En ese contexto, la experiencia internacional en instituciones, finanzas verdes, ciencia y tecnología y cooperación internacional es una importante fuente de referencia para que Vietnam acelere el proceso de transformación, limitando al mismo tiempo los riesgos y los costos.
Muchos obstáculos en el proceso de transición ecológica
En los últimos 30 años, el sector energético ha sido fundamental para el crecimiento socioeconómico de Vietnam. Entre 2011 y 2023, la demanda de energía aumentó a un promedio de aproximadamente el 6,5 % anual, uno de los porcentajes más altos de Asia. Este rápido crecimiento de la demanda se vio obstaculizado por el escaso desarrollo de la infraestructura de suministro y transmisión, lo que generó una gran presión sobre el sistema eléctrico y la seguridad energética.
La estructura energética primaria sigue estando sesgada hacia los combustibles fósiles: el carbón representa casi la mitad, seguido del petróleo y el gas; las energías renovables, la hidroeléctrica y la biomasa aún representan una proporción baja. La estructura de generación eléctrica en 2024 muestra que la energía térmica a carbón seguirá representando la mayor parte, mientras que la energía eólica y solar solo representan alrededor de una décima parte. Esto coloca a Vietnam en una situación de doble riesgo: verse afectado por las fluctuaciones de los precios mundiales del combustible y, al mismo tiempo, estar bajo presión para reducir las emisiones y cumplir con el compromiso de cero emisiones netas.
Por otro lado, numerosas organizaciones internacionales consideran que el potencial de energías renovables de Vietnam es muy elevado. Investigaciones de estas organizaciones demuestran que Vietnam cuenta con ventajas en energía eólica marina, alta radiación solar y biomasa y residuos urbanos que pueden transformarse en energía. Se estima que las zonas costeras del centro, las tierras altas centrales y el sur del país podrían convertirse en un nuevo eje energético si se realiza una inversión simultánea en transmisión y almacenamiento de energía.

La energía renovable se considera un pilar fundamental en la estrategia de transición verde.
Para finales de 2024, la capacidad total de generación eléctrica rondará los 80 GW, de los cuales aproximadamente 24 GW provendrán de energías renovables. Si bien la proporción de energías renovables ha aumentado rápidamente en comparación con el período anterior a 2020, la estructura de las fuentes aún está desequilibrada, la red de transmisión está sobrecargada en muchas zonas y el sistema de almacenamiento está poco desarrollado, lo que obliga a muchos proyectos a reducir su capacidad.
La Resolución 70 destaca cuatro objetivos principales: construir un sistema energético moderno y sostenible; aumentar la proporción de energías renovables; reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; y promover una economía verde y una economía circular. Para alcanzar estos objetivos, Vietnam debe resolver simultáneamente los problemas de la creciente demanda, la dependencia de los combustibles fósiles y las limitaciones en infraestructura, tecnología y recursos humanos.
La experiencia internacional demuestra que unas instituciones claras, estables y coherentes son requisitos previos para la transición a la energía verde.
En primer lugar, es necesario construir un marco jurídico unificado y transparente para el desarrollo de las energías renovables y el uso eficiente de la energía. Es posible diseñar un mecanismo que integre en una ley común los contenidos del mercado eléctrico competitivo, el mecanismo de comercialización directa de electricidad, el mercado de carbono y el almacenamiento de energía, a fin de crear una base para que los ministerios y las ramas del sector público lo implementen de forma coordinada.
La planificación energética, tanto a nivel de suministro eléctrico como general, debe actualizarse periódicamente, con mecanismos de ajuste flexibles que respondan a las variaciones en la demanda, la capacidad de desarrollo de recursos y la infraestructura. La experiencia de planes anteriores demuestra que, si no se evalúa exhaustivamente la capacidad de desarrollo de los recursos de la red regional, es fácil que se produzcan desequilibrios y un derroche de recursos. Un centro nacional de coordinación para la transición energética puede contribuir a unificar la planificación, las políticas y su implementación.
En cuanto a los mecanismos de incentivos, la experiencia de muchos países muestra una tendencia a pasar de precios fijos de las tarifas de alimentación (FIT) a licitaciones competitivas, vinculadas a criterios tecnológicos, de localización y de emisiones. Asimismo, el diseño de un sistema de impuesto al carbono y de créditos de carbono nacionales constituye una herramienta importante para que las empresas ajusten de forma proactiva sus estrategias de inversión, especialmente en el contexto de mecanismos como el CBAM de la UE, que tendrá un fuerte impacto en las exportaciones de productos con alto consumo energético.
El proceso de formulación de políticas debe ir acompañado de mecanismos independientes de seguimiento, ajuste y evaluación para evitar la repetición de errores de planificación y garantizar un equilibrio entre los objetivos de desarrollo rápido y la seguridad del sistema.
Uno de los principales obstáculos para los proyectos de energía verde son los costes de capital y los riesgos de inversión. Muchos países han creado fondos nacionales de financiación verde, que operan bajo un modelo de cofinanciación público-privada.
Para Vietnam, la creación de un Fondo Nacional de Inversión en Energía Verde podría ser una opción adecuada. Este fondo puede movilizar capital del presupuesto, instituciones financieras internacionales y el sector privado, centrándose en áreas estratégicas como el hidrógeno, el almacenamiento de energía, la energía eólica marina y la conversión de la infraestructura de carbón a gas.
Asimismo, es necesario impulsar la emisión de bonos verdes, ampliar los modelos de APP verdes y el crédito verde comercial. El Banco Estatal y los ministerios y organismos pertinentes pueden establecer un conjunto de criterios para proyectos verdes que sirvan de base para aplicar tipos de interés preferenciales y reducir los costes de capital de los proyectos que cumplan los requisitos.
La experiencia internacional también demuestra el importante papel del sector privado y la IED en la transición energética. El reto no se limita a atraer capital, sino que también implica atraer tecnología de origen, capacidad de gestión y redes de mercado. Por consiguiente, las políticas deben fomentar un modelo de financiación mixta, en el que el Estado asuma parte del riesgo inicial para atraer inversores a largo plazo, sobre todo en áreas emergentes como el hidrógeno, el almacenamiento y las redes inteligentes.
Inversión en ciencia , tecnología y recursos humanos
La transición hacia la energía verde solo es sostenible si va acompañada de autosuficiencia en ciencia, tecnología y recursos humanos.
En primer lugar, es necesario incrementar la inversión en I+D en el ámbito de las energías renovables, con programas clave sobre hidrógeno, nuevos materiales, tecnologías de almacenamiento, redes inteligentes y aplicaciones de IA e IoT en la gestión de sistemas energéticos. Un fondo específico para la investigación e innovación en energías renovables puede ayudar a concentrar los recursos en las tareas prioritarias, conectando institutos de investigación, universidades y empresas.
La creación de centros de innovación y laboratorios clave de energías renovables en las principales regiones económicas generará la infraestructura necesaria para probar, incubar empresas emergentes y comercializar tecnología. El modelo de vinculación «Estado-instituto-empresa» de programas como Horizonte Europa o los fondos de energías limpias en algunos países puede servir de referencia.
En cuanto a los recursos humanos, es necesario incorporar a la brevedad posible programas de formación relacionados con sistemas energéticos inteligentes, almacenamiento de energía, gestión del carbono y economía energética en los planes de estudio universitarios, al tiempo que se amplían los programas conjuntos internacionales y las becas especializadas. El mecanismo para atraer, utilizar y recompensar a los expertos en el campo de las nuevas energías es también un factor decisivo para conformar un equipo suficientemente sólido en los próximos 10-15 años.

