El huracán Otis tocó tierra en Acapulco con vientos de 166 mph el miércoles, inundando la ciudad, arrancando techos de casas, comercios y hoteles, sumergiendo vehículos y cortando las comunicaciones, así como los viajes por carretera y aire.
En particular, continúan los saqueos. Los habitantes de las zonas más afectadas, que buscan comida y agua, han acusado al gobierno de no proporcionar suficiente ayuda.
Una casa dañada tras el huracán Otis en Acapulco, México. Foto: Reuters
El presidente López Obrador publicó el sábado un video de 24 minutos en las redes sociales para actualizar al país sobre la situación, y dedicó gran parte del tiempo a atacar a los críticos a quienes acusó de intentar explotar la situación antes de las elecciones del próximo año.
“Vuelan como buitres, no les importa el dolor de la gente, quieren hacernos daño porque ha muerto tanta gente”, dijo.
El presidente López Obrador, de 69 años, afirmó que los medios de comunicación intentaban desprestigiar a su administración exagerando el número de muertos. Añadió que su administración estaba haciendo más que cualquier otro gobierno "ha hecho jamás" para abordar las consecuencias.
Equipos de rescate en dos botes inflables rojos buscaron a las víctimas de ahogamiento en la bahía de Acapulco el sábado por la tarde. Regresaron a la orilla con tres cuerpos envueltos en bolsas negras.
Más de 220.000 viviendas y el 80% de los edificios hoteleros se vieron afectados y unas 513.000 personas se quedaron sin electricidad.
Las autoridades mexicanas afirmaron que Otis fue el huracán más fuerte que jamás haya azotado la costa del Pacífico mexicano. Tomó por sorpresa a los meteorólogos, ganando fuerza a gran velocidad antes de tocar tierra.
Mai Anh (según Reuters)
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