La India se encuentra en una situación de "dos frentes": Cachemira es como una bomba de tiempo.
La crisis de Cachemira ha dejado a la India en el dilema de tener que luchar contra el terrorismo en sus fronteras y lidiar con la relación cada vez más estrecha entre Pakistán y China.
Báo Khoa học và Đời sống•15/05/2025
Después del ataque terrorista del 22 de abril en Pahalgam que mató a muchos civiles, India lanzó la Operación Sindoor, lo que marca un cambio significativo en su enfoque de lucha contra el terrorismo.
El ejército indio ya no se limita a los campos de entrenamiento en las zonas controladas por Pakistán (PoK), sino que también ha atacado objetivos cerca de bases militares en territorio paquistaní.
El contraataque de Islamabad del 7 de mayo agravó aún más la situación, especialmente cuando Pakistán acusó a los misiles indios de alcanzar tres bases aéreas nacionales el 10 de mayo.
En ese contexto, China –un aliado cercano de Pakistán– comenzó a mostrar su papel cada vez más activo. Beijing no sólo suministra armas como cazas JF-17 y J-10 y sistemas de defensa aérea HQ-9P a Islamabad, sino que también se comunica activamente en defensa de Pakistán y duda de la respuesta de la India. Los medios de comunicación chinos calificaron el ataque terrorista en Pahalgam simplemente como un “incidente en el área controlada por la India”, rechazando indirectamente el elemento terrorista y negando el papel de Pakistán.
La postura de Beijing refleja tres estrategias: 1) Apoyar la posición de Pakistán: bajo el pretexto de la “paz regional”, China está legitimando el argumento de Islamabad, socavando así la legitimidad de la respuesta de Nueva Delhi.
En segundo lugar, mostrar intención de mediar: Pekín ofrece mediar entre las dos partes, pero carece de un compromiso real. Los asesores de seguridad nacional de los BRICS reunidos en Río el 30 de abril no mencionaron las tensiones entre India y Pakistán, sugiriendo que la oferta era meramente simbólica y que apuntaba a internacionalizar el tema, como deseaba Pakistán.
En tercer lugar, hay que mantener los conflictos en un perfil bajo: China no quiere que estalle una guerra a gran escala, algo que podría amenazar intereses económicos como el proyecto del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC). Pero también están contentos si India tiene que distribuir sus fuerzas entre dos frentes: Pakistán en el oeste y China en el norte y el este.
De hecho, el hecho de que las fronteras con China (LAC) y Pakistán (LoC) se hayan vuelto "calientes" ha empujado al ejército indio a un estado de tensión sin precedentes. Aunque ambas partes han completado su retirada de los puntos de fricción en la LAC para fines de 2024, todavía hay una gran presencia de tropas y armas pesadas (China mantiene allí entre 50.000 y 60.000 soldados).
Mientras tanto, la India sigue dependiendo en gran medida de armas importadas de Occidente y Rusia, lo que convierte en un serio desafío mantener la capacidad de responder simultáneamente en ambos frentes. Si el conflicto con Pakistán se prolonga, la India necesitará más recursos para mantener su fuerza en proporción al equipamiento que China proporciona a Pakistán.
Además, Nueva Delhi también debe refutar proactivamente la retórica de Beijing en el ámbito internacional, afirmar su derecho legítimo a enfrentar el terrorismo y rechazar cualquier intento de distorsionar la verdad.
La pregunta es: ¿Está China alentando secretamente a Pakistán a intensificar sus actividades? ¿O están ejerciendo presión en la LAC para desviar los recursos de la India?
En ese contexto, la estrategia a largo plazo de la India debe incluir la autosuficiencia en defensa, una diplomacia reforzada y una mayor vigilancia contra cualquier intento de manipulación estratégica por parte de Beijing.
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