El magnesio es un mineral que a menudo se pasa por alto y que es esencial para una variedad de funciones corporales y es especialmente importante en invierno.
El magnesio es esencial para muchas funciones corporales, como la función muscular y nerviosa, el mantenimiento de un ritmo cardíaco estable, el apoyo al sistema inmunitario y el fortalecimiento óseo. Este mineral también contribuye a la producción de energía, ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre y promueve un mejor sueño y un mejor estado de ánimo.
En invierno, el magnesio puede mejorar tu salud al reducir la inflamación, fortalecer el sistema inmunitario para combatir enfermedades estacionales como los trastornos del estado de ánimo y el trastorno afectivo estacional (TAE) y mejorar la calidad del sueño. Asegurarte de consumir suficiente magnesio te ayuda a mantenerte resiliente y con energía durante los meses más fríos.
El magnesio puede ayudar a combatir la depresión, que es más probable que ocurra durante el invierno (depresión estacional).
Estas son las razones por las que el cuerpo necesita más magnesio en invierno:
1. El magnesio es importante para reducir el estrés y la ansiedad.
Los días más cortos y la menor cantidad de luz solar en invierno pueden provocar trastorno afectivo estacional (TAE), un tipo de depresión. El magnesio interviene en la producción de serotonina, un neurotransmisor a menudo llamado la «hormona de la felicidad» que ayuda a regular el estado de ánimo.
Los niveles bajos de energía son comunes en invierno. El magnesio ayuda a convertir los alimentos en energía al contribuir a la producción de ATP (trifosfato de adenosina). Sin suficiente magnesio, el cuerpo es propenso a la fatiga y la debilidad. El magnesio contribuye a equilibrar los niveles de cortisol (la hormona del estrés), lo que lo convierte en un potente aliado para controlar los cambios de humor y la ansiedad invernales.
Asegurarse de obtener suficiente magnesio puede ayudar a estabilizar su estado de ánimo y mejorar la salud mental general durante los meses menos luminosos del invierno.
2. El magnesio puede proteger al cuerpo de las enfermedades invernales.
El magnesio es esencial para un sistema inmunológico fuerte, ayudando a los glóbulos blancos a funcionar de manera efectiva, combatiendo infecciones y ayudando a producir anticuerpos, ingredientes clave en la lucha contra los patógenos.
Durante el invierno, cuando los resfriados, la gripe y otras infecciones respiratorias son más comunes, tener suficiente magnesio ayuda al cuerpo a combatir los patógenos y reduce el riesgo de enfermedades.
La deficiencia de magnesio debilita la respuesta inmunitaria del cuerpo, haciéndolo susceptible a enfermedades. Priorizar alimentos o suplementos ricos en magnesio puede ayudar a fortalecer las defensas inmunitarias.
3. El magnesio es importante para la salud del corazón en invierno.
Las temperaturas más frías del invierno provocan la constricción de los vasos sanguíneos, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares como ataques cardíacos, presión arterial alta... El magnesio ayuda a dilatar los vasos sanguíneos, aumentando así la circulación sanguínea, ayudando a regular la presión arterial y favoreciendo un ritmo cardíaco saludable.
Una ingesta elevada de magnesio es especialmente importante para las personas con problemas cardíacos.
Complementar con alimentos ricos en magnesio aporta al organismo suficiente cantidad de este mineral.
4. El magnesio puede ayudarte a dormir mejor en invierno.
La reducción de la luz natural en invierno puede alterar los ritmos circadianos del cuerpo, dificultando conciliar el sueño o incluso permanecer dormido. El magnesio interviene en la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño; calma el sistema nervioso, facilitando la relajación al final del día y el sueño.
5. La suplementación con magnesio es buena para los músculos y los huesos.
El frío puede provocar contracturas y rigidez muscular, lo que provoca calambres y rigidez. El magnesio ayuda a relajar los músculos y favorece el buen funcionamiento del sistema nervioso. Consumir alimentos como verduras de hoja verde, legumbres y frutos secos ayuda a mantener los huesos fuertes y reduce el riesgo de osteoporosis y fracturas.
La salud ósea también puede verse más afectada en invierno debido a la reducción de la actividad física y la deficiencia de vitamina D (debido a la menor exposición a la luz solar). El magnesio favorece la absorción del calcio, lo que contribuye a mantener la densidad ósea. Consumir alimentos ricos en magnesio, como las semillas de calabaza y el pescado, puede ayudar a prevenir los espasmos musculares y a mantener la movilidad muscular durante las actividades invernales.
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Fuente: https://giadinh.suckhoedoisong.vn/5-ly-do-tai-sao-mua-dong-co-the-can-nhieu-magie-hon-17224123121455548.htm
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