Ante la desaceleración del mercado inmobiliario, China está acelerando su transición hacia industrias estratégicas como los vehículos eléctricos, la robótica y los semiconductores. Esto se considera un paso importante para impulsar el crecimiento económico del país, con el objetivo de convertirse en un país de altos ingresos.
Según Oilprice.com, en un contexto de mercado inmobiliario en declive, China está implementando una sólida estrategia de transformación, centrando su desarrollo económico en nuevas industrias clave como los vehículos eléctricos, la robótica y los semiconductores. Esta estrategia se considera un paso importante para que el país pase de ser una economía de ingresos medios a una de ingresos altos.
Sharukh Malik, director de la Fundación Guinness para la Gran China, afirmó que, en su apogeo, el sector inmobiliario representó entre el 20 % y el 30 % del PIB de China. Sin embargo, esa cifra ha disminuido significativamente, lo que ha tenido un impacto significativo en la economía. Ante esta situación, el gobierno chino ha implementado ajustes en sus políticas, lo que ha contribuido a que el mercado inmobiliario mostrara signos positivos de recuperación el otoño pasado.
Sin embargo, la flexibilización de las políticas solo ha liberado parcialmente la demanda acumulada, pero no ha logrado mantener el impulso del crecimiento, ya que la confianza del consumidor sigue siendo débil, según Xin-Yao Ng, codirector del Asia Focus Trust de Abrdn. De hecho, muchas ciudades, especialmente las de menor nivel, han vuelto a registrar un crecimiento negativo recientemente.
Ante esta situación, el gobierno chino está redirigiendo una gran cantidad de crédito del sector inmobiliario a nuevas industrias. El experto Malik analizó: «El PIB per cápita de China se sitúa actualmente en 12.000 dólares. Para aumentar esta cifra a 30.000 dólares, China no puede depender del sector inmobiliario ni de sectores tradicionales como los videojuegos o el comercio electrónico, sino que debe centrarse en nuevas industrias clave».
Por su parte, Qian Zhang, especialista en inversiones de Baillie Gifford China Growth Trust, afirmó que las empresas chinas se están volviendo más competitivas a escala global. Desde el fabricante de electrodomésticos Midea hasta el fabricante de baterías CATL y el fabricante de coches eléctricos BYD, todas están liderando sus respectivos sectores. En particular, las restricciones occidentales a los semiconductores han impulsado la colaboración entre empresas nacionales, contribuyendo a la creación de nuevos líderes en la industria.
En términos del mercado de valores, después de tres años de caída, las acciones chinas han tenido una recuperación positiva en 2024, superando a la mayoría de los demás mercados emergentes.
Los expertos se muestran bastante optimistas ante el desafío que plantea la nueva política arancelaria estadounidense. Si bien el presidente estadounidense, Donald Trump, ha anunciado un arancel del 10 % sobre todos los productos procedentes de China, el experto Malik cree que podría tratarse simplemente de una táctica de negociación. Comentó: «Si los aranceles se aplican con fuerza, afectará gravemente a los consumidores estadounidenses. Además, el debilitamiento de la economía china tendrá un enorme impacto negativo en el crecimiento mundial».
Muchas empresas chinas se han estado preparando para este escenario durante años, trasladando fábricas y operaciones fuera de China. De hecho, a pesar de la guerra comercial inicial en 2018, el mercado chino mantuvo su impulso de crecimiento hasta mediados de 2021, cuando las políticas relacionadas con la pandemia de COVID-19 y el endurecimiento de la gestión comenzaron a afectar negativamente la confianza de los inversores.
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