El Comité de los Derechos del Niño de la ONU insta a los países a abordar urgentemente la amenaza que supone el cambio climático para los derechos de los niños.
El cambio climático es un problema real que afecta a nuestro planeta de diversas maneras. Los niños, la generación del futuro, son los más afectados por los desastres climáticos y ambientales. Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), los niños son más vulnerables a los impactos del cambio climático en la salud porque se encuentran en una etapa de desarrollo físico que los hace más sensibles a los riesgos relacionados con el clima, como los cambios de temperatura y la mala calidad del aire. [caption id="attachment_602584" align="alignnone" width="768"]
Protegiendo los derechos de los niños de los impactos del cambio climático. (FOTO: PHYS.ORG)[/caption] Los niños respiran más rápido, pasan más tiempo al aire libre y beben el doble de agua que los adultos, lo que los hace más vulnerables a la contaminación y los fenómenos meteorológicos extremos. También pueden sufrir angustia emocional cuando se exponen a fenómenos meteorológicos extremos como grandes incendios, tormentas e inundaciones, que pueden afectar su salud mental y, debido a su dependencia de los adultos, pueden poner en peligro su vida sin el apoyo de estos. A finales de agosto, el Comité afirmó por primera vez explícitamente el derecho de los niños a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible, y proporcionó una interpretación integral de las obligaciones de los Estados Partes de implementar la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. Establecida en 1989 y ratificada por 196 países, la convención describe los derechos universales de los niños, como el derecho a la vida, el desarrollo y la salud. Las Recomendaciones Generales brindan orientación legal sobre lo que significan estos derechos para un tema o área de derecho en particular. Se ha publicado la “Recomendación General n.º 26 sobre los derechos del niño y el medio ambiente, con especial atención al cambio climático”, que aborda explícitamente la emergencia climática, el colapso de la biodiversidad y la contaminación generalizada, y describe medidas para proteger la vida de los niños. Con la Recomendación General n.º 26, el Comité no solo amplifica las voces de los niños, sino que también identifica claramente los derechos de los niños relacionados con el medio ambiente que los Estados Partes deben respetar, proteger y garantizar colectivamente y con urgencia. Esta recomendación enfatiza que los Estados pueden ser considerados responsables no solo de los daños ambientales que ocurren dentro de sus fronteras, sino también de los impactos ambientales y del cambio climático que ocurren más allá de ellas. Los gobiernos tienen la obligación de respetar, proteger y garantizar los derechos de los niños. La recomendación establece que los “impactos adversos del cambio climático” en el disfrute de los derechos de los niños “generan obligaciones para los Estados de adoptar medidas para protegerlos”. Se presta especial atención al daño desproporcionado que sufren los niños en circunstancias desfavorecidas. En septiembre, el Comité emitió nuevas directrices para los gobiernos sobre la protección de los derechos de la infancia ante el cambio climático y otras crisis ambientales. Desde la grave contaminación en Zambia y el reciclaje de plásticos tóxicos en Turquía hasta el aumento del nivel del mar que afecta los medios de vida en Panamá y el aumento de las temperaturas que reduce el suministro de alimentos en Canadá, las crisis ambientales plantean enormes riesgos para la infancia en todo el mundo. Los niños de comunidades pobres y marginadas corren un riesgo aún mayor. [caption id="attachment_602605" align="alignnone" width="768"]
Los niños se enfrentan a múltiples riesgos derivados del cambio climático. (Ilustración: Getty Images)[/caption] La guía conjunta del Comité es el resultado de consultas con más de 16.000 niños de 121 países, gobiernos y grupos ambientales y de derechos humanos, incluyendo Human Rights Watch. Ofrece una nueva interpretación de las obligaciones de los Estados en virtud de la Convención sobre los Derechos del Niño para defender los derechos de los niños afectados por el cambio climático y otras crisis ambientales. El Comité enfatiza que “la emergencia climática, el colapso de la biodiversidad y la contaminación generalizada representan una amenaza urgente y sistémica para los derechos de los niños a nivel mundial”. La Comisión insta a los gobiernos a tomar medidas que incluyan exigirles responsabilidades no solo por proteger a los niños del daño inmediato, sino también por las amenazas ambientales previsibles derivadas de las acciones o la inacción del gobierno. Los Estados deben garantizar que las empresas reduzcan rápidamente sus emisiones y exigirles que evalúen los riesgos reales y potenciales para los derechos de los niños, y recuerda a los gobiernos que “retrasar la eliminación gradual de los combustibles fósiles resultará en un mayor daño previsible para los derechos de los niños”. El cambio climático está impactando no solo el medio ambiente y la economía , sino también la vida y el desarrollo de los niños de todo el mundo. El cambio climático plantea desafíos significativos para la infancia. Puede provocar desastres naturales, como inundaciones, agotamiento de recursos y aumento de las temperaturas. Estos impactos pueden privar a los niños de sus hogares, familias y oportunidades educativas, especialmente en zonas pobres. Además, el cambio climático también provoca un aumento de enfermedades y un deterioro de la calidad del aire, lo que afecta negativamente la resistencia y la salud de los niños. Psicológicamente, los niños también enfrentan estrés y ansiedad debido a un futuro incierto. También pueden ser testigos de cambios ambientales alarmantes, la pérdida de familias y dificultades para acceder a la educación y los servicios básicos. Todo esto puede tener impactos negativos en el desarrollo físico y mental de los niños. Por lo tanto, proteger los derechos de la infancia no es solo un deber moral, sino también una responsabilidad ineludible para afrontar el cambio climático. Necesitamos tomar medidas concretas para garantizar que los niños estén protegidos de los impactos negativos del cambio climático y tengan la oportunidad de desarrollarse integralmente. Vi Minh
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