Se prevé que el proyecto abarque 50.000 escuelas, 30 millones de estudiantes y 1 millón de docentes. Sin embargo, para capacitar a 200.000 docentes suficientes para impartir clases en inglés en los próximos 5 años, el sector educativo se enfrentará a numerosas dificultades.
El reportero Tien Phong entrevistó al Sr. Le Hoang Phong, Director Académico de YOUREORG Education & Training Consulting Organization y becario Chevening, quien expresó su opinión de que cuando el Ministerio de Educación y Formación presentó el proyecto "Impulsar el inglés como segunda lengua en las escuelas para 2045", muchos lo consideraron un hito. Debemos encontrar la manera de convertirlo en una revolución educativa, o simplemente en una promesa incumplida.

¿Cuánta “capacidad” tiene nuestro sistema de formación docente?
PV: En su opinión, ¿seremos capaces de incorporar unos 12.000 profesores de inglés para preescolar, cerca de 10.000 profesores de primaria y, al mismo tiempo, formar al menos a 200.000 profesores capaces de impartir clases en inglés para 2030?
Cuando el Ministerio de Educación y Formación presentó el proyecto «Convertir el inglés en segunda lengua en las escuelas para 2045», muchos lo consideraron un hito. No solo porque el inglés es la «lengua de la integración», sino también porque está estrechamente ligado a la aspiración de elevar el estatus nacional. Pero siempre existe una brecha entre la aspiración y la realidad. Y es esa brecha la que determinará si se trata de una revolución educativa o simplemente de una promesa incumplida.
Personal docente: ambición y límites. El proyecto pretende incorporar a más de 22.000 nuevos profesores de inglés a las escuelas infantiles y primarias, y capacitar a 200.000 docentes actuales para que puedan impartir clases en inglés antes de 2030.
Eso representa casi el doble del número actual de profesores de inglés a tiempo completo. En teoría, es un objetivo acorde con las tendencias mundiales. La UNESCO estima que el mundo necesitará 44 millones de nuevos profesores para alcanzar la meta de la educación universal para 2030.
Pero la pregunta fundamental es: ¿cuánta capacidad tiene nuestro sistema de formación docente? ¿Cuántos estudiantes están dispuestos a elegir la docencia como carrera y cuántos están dispuestos a permanecer en zonas con dificultades? Un estudio realizado en Ciudad Ho Chi Minh, donde las condiciones son más favorables, muestra que solo el 28 % de los docentes ha alcanzado el nivel B2 o superior, cuando el requisito mínimo es B2 para primaria y C1 para secundaria. Es decir, el problema no es solo de cantidad, sino también de calidad.
PV: Al implementar el proyecto, ¿cuál cree que fue la mayor dificultad que encontramos, señor?
Creo que el principal obstáculo reside en las personas, la motivación y el consenso. En cualquier reforma, el currículo es solo un marco; quienes lo convierten en realidad son los docentes. Este proyecto exige que los docentes no solo dominen el inglés, sino que también sean expertos en el método AICLE, tanto para impartir conocimientos de la materia como para desarrollar el aprendizaje de lenguas extranjeras. Se trata de una habilidad compleja que no se puede adquirir en unos pocos cursos breves.
Al mismo tiempo, la motivación y el trato representan un gran obstáculo. Con bajos salarios y mucha presión, no se puede esperar que los docentes innoven con entusiasmo si no reciben una recompensa justa. Sin un sistema de incentivos, oportunidades de ascenso y reconocimiento social, es difícil fomentar la perseverancia profesional. No podemos exigir excelencia a un equipo cuyas políticas aún los condenan a vivir en la precariedad.
Además, la sociedad también tiene preocupaciones legítimas. Algunos padres temen que introducir el inglés demasiado pronto opaque el idioma vietnamita y debilite la base cultural. La teoría de Jim Cummins ha demostrado que solo cuando la lengua materna está bien consolidada puede arraigarse un idioma extranjero. Si se opta por esta alternativa, existe el riesgo real de que surja una generación con un dominio incompleto de ambos idiomas.
Así pues, el mayor desafío no reside en la cantidad de libros de texto ni de clases bilingües, sino en cómo lograr que los docentes sean competentes, estén motivados y tengan la suficiente confianza como para que la sociedad los apoye.
PV: En su opinión, ¿deberíamos considerar factores regionales para aumentar la viabilidad del proyecto?
Regional: la equidad es clave. Si solo se considera Hanói o Ciudad Ho Chi Minh, el proyecto parece viable. Pero fuera de las grandes ciudades, el panorama es completamente distinto.
Actualmente, en todo el país solo hay 112.500 estudiantes que cursan estudios en inglés, además de 77.300 estudiantes bilingües en 40 provincias y ciudades. Esto significa que más de 20 provincias no cuentan con ningún modelo de enseñanza en inglés.
En muchas provincias montañosas, los estudiantes aún no dominan el vietnamita, y ahora el inglés se convertirá en una "doble carga".
Un representante del Departamento de Educación y Formación de Tuyen Quang afirmó con franqueza: se trata de una tarea sumamente compleja. Si se aplica un enfoque uniforme, las localidades desfavorecidas pronto quedarán rezagadas. La solución reside en una hoja de ruta diferenciada. Las zonas urbanas pueden ser las primeras en avanzar, sirviendo de ejemplo; las zonas desfavorecidas necesitan más tiempo y recursos, priorizando el fortalecimiento del vietnamita antes que el del inglés.
