
Los héroes silenciosos
En medio del torbellino del río Thu Bon, Dao Dang Cong Trung, natural de Hoi An, y sus amigos Pham Hung Vi, Cao Hoang Phi, Nhan y Si se lanzaron a las aguas turbulentas para rescatar a la gente. Gracias a su experiencia en el agua, utilizaron canoas, botes personales e incluso motos acuáticas prestadas por amigos para llegar a zonas residenciales aisladas.
Durante cinco días, el grupo rescató a 23 personas en estado crítico, entre ellas muchas mujeres y niños. Además, coordinaron con filántropos el transporte de más de cinco toneladas de ayuda humanitaria a comunas que habían permanecido aisladas durante varios días, como Cam Kim, Thanh Ha, Cam Nam y Duy Vinh.
“El teléfono no paraba de sonar, en algunos lugares el agua llegaba hasta el techo, solo las linternas parpadeaban. No le dimos mucha importancia, solo sabíamos que nuestra gente estaba en una situación desesperada”, relató Trung.
El rescate en inundaciones requiere no solo corazón, sino también experiencia, habilidades y coraje. Las labores de rescate se llevan a cabo en condiciones extremas: corrientes rápidas, olas gigantescas y embarcaciones que chocan constantemente contra obstáculos.
A veces, el motor de la canoa se averiaba en medio del río y tenían que arreglarlo ellos mismos bajo la lluvia y el viento. Comían bocadillos a toda prisa y dormían a ratos entre el sonido del agua corriendo.
“Cada vez que cruzamos el río es un desafío. Pero gracias a Dios, siempre llegamos a casa sanos y salvos. Porque sobre nosotros está la tormenta, bajo la barca el agua embravecida, pero en nuestros corazones hay amor humano”, confesó Trung.
Después de días de vagar en las aguas turbulentas, regresaron con pérdidas: barcos destrozados, heridos, exhaustos... pero trajeron consigo algo invaluable: el espíritu de compatriotas, la solidaridad entre las personas en tiempos difíciles.
La humanidad en la adversidad
Al mismo tiempo, en Da Nang y las zonas inundadas vecinas, cientos de grupos de voluntarios, organizaciones y personas espontáneas también unieron fuerzas para actuar en las zonas afectadas por las inundaciones.
En Hoi An, el grupo "Nong Nan Ha Noi " —un grupo de hanoianos que viven aquí— recaudó en tan solo 72 horas más de 440 millones de VND, organizó más de mil paquetes de ayuda que incluían arroz, agua, fideos, medicinas, chalecos salvavidas y los entregó a zonas que habían estado aisladas durante muchos días, como Thanh Ha, Cam Kim, Duy Vinh, Nong Son y Dai Loc.

“La primera noche que subió el agua, el grupo se reunió para discutir un plan y asignó tareas a cada persona: alguien para recoger los bienes, alguien para transportarlos, alguien para contactar a las autoridades”, dijo Nguyen Ngoc Linh, representante del grupo.
Lo que resultó aún más conmovedor fue que dos turistas extranjeros que presenciaron las dificultades de la gente para hacer frente a la inundación también se ofrecieron como voluntarios para unirse al grupo, ayudando a empacar los bienes y donando 10 millones de VND adicionales.
Además de proporcionar ayuda humanitaria de emergencia, con los fondos recaudados, el grupo ha planeado brindar apoyo en tres fases: rescate de personas y ayuda contra la hambruna, recuperación de vidas y reconstrucción de medios de subsistencia, ayudando a los hogares gravemente dañados a reanudar la producción.
“Una parte del dinero se enviará a las zonas afectadas por las inundaciones con artículos de primera necesidad como alimentos, medicinas y dinero en efectivo. Se espera que el resto se utilice para comprar medicamentos para tratar las enfermedades causadas por las inundaciones y proporcionar ayuda económica a las familias que han sufrido grandes daños para que puedan reconstruir sus vidas”, dijo un representante del grupo “Nong Nan Ha Noi”.
Durante los días de inundaciones que azotaron la ciudad, se observaron innumerables actos de bondad por doquier. Desde las calles inundadas hasta las zonas rurales aisladas, la gente, las autoridades y las organizaciones de voluntarios aunaron esfuerzos.
Miles de miembros de la unión juvenil de Da Nang también unieron fuerzas con el pueblo y el gobierno para limpiar escuelas, centros culturales y apoyar la reparación de viviendas para familias pobres con el sencillo lema: "Donde baja el agua, limpiamos".
Un grupo de más de 30 mecánicos, equipados con herramientas, aceite y repuestos, recorrieron las zonas inundadas para reparar gratuitamente los coches de los damnificados. Trabajaron de sol a sol, limpiando cada vehículo, lo que representó un sustento vital para la población tras la inundación.
En la comuna de Tra Doc, donde seis aldeas quedaron aisladas durante muchos días, las autoridades tuvieron que utilizar pequeñas embarcaciones para cruzar las corrientes de agua y llevar sacos de arroz, cajas de fideos y botellas de agua a la población.
Miles de personas, desde ancianos hasta niños, formaron largas filas para pasarse los productos entre sí bajo la lluvia y el viento. Estas sencillas acciones son una vívida expresión de la fortaleza de la comunidad, de la compasión y del compromiso de no dejar a nadie atrás.
Ante cada tormenta e inundación, el pueblo vietnamita jamás se ha quedado de brazos cruzados. Primero se salvaron a sí mismos y luego unieron fuerzas para salvar a los demás. Desde pescadores que reman en botes buscando personas atrapadas, hasta sindicalistas que limpian escuelas o grupos de voluntarios que recolectan paquetes de fideos instantáneos, todos comparten la misma esencia: la bondad.
En la región central todavía se dice: "Cuando pasa la inundación, la tierra vuelve a florecer", porque después de cada inundación llega una época de florecimiento del amor y la fe renace en los corazones de las personas.
Fuente: https://baodanang.vn/suc-manh-cong-dong-qua-bao-lu-3309579.html






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