En la Escuela Lomonosov, se anima a los estudiantes a donar, pero con un límite de 30.000 VND. Se trata de una estrategia sutil y sensible, que respeta las circunstancias de cada estudiante, evita presiones y no discrimina por su situación económica .
A los niños desfavorecidos se les sigue mostrando comprensión y se les anima a participar con todo el corazón, no en función de un número específico.
Por el contrario, en la escuela Le Quy Don, los estudiantes reciben certificados de mérito si contribuyen con 100.000 VND o más, mientras que aquellos que contribuyen menos solo recibirán una carta de reconocimiento de su maestro de aula.
Esto crea inadvertidamente una disparidad en el reconocimiento de las contribuciones, lo que fácilmente lleva a que los estudiantes de orígenes más privilegiados sean valorados más.
También puede generar sentimientos de comparación o incompetencia cuando no se cumplen los estándares, creando una brecha en el espíritu de participación.
Representantes del periódico Nong Thon Ngay Nay/Dan Viet entregan regalos a los estudiantes. Foto: Van Ngoc.
La pregunta es: ¿Cómo podemos animar a los estudiantes a hacer buenas obras sin presión ni comparación? ¿Cómo podemos garantizar que cada estudiante tenga la oportunidad de contribuir sin discriminación?
Ante todo, es importante enfatizar que la caridad no es una carrera por el número de personas. El verdadero valor reside en el espíritu y la compasión. Las escuelas pueden crear un entorno donde cada contribución, por pequeña que sea, sea reconocida y apreciada.
En lugar de simplemente otorgar certificados por grandes sumas de dinero, anime a los niños a participar mediante otras acciones, como escribir cartas motivacionales, dibujar u organizar sesiones para compartir el significado del voluntariado. Lo importante es educarlos sobre el espíritu de apoyo mutuo y enfatizar que toda contribución, ya sea emocional, de tiempo o material, es valiosa.
En segundo lugar, el enfoque debe ser flexible y adaptarse a las circunstancias de cada estudiante. En lugar de imponer una cantidad específica de contribución, la escuela puede animar a los estudiantes a contribuir según sus posibilidades. Los estudiantes también pueden participar con acciones pequeñas pero prácticas, como ahorrar el dinero del desayuno o donar artículos usados a las personas en las zonas afectadas por las inundaciones.
En definitiva, el reconocimiento no debería basarse en la cantidad de donaciones. Un certificado de mérito, unas palabras de aliento o una ceremonia en honor a todos los estudiantes participantes pueden ser motivadores sin que se sientan comparados con los demás.
Lo más importante es inspirar en los niños un espíritu de voluntariado y empatía, más que competencia financiera.
El autor de este artículo es el periodista Nguyen Cong Khanh. Foto: DV
Las referencias a varios países muestran que a menudo se alienta a los estudiantes a participar en trabajos voluntarios mediante una combinación de recompensas y estrategias de motivación intrínseca.
Por ejemplo, algunos países como Canadá y Estados Unidos incorporan el voluntariado en sus planes de estudio, exigiendo a los estudiantes que completen un cierto número de horas de voluntariado antes de graduarse. Estas horas suelen contar para obtener créditos académicos o pueden ayudar a mejorar sus solicitudes de ingreso a la universidad.
En muchos países europeos, como España y Alemania, el voluntariado está vinculado a programas de participación comunitaria, donde los estudiantes reciben certificados de participación o reconocimientos especiales que pueden mejorar sus currículums.
Las escuelas en estas zonas también enfatizan el valor intrínseco del voluntariado, fomentando el sentido de responsabilidad cívica y la contribución social desde una edad temprana. Además, algunas escuelas reconocen públicamente, otorgan premios y becas a los estudiantes que participan regularmente en actividades benéficas.
En los Países Bajos, se anima a los estudiantes a través de reconocimientos formales (como premios o menciones en el boletín escolar) y reconocimientos informales (como recibir cartas de agradecimiento de organizaciones locales).
Esta combinación de reconocimiento formal e informal ayuda a los estudiantes a sentirse valorados por sus contribuciones y al mismo tiempo fomenta un compromiso duradero con el servicio comunitario.
Al centrarse tanto en las recompensas intrínsecas como en las extrínsecas, estas estrategias fomentan la participación a largo plazo en el voluntariado en lugar de verlo como una actividad única.
En un país con una tradición de apoyo mutuo y solidaridad, fomentar el espíritu de ayuda entre las generaciones más jóvenes es crucial. Sin embargo, es necesario animarles con habilidad, para que comprendan que el verdadero significado del voluntariado no reside en el dinero, sino en el corazón.
Bajo la bandera nacional, incluso las acciones más simples pueden iluminar el futuro.
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Fuente: https://danviet.vn/30000-dong-100000-dong-va-thong-diep-cua-trai-tim-20240925141608584.htm






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