Más importante aún, la financiación y los incentivos deben dirigirse a las zonas más desfavorecidas. De lo contrario, el inglés como segunda lengua se convertirá en un privilegio urbano en lugar de un derecho de acceso igualitario para todos los niños.
El mensaje debe ser claro: el inglés es un complemento, no un sustituto del vietnamita.
PV: Para que el proyecto se haga realidad, ¿qué bases cree que deben establecerse?
Para convertir esta aspiración en realidad y lograr que el inglés se consolide como segunda lengua en el sistema educativo, Vietnam necesita tres pilares fundamentales. Cada pilar no existe de forma aislada, sino que se integra en un ecosistema de políticas donde confluyen recursos, motivación y confianza social.
Las personas, el profesorado, son la pieza clave de la reforma lingüística. Ninguna reforma puede tener éxito sin docentes cualificados. La experiencia de Singapur o Finlandia demuestra que los docentes son considerados profesionales de alto nivel, son rigurosamente seleccionados, reciben una excelente formación y gozan de una alta remuneración.
Para Vietnam, es necesario crear un equipo central de docentes, de los cuales entre el 10 y el 15 % estén capacitados en profundidad en CLIL/EMI, para que actúen como núcleo para el intercambio de conocimientos.
Al mismo tiempo, debe existir una política de retención: incentivos para el aprendizaje de idiomas extranjeros, oportunidades de ascenso y reconocimiento social. De lo contrario, nos enfrentaremos a una fuga de cerebros, con buenos docentes que abandonarán las escuelas públicas o la profesión. Invertir en las personas es la inversión con mayor impacto, ya que cada buen docente puede influir en cientos de estudiantes a lo largo de su carrera.
Este proyecto representa una oportunidad histórica, pero también una dura prueba para la capacidad de gestión de políticas. La pregunta ya no es «¿lo queremos?», sino: ¿tenemos el valor de invertir en el profesorado, ser pacientes con una hoja de ruta a largo plazo y estar decididos a priorizar la equidad? Si la respuesta es afirmativa, para 2045, Vietnam contará con una generación que sabrá integrarse sin perder su identidad. De lo contrario, esta visión se quedará para siempre en papel.
Además, se necesita una hoja de ruta flexible, gestionada mediante hitos intermedios, no por confianza. Un plan a 20 años solo es valioso si cuenta con puntos de control claros. Vietnam necesita establecer hitos para 2026, 2028 y 2030 con indicadores cuantitativos: - 2026: al menos 60.000 docentes alcanzan los estándares B2, 10 provincias implementan el programa piloto de enseñanza en inglés (EMI). - 2028: 140.000 docentes alcanzan los estándares, 25 provincias aplican el programa EMI. - 2030: 200.000 docentes alcanzan los estándares, el programa EMI se extiende a al menos 40 provincias.
¿Por qué el hito 2026-2028-2030? Este es el método de asignación según el principio del 30 % - 70 % - 100 %: 2026 demuestra la viabilidad (30 % del objetivo), 2028 lo expande y genera confianza social (70 %), y 2030 alcanza el objetivo (100 %). La capacidad de formación actual permite capacitar a entre 30 000 y 40 000 docentes al año. En 5 años, el sistema podrá formar a unos 200 000 docentes con una inversión considerable.
Con la EMI, diez provincias pioneras servirán de referencia; veinticinco provincias en 2028 generarán un efecto multiplicador, y cuarenta provincias en 2030 garantizarán la adopción masiva, con margen para expandirse hasta 2045. Esto permite evitar una carrera contrarreloj en el último año, como ocurrió con el Proyecto de Lenguas Extranjeras de 2020, que fracasó por la falta de puntos de control intermedios. La experiencia del Proyecto de Lenguas Extranjeras de 2020 demuestra que, sin supervisión independiente, la reforma puede convertirse fácilmente en una búsqueda de cantidad en detrimento de la calidad.
La hoja de ruta también debe estratificarse por región: las zonas urbanas van primero, las regiones difíciles avanzan más lentamente pero reciben apoyo especial.
El consenso social, el poder blando de la reforma lingüística, no es solo una herramienta de comunicación, sino también una identidad cultural. Por lo tanto, el consenso social es el pilar fundamental. El mensaje debe ser claro: el inglés complementa, no reemplaza, al vietnamita. Este es el modelo de «bilingüeísmo aditivo», donde la lengua materna se refuerza, no se relega. Para los niños de minorías étnicas, se necesita una hoja de ruta que vaya de la lengua materna al vietnamita y luego al inglés para evitar la sobrecarga lingüística.
El consenso solo se alcanza cuando los padres ven que sus hijos progresan en inglés, dominan el vietnamita y mantienen sus raíces culturales. El inglés es la llave del mundo. Pero esa llave solo tiene valor cuando los estudiantes vietnamitas dominan el inglés, el vietnamita y tienen confianza en su identidad.

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Fuente: https://tienphong.vn/tieng-anh-la-ngon-ngu-thu-mot-phep-thu-khac-nghiet-ve-nang-luc-quan-tri-chinh-sach-post1783098.tpo






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