A medida que los destinos populares se masifican, los turistas comienzan a buscar nuevos viajes, descubriendo nuevos valores.
En una hermosa mañana de junio, miles de turistas con entradas que esperaban para entrar al Museo del Louvre en París (Francia) se sintieron extremadamente decepcionados y enfadados cuando el personal se negó a abrir la puerta debido a la gran cantidad de turistas y la falta de personal.
El museo se vio obligado a cerrar durante varias horas mientras la dirección intentaba apaciguar al personal sobrecargado de trabajo, que afirmaba que el hacinamiento desenfrenado había provocado "condiciones de trabajo insoportables".
Estas quejas del personal están bien fundadas, ya que en 2024, más de 8,7 millones de visitantes visitaron el Museo del Louvre, más del doble de la capacidad del museo.
No es la primera vez que el personal del Louvre se pronuncia sobre el exceso de turismo . En 2019, los empleados se declararon en huelga para protestar por la situación.
De hecho, el incidente del Louvre no es la única protesta en respuesta al turismo excesivo.
Los habitantes de Venecia, Italia, también protestaron con tanta vehemencia porque su ciudad fue "secuestrada" para la fastuosa boda del jefe de Amazon, Jeff Bezos, que hubo que cambiar las sedes del festival por temor a una reacción negativa de los lugareños.
En los últimos años, los habitantes de Barcelona, Florencia (Italia), Lisboa (Portugal), Dubrovnik (Croacia), Kioto (Japón) y muchos otros lugares han manifestado su descontento ante la saturación turística de las ciudades.
Es evidente que medidas como los impuestos (en Venecia) o los límites de visitantes (el Louvre limita el acceso a 30.000 personas al día) no han funcionado. De hecho, se prevé que el turismo mundial supere los niveles prepandémicos para 2025 por un margen asombroso.
Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), se estima que en 2024 habrá 1.400 millones de llegadas de turistas internacionales, lo que supone un aumento de 140 millones (equivalente al 11%) en comparación con 2023.
Las tendencias para 2025 sugieren que estas cifras serán superadas. En el primer trimestre de 2025, el mundo registró 300 millones de visitantes internacionales, un aumento del 5 % (o 14 millones de personas) en comparación con el mismo período del año anterior.
Aunque las agencias de turismo y los gobiernos han reconocido el problema, no han logrado encontrar una solución. Las autoridades han implementado controles más estrictos en las entradas para frenar el deterioro de sitios patrimoniales como las cuevas de Altamira en España y Uluru en Australia.
Sin embargo, limitar el número de visitantes no siempre es factible. La solución debe venir de los propios visitantes.
Afortunadamente, eso fue lo que ocurrió. Una tendencia que comenzó hace unos años es que los viajeros abandonan activamente los destinos masificados en favor de alternativas menos conocidas, pero estas requerirán un viaje más largo.
Un cambio más positivo, sostenible y significativo es el turismo experiencial, centrado en barrios poco conocidos, pueblos pequeños, joyas rurales, lugares que permanecen ocultos incluso en la era de la sobreexposición en redes sociales. Esto tiene el potencial no solo de dispersar a los visitantes, sino también de revitalizar comunidades olvidadas.
Los visitantes podrán disfrutar de nuevas actividades como un recorrido nocturno a pie, degustar una variedad de platos en un recorrido patrimonial a pie con desayuno incluido y recolectar setas en un parque durante la temporada de lluvias.
Gracias a su ubicación remota, la señal telefónica inestable y la casi total ausencia de internet, los turistas podrán disfrutar plenamente de sus vacaciones, despertando con el canto de los pájaros y arrullándose con la sinfonía de las cigarras y las ranas. La tranquilidad surge de forma natural, no forzada.
Este tipo de turismo ofrece experiencias más enriquecedoras y pausadas a través de alojamientos en casas de familia, rutas gastronómicas y actividades culturales significativas. Un beneficio evidente es el impulso económico para la población local.
Cuando los visitantes gastan dinero en la comunidad, apoyan la economía local y fortalecen los barrios. Además, esto tiene el potencial de fomentar un sentido de pertenencia y conservación, ya que las partes interesadas reconocen el valor de compartir la historia de su entorno.
Otro beneficio positivo es el impacto del sector turístico en las emisiones de gases de efecto invernadero. Se estima que el turismo representa entre el 8 % y el 11 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, pero según diversas fuentes, las prácticas sostenibles podrían reducir esta cifra entre un 40 % y un 60 %.
Elegir el turismo experiencial no es aceptar una opción inferior. Al contrario, es la solución más radical y eficaz para resolver graves problemas del turismo mundial como la contaminación ambiental, la erosión cultural y el malestar social.
Fuente: https://www.vietnamplus.vn/xu-huong-du-lich-hien-dai-trai-nghiem-kham-pha-nhung-vung-dat-bi-bo-quen-post1054049.vnp






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