La energía eólica y la energía solar desempeñan un papel cada vez más importante en la estructura de fuentes de energía de Vietnam.
La transición hacia las energías verdes es un requisito indispensable para garantizar la seguridad energética, cumplir con los compromisos de cero emisiones netas y mejorar la competitividad económica. No se trata solo de inversión de capital o tecnología, sino también de un impulso a la innovación en el pensamiento sobre el desarrollo, vinculando políticas, finanzas, ciencia, tecnología y mercado.
A partir de la experiencia internacional y la práctica vietnamita, se proponen las siguientes orientaciones: Desarrollar una estrategia nacional de ciencia y tecnología de energías renovables para el período 2026-2040, vinculada a los objetivos de la Resolución 70 y al compromiso de Cero Emisiones Netas para 2050. Establecer un fondo de innovación en energías renovables y un fondo nacional de inversión en energías renovables, creando un mecanismo de cofinanciación entre el Estado, las organizaciones internacionales y el sector privado. Incrementar gradualmente la tasa de inversión en I+D energética, hasta alcanzar un nivel equivalente al de los países de la región; priorizar los campos del hidrógeno, el almacenamiento, las redes inteligentes y los nuevos materiales. Completar el marco jurídico para el mercado eléctrico competitivo, el Acuerdo de Protección de la Energía (DPPA), el mercado de carbono y el almacenamiento de energía, reforzando la supervisión de su cumplimiento y reduciendo los costes procesales para los inversores. Establecer un mecanismo de estrecha coordinación entre el Estado, las empresas, los institutos de investigación, las universidades y los inversores internacionales en grandes proyectos energéticos.
La implementación simultánea de soluciones en materia de instituciones, finanzas, ciencia y tecnología, infraestructura y recursos humanos ayudará a Vietnam a reducir la brecha en la conversión de energía, explotar eficazmente el potencial de las energías renovables, garantizar la seguridad energética y sentar las bases para un crecimiento verde y sostenible en las próximas décadas.
Fuente: https://mst.gov.vn/thuc-day-chuyen-doi-nang-luong-xanh-tai-viet-nam-nhin-tu-kinh-nghiem-quoc-te-197251115174310254.htm






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