Numerosos estudios han demostrado que cuando las mujeres se empoderan para participar en actividades culturales, económicas , turísticas o productivas, no solo mejoran sus ingresos familiares, sino que también contribuyen a la construcción de una comunidad civilizada, progresista y culturalmente rica. Por lo tanto, garantizar la igualdad de género en el desarrollo cultural y de los medios de vida es una tarea estratégica, estrechamente vinculada a la actual reducción de la pobreza.
Igualdad de género: la base del desarrollo sostenible
En muchas zonas desfavorecidas, las mujeres desempeñan un papel importante en la vida familiar y comunitaria, pero aún enfrentan muchas barreras como el acceso limitado a la educación , poca voz en la familia, acceso limitado a cursos de formación profesional, falta de capital para el desarrollo de la producción, conceptos tradicionales que afectan el papel de la mujer, doble presión: cuidado de los niños - agricultura - tareas domésticas....

Muchos programas sostenibles de reducción de la pobreza han identificado la igualdad de género como un elemento clave.
Estas barreras dificultan que las mujeres puedan convertirse en sujetos del desarrollo económico y, en consecuencia, es muy difícil que las familias escapen de la pobreza.
Para abordar la problemática, muchos programas sostenibles de reducción de la pobreza han identificado la igualdad de género como un factor clave, en los que promover la participación de las mujeres en actividades culturales, deportivas y productivas se considera una solución directa para ayudar a mejorar la calidad de vida.
En el proceso de construir un entorno cultural sano, las mujeres son las participantes más activas. Contribuyen a tareas importantes como la organización de festivales, la preservación de la artesanía tradicional, la enseñanza de idiomas, costumbres y rituales, la formación de familias culturales, la participación en actividades de equipo y club, la eliminación de malas costumbres y la adopción de nuevos estilos de vida.
Esta amplia participación ayuda a las mujeres a afirmar su rol en la comunidad. Muchas se convierten en figuras de prestigio, líderes de grupos de mujeres y líderes comunitarias, contribuyendo activamente al movimiento para construir una cultura de base.
Las instituciones culturales y deportivas, las casas culturales, los clubes de mujeres, los espacios de vida comunitaria, etc. también se han convertido en lugares donde las mujeres pueden compartir experiencias, aprender nuevas habilidades y difundir conocimientos jurídicos.
En muchas comunidades étnicas, costumbres arraigadas han reducido el rol de la mujer o impuesto pesadas obligaciones tradicionales. Costumbres como el matrimonio precoz, el matrimonio incestuoso, las bodas prolongadas, los sacrificios costosos y la discriminación de género en la vida cotidiana aún persisten en algunos lugares.
Gracias a los programas de comunicación cultural y social, se han eliminado gradualmente muchas malas costumbres. Esto no solo crea un entorno familiar civilizado, sino que también facilita el desarrollo económico de las mujeres. Al no tener que realizar rituales costosos ni seguir viejos conceptos, tienen tiempo para aprender un oficio, participar en la producción o prestar servicios turísticos.
El papel de la transformación digital en la promoción de la igualdad de género

Actualmente muchas cooperativas dirigidas por mujeres suministran productos al turismo.
De hecho, muchos modelos económicos basados en la cultura y el turismo están liderados por mujeres. Esto se puede observar en el modelo de brocado y artesanía tradicional. En este modelo, las mujeres son las principales artesanas, desde el tejido y el bordado hasta la joyería y el tejido de punto. Muchas cooperativas lideradas por mujeres actualmente ofrecen productos para el turismo, tiendas de regalos y programas de OCOP.
O en los pueblos turísticos, las mujeres son las que cocinan directamente, reciben a los huéspedes, organizan el alojamiento, organizan experiencias culturales, etc. Muchas mujeres de minorías étnicas han aprendido a comunicarse en inglés básico para dar la bienvenida a los turistas internacionales.
Muchas artesanas se han convertido en instructoras comunitarias, enseñando tejido, bordado y preparación de alimentos tradicionales, preservando así su cultura y generando ingresos adicionales. Estos modelos no solo ayudan a las mujeres a aumentar sus ingresos, sino que también mejoran su posición social y familiar.
Una novedad en la actualidad es que las mujeres de zonas desfavorecidas han comenzado a acceder a plataformas digitales para promocionar sus productos. Gracias a los teléfonos inteligentes y a los cursos de capacitación en habilidades digitales, muchas saben cómo tomar fotos de productos, transmitir en vivo para venderlos, publicar en redes sociales y recibir pedidos en línea. Algunos grupos de mujeres del noroeste han creado una página de fans común para presentar el brocado; las mujeres de la región central han creado un grupo Zalo para vender mariscos secos; las mujeres de las Tierras Altas Centrales venden productos de bambú en plataformas locales de comercio electrónico. La transformación digital ayuda a las mujeres a acceder a mercados más amplios y a reducir su dependencia de los comerciantes.
Cuando las mujeres están plenamente empoderadas, no sólo contribuyen a reducir la pobreza en sus familias, sino que también se convierten en una importante fuerza impulsora del desarrollo en las comunidades desfavorecidas.
Fuente: https://bvhttdl.gov.vn/thuc-hien-binh-dang-gioi-trong-phat-trien-van-hoa-va-sinh-ke-giai-phap-nang-cao-chat-luong-cuoc-song-20251201111217175.htm






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