Tras años de sequía y el aumento de las temperaturas, Uruguay se vuelve cada día más seco. A principios de esta semana, el presidente Luis Lacalle Pou declaró el estado de emergencia hídrica en el área metropolitana, ya que los residentes de la capital, Montevideo, enfrentaban una grave escasez de agua, según CNN.
Esta es una dura realidad para este país sudamericano relativamente rico, que desde hace tiempo define el acceso al agua como un derecho humano . También es una señal de alerta sobre la vulnerabilidad del país a las sequías, que se volverán más frecuentes e intensas a medida que se acelera el cambio climático.
Beber agua salada
El impacto de la sequía en Uruguay es evidente, según CNN. Canelón Grande, un embalse vital que normalmente abastece de agua a más de un millón de habitantes de Montevideo, se ha convertido en un pantano por el que ahora los habitantes pueden caminar.
Bajos niveles de agua en el embalse de Canelón Grande el 13 de marzo.
Otro embalse, Paso Severino, que normalmente abastece al 60% de la población del país, ha visto sus niveles de agua descender a mínimos históricos. Según medios locales, el lago podría secarse por completo a principios de julio.
Para hacer frente a la grave escasez de agua, las autoridades se han visto obligadas a tomar una serie de medidas drásticas.
Desde hace semanas, la empresa pública de agua, OSE, está mezclando agua salada del estuario del Río de la Plata con agua dulce del embalse Paso Severino para mantener el suministro, luego de buscar una exención a las regulaciones normales sobre salinidad en el agua potable.
Carlos Santos, miembro de la Comisión Nacional para la Defensa del Agua y la Vida (CNDAV) y profesor de antropología en la Universidad de la República de Uruguay, afirmó que el agua del grifo en Montevideo es prácticamente imbebible por su excesiva salinidad. "Ni siquiera las mascotas la quieren beber", declaró a CNN.
Además del sabor salado, los funcionarios uruguayos dijeron que el agua del grifo también contenía altos niveles de cloruro, sodio y trihalometanos.
La ministra de Salud Pública, Karina Rando, declaró en una conferencia de prensa en mayo que no existía ningún riesgo para la salud de la mayoría de las personas. Sin embargo, recomendó a quienes padecían ciertos problemas de salud, como hipertensión y enfermedad renal, así como a las mujeres embarazadas, limitar o incluso evitar por completo el agua del grifo.
El Ministerio de Salud Pública también ha recomendado a la población no añadir sal a los alimentos para bebés y utilizar agua embotellada para preparar la fórmula infantil.
El presidente Lacalle Pou declaró el 19 de junio que «el suministro de agua está garantizado», pero que el contenido de cloruro y sodio en el agua «sin duda aumentará». Según las normas sanitarias, el agua de esa calidad ya no se consideraría potable.
Las ventas de agua embotellada se han disparado en Montevideo y la vecina provincia de Canelones, registrando un aumento del 224 % en mayo en comparación con el mismo mes del año pasado, según un informe de la firma de investigación Scanntech Uruguay. Esto ha obligado a los grupos minoristas a buscar maneras de satisfacer la demanda y ha provocado un aumento repentino de los residuos plásticos.
Pero muchos residentes de Montevideo y sus alrededores no pueden permitirse el agua embotellada y se ven obligados a seguir bebiendo del grifo, según Santos. Para aliviar la presión financiera, el gobierno ha introducido una exención de impuestos al agua embotellada, una de varias medidas de emergencia relacionadas con el agua.
Cuestiones de derechos humanos
La situación ha conmocionado a los habitantes de uno de los países más ricos de Sudamérica y con una relación especial con el agua.
Uruguay afirma ser el primer país del mundo en convertir el acceso al agua en un derecho fundamental mediante una enmienda constitucional de 2004. La enmienda contó con el apoyo de la oposición política y fue aprobada por más del 60% de los votantes en referéndum.
La capital, Montevideo, ha sido escenario de varias protestas callejeras por el problema del agua en los últimos tiempos. "Hay algo importante que los uruguayos sienten profundamente: su conexión con el agua. La indignación que la gente muestra ahora lo demuestra. No se trata de una protesta contra este gobierno, sino de una exigencia de derechos fundamentales", declaró el Sr. Santos.
La gente protesta por tener que beber agua salada, en Montevideo el 15 de mayo.
Por su parte, el gobierno afirma estar trabajando para abordar el problema. El presidente Lacalle Pou anunció el 19 de junio la construcción de una nueva presa y acueducto en el río San José, que proporcionará un nuevo suministro de agua una vez finalizada la construcción, prevista para dentro de 30 días.
Se ha pedido a los residentes que no laven sus coches ni rieguen sus jardines, y se han desplegado camiones cisterna para entregar agua a lugares vitales como hospitales.
En pleno centro de Montevideo, trabajadores perforaron pozos en el Parque Batlle, conocido como el “pulmón de la ciudad”, para encontrar una fuente de agua alternativa, según medios locales.
Uruguay no es el único país de Latinoamérica que enfrenta sequías. Su vecina Argentina sufre su peor sequía en décadas, lo que está teniendo graves consecuencias para la agricultura.
Los científicos han concluido que la principal causa de las sequías en Uruguay y Argentina no fue la crisis climática. Sin embargo, afirman que el calor extremo inducido por el cambio climático ha exacerbado los efectos.
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