primer ministro británico. Por su parte, el historiador y comentarista real Ed Owens comentó: «Esta es una semana realmente interesante para la diplomacia y la Familia Real Británica».
Cabe destacar que el hecho de que las reuniones tuvieran lugar en Sandringham también transmitía un mensaje especial. Dado que la finca es propiedad privada del rey Carlos III y no pertenece al gobierno británico, esto se interpretó como una sutil forma del rey de mostrar su apoyo y simpatía personal por los líderes de Ucrania o Canadá, en lugar de reflejar la postura oficial del Reino Unido.
Estos esfuerzos diplomáticos del rey Carlos III se produjeron justo antes de las celebraciones del Día de la Commonwealth en la Abadía de Westminster (10 de marzo). En un contexto de numerosas dudas sobre el papel y la cohesión de la Commonwealth, el rey pareció querer enviar un mensaje: ante la turbulencia mundial, la Commonwealth se unirá y afirmará su papel uniendo a los países.
Fuente: https://baoquocte.vn/thong-diep-ngoai-giao-cua-vua-charles-iii-307430.html
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