AN NHIEN (Según Daily Mail, MedicalXpress)
Se ha demostrado desde hace tiempo que los alimentos con un alto contenido en azúcar aumentan muchos riesgos para la salud, como el sobrepeso, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares... Recientemente, científicos chinos han descubierto que cuanto más azúcar añadido se consume en los alimentos procesados (como galletas, pasteles y refrescos), mayor es el riesgo de desarrollar cálculos renales.
Consumir mucho azúcar procedente de alimentos procesados es perjudicial para el organismo de muchas maneras.
Se sabe que los cálculos renales afectan entre el 7% y el 15% de la población en Norteamérica, entre el 5% y el 9% en Europa y entre el 1% y el 5% en Asia. Los cálculos renales son causados por productos de desecho en la sangre que forman cristales. Con el tiempo, los cristales pueden acumularse y formar cálculos duros en los riñones, causando dolor intenso e infección renal si no se tratan adecuadamente. Los síntomas comunes de los cálculos renales incluyen dolor intenso, náuseas, vómitos, fiebre, escalofríos y sangre en la orina. Los cálculos renales no solo reducen la calidad de vida del paciente, sino que a largo plazo también pueden provocar infección, inflamación renal (debido a retención de líquidos), insuficiencia renal y enfermedad renal terminal. Los factores de riesgo para desarrollar cálculos renales incluyen obesidad, diarrea crónica, deshidratación, enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes o gota.
En un nuevo estudio publicado en Frontiers in Nutrition, investigadores del Primer Hospital Afiliado de la Universidad Médica del Norte de Sichuan analizaron datos de 28.300 personas mayores de 20 años, el 10 % de las cuales tenía antecedentes de cálculos renales, durante un período de 11 años. Los participantes informaron sobre su estado de salud, sus hábitos de vida, incluida la dieta, y se sometieron a exámenes físicos según fuera necesario.
Mediante múltiples entrevistas personales y telefónicas, los investigadores estimaron la ingesta diaria de azúcar añadido de cada participante en función de su consumo de alimentos y bebidas. Por ejemplo, se les preguntó específicamente si habían consumido jarabe, miel, dextrosa, fructosa o azúcar puro en las últimas 24 horas. Además, se evaluó a cada participante según el Índice de Alimentación Saludable (HEI-2015), una puntuación resumida de la dieta diaria basada en dos aspectos principales: una ingesta adecuada de alimentos saludables (como frutas, verduras y cereales integrales) y una ingesta limitada de alimentos poco saludables (como cereales refinados, sal y grasas saturadas).
Tras considerar otros factores de riesgo para el desarrollo de cálculos renales (como sexo, edad, índice de masa corporal, tabaquismo o diabetes), los investigadores descubrieron que la proporción de la ingesta energética procedente de azúcares añadidos se asociaba de forma sólida y constante con el riesgo de cálculos renales. Los participantes cuyo consumo de azúcares añadidos se encontraba en el quintil más alto de consumo de azúcar presentaron un 39 % más de riesgo de desarrollar cálculos renales durante el período del estudio. De igual forma, quienes consumieron más de una cuarta parte de su ingesta energética diaria total procedente de azúcares añadidos presentaron un 88 % más de riesgo de desarrollar cálculos renales en comparación con quienes consumieron menos del 5 % de su ingesta energética total procedente de azúcares añadidos.
Si bien aún no se conoce con certeza el mecanismo exacto por el cual el consumo elevado de azúcares añadidos aumenta el riesgo de desarrollar cálculos renales, la Dra. Shan Yin, investigadora principal, afirmó que este es el primer estudio que demuestra dicha relación. Los resultados también sugieren que limitar la cantidad de azúcares añadidos en los alimentos puede ayudar a prevenir el riesgo de cálculos renales.
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