El New York Times comentó el 28 de agosto que Wagner ha caído en una crisis aún mayor desde el accidente aéreo que mató al propietario de la compañía, Yevgeny Prigozhin.
Es poco probable que Rusia quiera desperdiciar la fuerza de combate entrenada y los intereses comerciales que Prigozhin ha cultivado desde que fundó Wagner en 2014. La compañía opera en al menos 10 países.
Sin embargo, encontrar una manera de neutralizar una organización armada que alguna vez representó una de las mayores amenazas para el Kremlin y, al mismo tiempo, mantener su poder de combate y sus conexiones globales es una tarea difícil.
Retratos de Yevgeny Prigozhin (izquierda) y el comandante Dmitry Utkin en un monumento conmemorativo en Nizhny Novgorod, Rusia, el 27 de agosto. Foto: Reuters
Alexander Borodai, un legislador ruso, dijo en una entrevista telefónica que los miembros de Wagner continuarán luchando y se han unido a formaciones de voluntarios, así como a unidades oficiales de las fuerzas armadas rusas.
Mientras tanto, los próximos planes del presidente Vladimir Putin para Wagner siguen siendo inciertos. En una reunión en el Kremlin tras el levantamiento de finales de junio, Putin les dijo a los comandantes de Wagner que podrían seguir sirviendo juntos bajo "un liderazgo diferente".
En una entrevista posterior, Putin también dijo que Wagner "no existe porque la ley rusa no permite que operen empresas militares privadas".
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, hizo comentarios similares, aparentemente destinados a señalar que Wagner actualmente no tiene futuro en Rusia.
Catrina Doxsee, investigadora del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, predice que el modelo que desarrolló Prigozhin —utilizar una organización paralela para promover intereses comerciales e internacionales— continuará de alguna forma en Rusia.
Es probable que Putin también se asegure de que cualquier actividad futura de organizaciones similares evite el tipo de hostilidad hacia el liderazgo militar de Rusia que ha fomentado Prigozhin.
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